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Desolación en el PSOE tras las acusaciones de Aldama: “Es una bomba”

Con el foco mediático puesto en la votación decisiva del paquete fiscal en el Congreso de los Diputados, la atención del Gobierno estaba mucho más lejos. No estaba en la Carrera de San Jerónimo, sino en la Audiencia Nacional. Lo que realmente quitaba el sueño al Gobierno este jueves no era el devenir de su precaria mayoría parlamentaria, sino el punto de inflexión que pueda marcar en la legislatura la declaración del “nexo corruptor” de la “trama Koldo” ante el juez Ismael Moreno. Víctor de Aldama se enfrentaba a una declaración muy preparada, a petición propia, en la que se esperaba que comenzase a desplegar su estrategia de defensa. Y siguiendo el tan manido mantra: no hay mejor defensa que un buen ataque, Aldama fue con todo y contra todos. Del nerviosismo y la preocupación en Moncloa pasaron inmediatamente a la desolación.

Cargos socialistas y del gobierno consultados por la RAZÓN se muestran parcos en palabras y, con la presunción de que todavía “deberá probar todo lo que ha declarado”, sí apuntan un diagnóstico demoledor: “Esto es una bomba”. Aldama, al que denominan “el perejil de todas las salsas”, se marcó un buen pil pil, metiendo en el ajo a varios ministros y cargos socialistas. Incluso al presidente del Gobierno. “Sánchez quería conocerme y me dio las gracias por lo que estaba haciendo”. Esta frase lapidaria, sin trasfondo delictivo alguno, sí coloca al jefe del Ejecutivo en una posición comprometida.

El presidente aseguró, de manera taxativa, en una conversación informal con periodistas en su reciente viaje oficial a India que “con este señor -por Aldama- no he cruzado una sola palabra, ni en una reunión ni en una conversación”. El posicionamiento de Sánchez llegaba después de que se hubiera resistido a desmentir cualquier relación públicamente, preguntado directamente en rueda de prensa, y forzado por la publicación una fotografía de ambos en “El Mundo”. Junto al “nexo corruptor” de la trama en un acto de partido, durante la presentación de la candidatura de Pepu Hernández a la Alcaldía de Madrid. La foto en sí no significaba nada, pero lanzaba un poderoso mensaje y logro su objetivo: que Sánchez levantara un cortafuegos en torno a la misma.

Un cortafuegos que se ha demostrado muy vulnerable como línea de defensa. No es el único. Aldama también ha apuntado contra varios ministros, entre ellos, el de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, o el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska. También hacia cargos del PSOE, en un momento trascendental, a diez días del 41º Congreso Federal del partido. Aldama pone el foco en el secretario de Organización, Santos Cerdán, que ya acudía a la cita muy cuestionado para revalidar el puesto. Las acusaciones de haber cobrado dinero de la trama dejan a Cerdán en una situación todavía más comprometida dentro de su partido y ya hay quien reclama que no puede repetir en el puesto si “Pedro quiere hacer una renovación real”.

Más allá de las pruebas que se pueda aportar, algunas declaraciones ya están corroboradas con documentación de la UCO, la desestabilización que el movimiento de Aldama ha provocado en el Gobierno y en el PSOE se puede testar en todas las fuentes consultadas. Todas coinciden en que ha ido mucho más allá de lo que se podía esperar. “Ábalos se daba por descontado, pero sorprende lo de Santos”, señala un cargo consultado. “Ha ido directamente contra Pedro. Y esta solo es la primera declaración, no se desvelan todas las cartas en la primera jugada. Algo se guardará en la manga”, apunta otro dirigente, anticipando un via crucis judicial.

Desde los altavoces oficiales del partido y del Gobierno, sin embargo, se afanaron ayer en negar las graves acusaciones vertidas contra ellos, anunciando incluso acciones judiciales a discreción: contra el propio Aldama, “si se confirman las informaciones aparecidas en prensa sobre su testimonio ante el juez instructor”, y contra el PP si acaba por utilizar políticamente esta cuestión. “Que lo pruebe, no vayamos tan rápido”, señalan desde la dirección del PSOE.

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