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Marianne, la mujer revolucionaria y guerrera tras el logo de los Juegos Olímpicos 2024

Suele ser una mujer la que simboliza la libertad. La estatua estadounidense es el mayor ejemplo de ello, así como la icónica figura que retrató Eugène Delacroix en 1830, y que ha llegado hasta hoy como un icono de la Revolución Francesa. En "La libertad guiando al pueblo", el artista retrató el famoso lema de "Libertad, igualdad, fraternidad", y a través de una mujer clave: Marianne. Se trata de una figura alegórica, una personificación de los símbolos nacionales de la República Francesa. Encarna la patria, representa la permanencia de valores republicanos, así como los de los ciudadanos. Es todo un emblema en Francia, y por ello tenía que ser ella y no otra figura la que se alzara como logotipo para los Juegos Olímpicos de 2024. Esta competición se llevará a cabo en París entre el 26 de julio y el 11 de agosto, y lo hace con un símbolo que mezcla, según la organización de los Juegos, "la medalla de oro, la llama olímpica y el rostro de Marianne, un apreciado símbolo de la revolución y del pueblo francés".

Bajo la frecuente apariencia de una mujer con gorro frigio, Marianne cuenta con unos orígenes inciertos, así como con variadas representaciones artísticas. No solo de la mano de Delacroix, sino también de Honoré Daumier, como la madre que cuida a Rómulo y Remo, o por el escultor François Rude, como una guerrera sobre el Arco del Triunfo. Su nombre tiene algo que ver con España, pues deriva del jesuita español Juan de Mariana, filósofo que recorrió Europa difundiendo su pensamiento, estando también en París como profesor entre 1569 y 1574. Fueron tanto su nombre como su pensamiento lo que inspiraron a los franceses, y por ello reapareció durante la Revolución Francesa como un concepto que se refería a los revolucionarios representantes del pueblo.

Se adoptó el nombre de Mariana para simbolizar el cambio de régimen, y ante todo para designar el concepto de la "madre patria", como aquella que protege a sus hijos y a la república. Una mujer, por tanto, que ha pasado a la historia como una fogosa, patriota, guerrera, revolucionaria, pacífica y protectora. Y a la que a lo largo de la historia se le han atribuido más rasgos, en concreto de modelos o bellas desconocidas, como es el caso de Brigitte Bardot: un busto de Marianne adoptó sus rasgos en 1970, así como de Catherine Deneuve en 1985 o Laetitia Casta en el 2000.

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