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Las limitaciones de la Guardia Civil permiten que las narcolanchas actúen sin control en Almería

Abc.es 
Ni una, ni dos, ni tres veces. La presencia de narcolanchas en la costa de Almería, especialmente en el litoral del parque natural Cabo de Gata-Níjar se ha convertido en algo habitual. Durante todo 2024 han sido numerosas las denuncias de usuarios a través de redes sociales sobre el avistamiento de este tipo de embarcaciones que buscan refugio cuando hay temporal. El episodio más reciente se ha detectado el 20 de noviembre en el paraje conocido como Punta Polacra en Níjar. La Asociación Profesional Justicia para la Guardia Civil (Jucil) ha denunciado nuevamente la alarmante situación que se vive en las costas andaluzas tras este incidente. Según la asociación, una patrullera de la Guardia Civil, la Río Guadiana, intentó identificar a los ocupantes de nada menos que un total de once narcolanchas que se habían refugiado del temporal, tal como pudieron observar numerosos testigos desde la costa. Sin embargo, las limitaciones técnicas de la embarcación impidieron que pudiera responder con eficacia, permitiendo que las mafias escaparan con total impunidad, incluso tras caer al agua dos tripulantes de una de las embarcaciones ilegales. La patrullera Río Guadiana se encuentra en servicio, pero con restricciones operativas debido al desgaste por uso intensivo y falta de mantenimiento adecuado. «Jucil ha denunciado una y otra vez la falta de medios y de personal de la Guardia Civil y cómo este hecho fortalece a las mafias del narcotráfico que actúan desde hace años en esta zona. La realidad es evidente: nuestras embarcaciones están desfasadas, son lentas y no pueden hacer frente a las narcolanchas modernas, rápidas y bien equipadas que emplean las mafias», afirma el portavoz de Jucil, Agustín Leal. La asociación profesional que defiende los intereses laborales de los guardias civiles subraya que este incidente refleja la debilidad estructural del dispositivo de vigilancia marítima en Andalucía, pese a la importancia estratégica de sus cerca de mil kilómetros de costa. Esta misma semana, y tras la alerta de Jucil de que sólo siete de las 19 embarcaciones de Andalucía se encontraban operativas, el Ministerio del Interior aseguró que no había motivos de alarma. «La situación real contradice estas declaraciones. Embarcaciones como la Río Irati en Cádiz están fuera de servicio por daños graves, mientras que la Río Guadiana en Almería tiene restricciones operativas que limitan su capacidad para enfrentarse a las mafias que operan en la zona», señala Jucil. La asociación advierte de que incidentes como el de Cabo de Gata, donde los guardias civiles fueron incapaces de evitar la huida de las narcolanchas , demuestra cómo las mafias actúan cada vez con mayor descaro, conscientes de que las fuerzas de seguridad carecen de los medios necesarios para enfrentarlas. Jucil a través de un comunicado revela que meses después del asesinato de dos guardias civiles en Barbate por parte de narcotraficantes, « la situación en las costas andaluzas no mejora ». Resalta que el Ministerio del Interior se limita a lanzar mensajes tranquilizadores, pero los hechos desmienten sus afirmaciones. «No se puede proteger nuestras costas y a los ciudadanos con embarcaciones lentas y con un personal insuficiente que está desbordado», apuntan. La asociación subraya que las mafias no solo trafican con drogas, también con personas. En este caso, la imposibilidad de rescatar a dos tripulantes caídos al agua de una de las narcolanchas y que «fueron recogidos por otra de las 'gomas' por la lentitud de nuestra embarcación pone de manifiesto un problema que no podemos ignorar. Nuestras costas corren el serio riesgo de convertirse en un corredor libre para el tráfico ilegal».

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