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La declaración de Víctor de Aldama: "el nexo" del caso Ábalos apunta más arriba aún sin pruebas

En dos horas ante el juez, previamente acordadas con la Fiscalía Anticorrupción, el empresario habló de entregas de dinero a Ábalos, a Koldo y a Santos Cerdán y trató de involucrar a media docena de ministros y a Sánchez sin más indicios por ahora que su palabra

Las acusaciones sin pruebas de Aldama devuelven el foco del caso Koldo a los teléfonos que quedan por examinar

En su declaración a petición propia en la Audiencia Nacional, el empresario Víctor de Aldama contó este jueves al juez que el caso Koldo tiene su origen en un encuentro fortuito con el asesor del ministro de Transportes en 2018. El resto de su relato, sin embargo, describe una trama en la que los personajes necesarios se buscan en el momento preciso. En su crónica del caso de corrupción más grave de la era Sánchez aparecen un político sobrepasado –en los planos profesional y personal–, un asesor con más ambición que preparación, y un empresario ávido de dinero rápido, el propio Aldama, aguardando siempre una oportunidad a este o al otro lado de la ley. 

Otro empresario vinculado a varios casos de corrupción, ocurridos en la década pasada explica en privado que casos como Gürtel o Púnica habían establecido un cordón infranqueable alrededor de los políticos que antes eran susceptibles de sucumbir a la tentación. No había quedado otra salida que recurrir a los funcionarios situados en puestos claves, según su versión. De ser cierta esta tesis, el caso Ábalos –antes conocido como caso Koldo– supone un agujero en ese cordón de un tamaño tan grande como la relevancia que tenía el ministro de Transportes del Gobierno de España y secretario de Organización del PSOE.

El empresario Víctor de Aldama, al que la Guardia Civil identifica como el “nexo corruptor” de la trama, se sentó el pasado jueves de manera voluntaria ante uno de los dos jueces que lo investigan –estaba encarcelado por otro supuesto fraude millonario con hidrocarburos– dispuesto a contar su versión. Algunas de sus afirmaciones corroboran y amplían los indicios expuestos por los investigadores en sus informes, caso de las mordidas a Koldo García y José Luis Ábalos.

En otros casos, las afirmaciones de Aldama exponen supuestas escenas de corrupción de las que no constaba hasta ahora ni siquiera sospecha, como el cobro de 15.000 euros por parte de Santos Cerdán, el sustituto de Ábalos en la Secretaría de Organización del partido. El jefe de Gabinete de María Jesús Montero recibiendo también un pago o reuniones con Teresa Ribera son otras afirmaciones a las que simplemente aludió Aldama. Ante el juez y el fiscal no adelantó que fuera a presentar documentos u otros indicios que corroboren sus acusaciones aunque una vez salió de la cárcel Aldama retó al presidente del Gobierno: “Va a tener pruebas”.

Un encuentro nada fortuito

El relato del corruptor comienza en una cafetería próxima al Ministerio de Transportes. Aldama asegura que fue a visitar a su hermano, policía nacional destinado a la escolta del anterior ministro y en ese momento, en la segunda mitad de 2018, ya del socialista José Luis Ábalos. Aparece en el establecimiento Koldo García. Y aquí es necesario detenerse en otra de las piezas clave de esta historia. Militante del PSOE de Navarra, excandidato en un feudo abertzale, García realizó labores de escolta mientras ETA estaba activa y fue antiguo portero de prostíbulos y discotecas, tarea que simultaneó como colaborador de varios servicios de Información. Hasta que Santos Cerdán lo trajo a Madrid para colocarlo de chófer del partido. Y también de guardián de las papeletas que dieron el triunfo a Sánchez en las primarias del PSOE. 

Pero regresemos a la cafetería Sotoverde, junto al Ministerio de Transportes. “Tú eres el famoso hermano del que tanto me hablan”, dice Koldo. Aldama asegura que su hermano respondió que nunca le había hablado de él. Pero eso no es lo que consta en las actuaciones. La Guardia Civil describe varios intentos del empresario para conocer a Koldo, como pasarela hasta el ministro. Entre los dispositivos incautados hay una conversación entre los Aldama, Rubén y Víctor, en la que el policía le dice al empresario: “Lo tienes a huevo para hacer cosas”. Es 31 de diciembre de 2018, medio año después de la llegada de Sánchez al Gobierno.

Según el relato de Aldama en la Audiencia Nacional es Koldo quien le contacta para tomar un café y saber a qué se dedica. “Me pregunta por qué viajo tanto, que le ha dicho mi hermano que viajo mucho a Sudamérica. Le cuento un poco y las relaciones que tengo allí”, explica el imputado. Tiempo después, cuando Ábalos dejó de ser ministro tras el cese fulminante de Sánchez y Koldo ya no trabajaba como asesor, ambos viajaron con frecuencia a Latinoamérica, en una faceta que las pesquisas aún deben aclarar.

En ese punto de la declaración queda de manifiesto por dónde va a ir el interrogatorio de José Antonio Choclán, abogado de Aldama y experto en pactar conformidades para evitar o al menos reducir la presencia en la cárcel de sus clientes. “¿Fue una decisión del presidente que Koldo recalara en el Ministerio como asesor del ministro?”. “Eso es lo que contaba él”, recuerda Aldama.

Fuentes del caso aseguran a elDiario.es que la Fiscalía Anticorrupción conocía todos los extremos de la declaración del empresario y que su jefe, Alejandro Luzón, y el fiscal del caso, Luis Pastor, habían acordado con Choclán que su cliente quedara en libertad tras comparecer, pese a que los delitos que le tenían desde hacía cinco semanas en prisión provisional se investigan en la causa de los hidrocarburos con un juez diferente. 

El empresario, ansioso por llegar al ministro, también llegó a hacerse una foto con el presidente del Gobierno que hace unas semanas se publicó en la prensa como supuesta prueba de la relación entre ambos. Aldama aseguró en la Audiencia Nacional que la iniciativa partió de Sánchez y que la materializó Koldo García. Veinticuatro horas después de esa declaración ante la Audiencia Nacional que agitó todavía más la bronca entre la oposición y el Gobierno, el asesor y multiimputado Koldo García contó a Europa Press no solo que fue Aldama quien pidió hacerse la foto en un encuentro casual con Sánchez sino la mayoría de su declaración ante la Audiencia Nacional. “Desmiento el 95% de lo que ha dicho”, dijo Koldo del empresario con el que según los investigadores hacía negocios corruptos.

Un político con flancos débiles

Aldama contó en la Audiencia Nacional que él y Koldo comienzan a hablar con mucha frecuencia en las semanas posteriores a conocerse hace casi seis años. “Recuerdo perfectamente algo que él me dice: hemos llegado aquí, al ministerio, y se nos hace grande. Como diciéndome 'si nos puedes echar una mano en diferentes cosas o asesorar, te lo agradecería'. Le digo que sí y ya tenemos una conversación casi diaria”.

Aldama adquiere en ese momento la condición de “nexo corruptor” de la trama, que le otorga la Guardia Civil. A estas alturas, en la pizarra de los investigadores ya hay un empresario consciente de las ventajas de acceder a un ministro con un enorme presupuesto y un asesor interesado por los negocios que se pueden hacer en Latinoamérica. Era cuestión de tiempo que Aldama tuviera acceso directo a Ábalos. Ocurriría cuando Koldo lo decidiera. 

En un salto adelante del relato de Aldama aparece otra característica del ministro Ábalos a la que el empresario no es ajeno. Si Koldo García le confesó que las funciones del Ministerio de Transportes les desbordaban sería el propio empresario el que descubriría las debilidades de Ábalos en su vida privada. “Quiero recordar que el señor Ábalos tiene dos o tres exmujeres, varios hijos a su cargo, varias propiedades con hipotecas sin pagar, un alquiler que se pagaba por gusto en la Costa del Sol, que se dejó de pagar y por eso le desahucian…”, relató este jueves a preguntas de su abogado. 

Todavía hay un aspecto más de la vida del ministro por donde se coló el empresario corruptor: una “relación extramatrimonial” de José Luis Ábalos que también conllevaba necesidades a satisfacer y más facturas. En este caso, el alquiler de un piso en un lugar privilegiado de Madrid que Aldama se mostró dispuesto a mantener: 2.700 euros al mes; 82.298 el tiempo que duró la prebenda. 

El asesor, su mujer, su hermano y la cuñada

Según lo que se ha ido conociendo en el sumario, Koldo García eran él y su entorno. Aldama desveló en su declaración que había comprado una motocicleta al asesor, un coche a su mujer y un tratamiento de fertilidad para que la pareja pudiera tener hijos. Joseba García, el hermano de Koldo detenido en la primera fase de la operación, viajaba a República Dominicana a cobrar allí en metálico mordidas para el grupo. 

En total, Ábalos habría recibido unos 650.000 euros en metálico de Aldama, siempre según la declaración del empresario y nexo, para los investigadores, de la trama. A los 250.000 que le entregó en comisión por los más de 53 millones vendidos en mascarillas al Ministerio hay que sumar otros 400.000 en muchos pagos. Koldo, pagos en especies aparte, habría recibido otros 200.000.

El empresario investigado ofreció ante el juez un detalle del que, como ocurre con otros, se desconoce que pueda probar. Dijo que entraba en el Ministerio con los sobres llenos de dinero y que Koldo García le hacía entrega a Ábalos de su parte en presencia de Aldama, para que este pudiera certificar que el dinero para el titular de la cartera no se distraía. 

Dinero en metálico de la construcción

Según el relato de Aldama, los pagos al “binomio Ábalos-Koldo”, en terminología de la Guardia Civil, habrían comenzado sólo unos meses después de conocerse, tras regresar de un viaje a México, uno de los países en los que el empresario presume de tener una amplia red de “contactos” en los ámbitos empresarial y político. El interés del ministro y su asesor en ese país radicaba en que se estaba gestando un relevante contrato de infraestructuras —el llamado Tren Maya— en el que estaban interesadas varias empresas españolas. Finalmente, compañías como Acciona, FCC, UG21 y Azvi participaron en parte de su construcción

Aldama se habría encargado de organizar ese viaje. Ante el juez, se jactó de que presentó a Ábalos a ministros mexicanos o de que propició que pudiera entrar al Senado en un día de fiesta nacional e incluso de que hubiera senadores para recibirlo. El empresario, siempre según su versión, no sacó “absolutamente nada” de esas “gestiones” en México, si bien reconoció que “no lo hacía como una ONG”, pues era algo que le daba “notoriedad”. “Haciendo esas gestiones con México o con Venezuela yo iba a obtener luego un interés” materializado en “contratos” y “contactos”. 

La tesis de los investigadores es que el comisionista utilizó su relación con Ábalos no sólo para hacerse con millonarios contratos de compraventa de mascarillas en lo peor de la pandemia, sino para consolidar otras vías de negocio. Una relación empresario-político engrasada con “detalles” que, en realidad, no eran más que sobornos en forma de prebendas y abundante dinero en efectivo que Aldama manejaba gracias a otro elemento clásico de las tramas de corrupción: el negocio de la construcción. “Hay mucho metálico básicamente ahí”, reconoció el imputado a preguntas del fiscal. 

El vínculo con las Fuerzas de Seguridad

Al menos dos de los protagonistas de esta trama, como ha ocurrido en otros casos de corrupción, han mantenido una doble condición con las Fuerzas de Seguridad pasando de colaboradores a investigados. Es posible que Aldama conservara las dos hasta que la Guardia Civil derribó la puerta de su casa el 21 de febrero pasado. 

Los investigadores del caso pertenecen a la Policía Judicial, son de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Y Aldama figuraba como dado de alta en la lista de confidentes del Servicio Antiterrorista, concretamente el que está especializado en combatir el yihadismo. Un comandante de esta especialidad está investigado por recibir 2.000 euros al mes de Aldama. Su jefe y algunos de sus subordinados deben declarar como testigos. El empresario asegura que era el pago por unos teléfonos móviles seguros con los que hablar con la propia unidad, a la que facilitaba información.

Ante el juez, el poliimputado Aldama se ha presentado como un benefactor del Servicio de Información de la Guardia Civil. “Está demostrado, por algo muy triste que hemos vivido hace poco, que tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil no tienen medios suficientes o no se los da el Ministerio del Interior y recurren en este caso a gente como yo para poder pagar estos medios. Yo he comprado un dron a la UCE-2 (...) Me han dado una medalla”, dijo ante el juez. 

Rubén, el comandante imputado, fue destinado a Venezuela –donde Aldama también tenía importantes vínculos políticos y empresariales– como agregado de la embajada española. El nombramiento fue firmado por el número dos de Interior, Rafael Pérez, cuando el comandante ya era investigado por la UCO. Aldama dijo al juez que el guardia civil le pidió 2.000 o 3.000 botellas de vino para obsequiar a las personas que conociera al llegar a Caracas. Fue vino de Toro, en Zamora, la provincia cuyo equipo de fútbol presidió Aldama. 

Su declaración ha levantado una gigantesca polvareda en la ya de por sí convulsa política española. El Partido Popular ha amagado con solicitar una moción de censura que los socios de Sánchez han congelado en unas pocas horas. El equipo de Feijoo ve ya implicados a media docena de ministros, al presidente del Gobierno y a su esposa Begoña Gómez. El PSOE niega todas las acusaciones contra sus dirigentes actuales -no en el caso de Ábalos que está fuera del partido y del grupo parlamentario, aunque mantiene el acta en el Congreso- y anuncia querellas en los tribunales. Ya fuera de la cárcel, el empresario y nexo de la trama se ha acercado a los micrófonos para lanzar otra amenaza a Sánchez, después de este dijese públicamente que todo eran invenciones: “Que no se preocupe, que va a tener pruebas”. De momento, no las ha presentado, pero su declaración ha dado otra sacudida a la política nacional.

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