La salud de los hombres no debe ser tabú
El cáncer de próstata es el que cobra la vida de más hombres en Costa Rica. ¿Sabe usted cómo está su próstata? Si no lo sabe, tiene más de 45 años, hay antecedentes familiares de cáncer, ha fumado, sufre sobrepeso o es afrodescendiente, sería prudente examinarse.
Sin ánimo de ser el protagonista de este artículo, voy a compartir con ustedes mi historia. Hace unos diez años, después de cumplir 45, en un mes de noviembre, atendiendo el llamado de una campaña de prevención, decidí hacerme un chequeo.
La profesional me hizo una serie de preguntas y luego llegó el momento por tanto tiempo temido: el tacto rectal. La médica me indicó que serían pocos segundos, pero tardó más de lo que yo esperaba.
Sentí que algo no andaba bien. Tenía un pequeño nódulo en el lado derecho. Para salir de dudas, me hicieron una biopsia. No miento: fue uno de los momentos más incómodos y complicados de mi vida. La espera del resultado fue eterna. Al final, no había lesión maligna. ¡Bendito Dios!
Desde entonces no falto a las pruebas de antígeno prostático al menos cada seis meses y a la visita obligatoria una vez al año. Incluso, me hago el antígeno tres veces al año. Hasta ahora, todo bien.
Estamos en noviembre, mes en que en Costa Rica hacemos énfasis en la prevención, detección y tratamiento del cáncer de próstata.
La prevención requiere olvidar los tabúes, creencias y, especialmente, conductas machistas que limitan el cuidado de la salud de los hombres. Romper estigmas culturales y hablar abiertamente sobre análisis médicos, como el tacto rectal y el antígeno prostático, salva vidas, ya que los diagnósticos tempranos no solo previenen muertes, sino que mejoran la calidad de vida de los hombres y sus familias.
En Estados Unidos, por ejemplo, uno de cada ocho hombres recibirá un diagnóstico de cáncer de próstata a lo largo de su vida, y uno de cada 43 morirá a causa de esta enfermedad.
En nuestro país, según datos del INEC del 2022, es el cáncer más común entre los hombres, con una incidencia de 33,5 casos por cada 100.000 habitantes. Ese mismo año, ocupó el primer lugar entre las causas de muerte por cáncer en hombres (445), lo que representó el 15,8 % de las muertes por esta enfermedad en la población masculina.
Aun así, si el diagnóstico es temprano, la tasa de supervivencia relativa a cinco años puede llegar al 97,5 % en sistemas de salud como el costarricense.
Si de prevención se trata, hábitos como una alimentación balanceada, ejercicio físico, evitar el fumado, mantener el consumo de alcohol bajo y conservar un peso adecuado ayudan a prevenir este cáncer, como muchos otros.
Esta información es especialmente útil cuando se tienen factores predisponentes, como antecedentes familiares de cáncer y al avanzar hacia la edad madura. El riesgo de padecerlo crece a partir de los 40 años, ya que aumenta casi exponencialmente con la edad.
Por ello, las guías internacionales recomiendan el análisis a partir de los 50 años o incluso antes, a los 40 o 45, en hombres con antecedentes familiares o factores de riesgo adicionales.
Junto con las prácticas tendentes a prevenir el cáncer, se deben prevenir sus consecuencias. No se conoce otra forma distinta del diagnóstico temprano.
El diagnóstico requiere el análisis de próstata, basado en dos pruebas principales: el antígeno prostático específico (PSA, por su sigla en inglés) y el tacto rectal. Este último, aunque objeto de resistencias culturales, es una herramienta valiosa que ayuda al médico a evaluar directamente la textura, tamaño y consistencia de la glándula prostática.
Contrario a los mitos, el tacto rectal es un procedimiento breve que usualmente tarda menos de un minuto y, bien realizado, resulta mínimamente incómodo.
En la vida de un hombre, pocas cuestiones relacionadas con la salud despiertan tantas dudas y resistencias como este análisis. La combinación de desinformación, miedo y tabú cultural a menudo inhibe una decisión sencilla que marca la diferencia entre la detección temprana y la progresión silenciosa de una enfermedad grave.
Como sociedad, debemos abordar esta conversación con datos claros y objetivos para derribar barreras y promover una cultura de prevención.
Quiero aclarar que la prueba de PSA por sí sola tiene una validez diagnóstica limitada, lo que la hace muy débil si se utiliza como único medio para determinar la salud de la próstata. Al optar exclusivamente por la PSA se corre el riesgo de recibir diagnósticos falsos positivos, que provocan ansiedad, o falsos negativos, que generan una ilusoria sensación de seguridad y retrasan la detección y el tratamiento. Por eso, es necesario que un médico realice el chequeo integral de la próstata.
Todo hombre mayor de 45 años debería ser examinado en el primer nivel de atención de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), incluso si no paga el seguro de salud.
Los profesionales de la salud deben ser aliados en este proceso y explicar con claridad las razones para realizar estas pruebas y atender las inquietudes de los pacientes. Además, las campañas de sensibilización deben enfocarse en reducir el estigma y enfatizar la importancia de la prevención.
La comunicación especialmente enfocada en el riesgo resulta fundamental para que los hombres mayores de 40 años, sobre todo con factores de riesgo, acudan a realizarse un examen de próstata.
La salud masculina ha sido históricamente relegada, en parte debido a las expectativas culturales que asocian la masculinidad con la fortaleza física y la invulnerabilidad. Sin embargo, el verdadero coraje radica en asumir la responsabilidad de cuidar el cuerpo y prevenir enfermedades potencialmente mortales.
Juan José Romero Zúñiga es médico veterinario, profesor de Epidemiología en la UNA y la UCR. Ha publicado aproximadamente 140 artículos científicos en revistas especializadas.