El general Gan Pampols y el burgués gentilhombre de Molière
Tengo dudas de que el recién designado vicepresidente para la Reconstrucción de Valencia no se vea condicionado en el ejercicio de su nueva tarea por los “prejuicios” que sus declaraciones han puesto de manifiesto
El teniente general Gan Pampols, el vicepresidente de Mazón que dice que no aceptará directrices políticas
Apenas vi las primeras declaraciones del teniente general Gan Pampols tras ser designado vicepresidente del Gobierno de la Comunitat Valenciana, me vino a la cabeza la figura del gentilhombre de Molière, quien, como es sabido, descubrió que llevaba toda su vida hablando en prosa sin saberlo.
Cualquiera que haya visto, aunque sea de pasada, el currículum del teniente general, habrá advertido de manera inmediata que este señor lleva haciendo política a lo largo de toda su vida profesional. Política militar, es decir, política en el área en que ha desarrollado su actividad profesional. Pero política.
La política es la síntesis de todas las contradicciones que se producen en la convivencia. Y esta síntesis se expresa no solamente a través del ejercicio del derecho de sufragio estatal, autonómico o municipal, aunque es obvio, que es a través del ejercicio del derecho de sufragio, como la política se expresa a su máximo nivel. A la política expresada en ese nivel es la que se refiere el derecho fundamental de participación política reconocido en el artículo 23 de la Constitución.
Pero la política no se agota en este terreno. Política se hace en la elección de los directores de departamento, de los decanos de las facultades o del Rector de la Universidad. Política se hace en la elección de los decanos de los colegios profesionales, en la elección de los miembros de las Reales Academias y especialmente en la del Director de la RAE. Política se hace en la designación de los presidentes de las distintas federaciones deportivas y de manera singular en la del presidente de la Real Federación Española de Fútbol. O en la elección del Hermano Mayor del Gran Poder o de la Macarena. O del presidente del Real Madrid.
La política no deja de estar presente en ningún área de la convivencia humana. El ser humano es un animal político en todas las esferas de la vida en sociedad. En cada una lo es a su manera, como ocurre en las familias desgraciadas de Tolstoi. Pero en todas hay política. Mejor dicho, ninguna puede operar sin la presencia de la política.
No cabe duda, que en el ámbito militar la política opera de una manera muy diferenciada de como lo hace en todos las demás. Porque las Fuerzas Armadas y, también en cierta medida, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Guardia Civil y Policía Nacional, son la máxima expresión del “monopolio de la coacción física legítima” (Max Weber) en que el Estado consiste.
Pero ese ejercicio diferenciado es eso, ejercicio diferenciado y no eliminación de la política. Tanto cuando se ejerce en el interior del Estado como cuando se hace en el ámbito internacional, del que el curriculum del teniente general Gan Pampols es un magnífico exponente.
Lo que resulta sorprendente y, por qué no decirlo, alarmante desde una perspectiva democrática, es que un teniente general con esa trayectoria haya declarado públicamente, tras su designación como vicepresidente del Gobierno de la Comunitat Valenciana, que él es un soldado y que no viene a hacer política, ni aceptará directrices políticas.
Sus palabras son un indicador de la formación que han recibido los militares españoles incluso después de la muerte del general Franco. Gan Pampols nació en 1958 e ingresó en la Academia General Militar en 1975, el año en que murió Franco. Toda su trayectoria profesional se ha producido prácticamente bajo la Constitución. Pero sigue hablando como si Franco no hubiera muerto: “Haga como yo: no se meta en política”. La demonización de la política frente a la nobleza de la vida militar. La peor de las maneras de hacer política.
Tengo dudas de que el recién designado vicepresidente del Govern no se vea condicionado en el ejercicio de su nueva tarea por los “prejuicios” que sus declaraciones han puesto de manifiesto. La magnitud de la catástrofe que ha vivido la comunidad valenciana ha afectado a la inmensa mayoría de la sociedad y, como consecuencia de ello, la tarea de reconstrucción no va a ser una tarea “técnica”, sino una tarea de “naturaleza política”, en la que tendrá que ser tomada en consideración la opinión de todos los sectores de la sociedad. No es el teniente general el que va a decidir cómo se lleva a cabo la reconstrucción. Será la sociedad valenciana con sus representantes y con la colaboración del Estado quienes decidirán como se hará. El vicepresidente Gan Pampols estará al frente de esa tarea, pero no decidirá unilateralmente ni en qué va a consistir, ni cómo se va a articular. Si mientras ha estado en el ámbito militar no ha sido consciente de que estaba haciendo política, ahora no le va a quedar más remedio que aprenderlo. Ahora va a ser consciente de manera insoslayable de lo que supone hacer política y en un ámbito en el que no está acostumbrado y, a tenor de sus declaraciones, preparado para hacerlo. Esperemos que los “prejuicios” de su formación militar no acaben frustrando la ejecución de la tarea que se le ha encomendado.