La reina del Torrontés: de ganarse un lugar en la industria del vino a ser premiada en el mundo
Fue la primera mujer enóloga del país, tras graduarse cum laude en esa profesión en 1981. Más de 40 años después, Susana Balbo, titular de la bodega de igual nombre, fue distinguida con el Decanter Hall of Fame 2024, uno de los mayores reconocimientos a actores del mundo del vino a nivel global, que es otorgado anualmente por la revista Decanter de Reino Unido.
Entre aquel comienzo y este hito su trayectoria ha sido rica y variada, pero no exenta de dificultades. Oriunda de Mendoza, Balbo consiguió su primer trabajo como enóloga en Cafayate, porque en su provincia la industria estaba dominada por hombres. En el pueblo salteño asumió la responsabilidad de administrar la bodega Sucesión Michel Torino, todo un desafío en un momento incipiente para la actividad en la zona. Su trabajo allí comenzó a definir el rol que ocuparía posteriormente en la vitivinicultura y en la economía nacional, ya que fue una pieza clave de la transformación del concepto y de la calidad de los vinos de mesa del lugar, particularmente del Torrontés, el cual es hoy considerado la variedad blanca emblemática de Argentina. De hecho, Balbo es reconocida como "la Reina del Torrontés", por su trabajo en este varietal.
En 1990, regresó a Mendoza y trabajó como consultora para varias bodegas de la región. En 1998, fue contratada por Nicolás Catena para colaborar con el diseño y dirección de la nueva Bodega Catena Zapata en Agrelo, cuya construcción finalizó en abril de 2001, tras lo cual fue Directora de Exportaciones para el Grupo Catena hasta 2002. Paralelamente, en 1999 fundó la bodega Susana Balbo, originalmente denominada Dominio del Plata, ubicada en Agrelo, en el corazón de Luján de Cuyo, que se especializó en la producción de vinos destacados, finos y concebidos con base en un claro foco exportador. Actualmente, ocupa un lugar destacado en más de 40 mercados del mundo.
Balbo destaca el orgullo que siente por haber ingresado al Decanter Hall of Fame 2024 en lo que considera que, además de ser la primera graduada de la Universidad de Enología tuvo un lugar importante el hecho de haberse sumergido tempranamente "con toda la energía y la pasión de la juventud" -según expresa- a protagonizar tiempos de profundos cambios en la vitivinicultura argentina. "Esos cambios han conducido al vino argentino a tener un reconocimiento mundial por su calidad y consistencia -continúa-. Ser una de las protagonistas de esa época no ha sido una influencia menor en mi vida; por el contrario, ha sido una poderosa motivación para abrazar la innovación como uno de los pilares de mi trabajo".
Sin embargo, también asocia este reconocimiento a características personales, como su capacidad de trabajo, de resiliencia y de formar equipos. "Este logro es compartido con ellos y especialmente con mis dos hijos, que me han acompañado, codo a codo, en los últimos 12 años", afirma.
Sobre sus comienzos, admite que debió sortear dificultades. "Hoy, viéndolo en retrospectiva, no fue fácil, aunque en mis inicios no era consciente de esto. Tampoco me consideraba ser una pionera porque, cuando empezamos, en el curso de la universidad éramos 33 alumnos, de los cuales 18 éramos mujeres. Sin embargo, la única que se graduó fui yo y dos hombres más", revela.
"Cuando salí a buscar trabajo, mi género pasó a ser un inconveniente porque en las bodegas no había mujeres, no estaban acostumbrados a contratar mujeres para trabajar en la elaboración del vino en sí mismo. Yo quería elaborar el vino, no ser una laboratorista. Para ser laboratorista estaba sobrecalificada. Sin embargo, los únicos trabajos que me ofrecían eran para ir a trabajar en el laboratorio, analizando vinos", rememora. Y prosigue: "Ya en Cafayate, como era la única mujer enóloga en todo el Valle de Calchaquí donde yo estaba trabajando, tenía que demostrar que tenía talento y que sabía lo que hacía. Era muy joven y la verdad es que todos me consideraban como inepta o como que iba a fracasar. Todos apostaban más por mi fracaso que por mi éxito". "Así que el mayor prejuicio era ese: que una mujer pudiera dirigir una bodega, hacer vinos y tener éxito haciendo lo que estaba haciendo", completa.
En relación con su emprendimiento, originalmente denominado Dominio del Plata, afirma que la decisión fue apuntar al mercado de exportación. Y describe el proceso: "No compré una bodega, sino que alquilé una. Compré uva con el dinero que tenía guardado, empecé todo un proceso distinto".
Consultada sobre el sector vitivinícola argentino afirma que "no escapa a las generales de la ley que están sufriendo todos los países productores de vino". Señala que en la pandemia el consumo cayó, especialmente por el cierre de supermercados y restaurantes. Ya en 2021 -indica- hubo un aumento muy marcado de ventas; pero en 2022, cuando se pensó que esa situación se iba a repetir, los canales se llenaron de stock, que fue mermando gradualmente en 2023, pero con una demanda más baja de lo normal. "En 2024, el panorama geopolítico no ayuda mucho al consumo del vino. Se está estabilizando la demanda versus el consumo, pero toma tiempo y Argentina ha visto su posición muy deteriorada en función de los otros países del mundo", asevera. Considera que esta situación se debe a errores del gobierno de Alberto Fernández. "La tasa de cambio era totalmente ficticia y eso nos hizo salir de la posición del entry level, que es el 70% de la venta de vinos, por lo que esa pérdida que ha tenido nuestro país de posicionamiento en los mercados exteriores va a costar mucho tiempo recuperar", opina.
Balbo subraya que Argentina tiene sólo un 3,2% del market share mundial. "Somos muy pequeños en la venta de exportación, en comparación con lo que vende Italia, España, Francia, California. Tenemos una posición bastante alejada de lo que venden los grandes productores", apunta. Aclara que, en cuanto a producción, pasamos del sexto lugar al octavo, superados por China.
Respecto de la estrategia empresa que conduce, manifiesta que el objetivo es siempre diferenciarse de otras compañías. "Estamos muy focalizados desde hace ya unos años en la producción de vinos blancos y rosados para aumentar la exportación en relación con los tintos", remarca. "Actualmente, estamos exportando entre el 30% y el 40% de vinos blancos y rosados, cuando el promedio de Argentina es del 10% al 13%", agrega. Y concluye: "Todo esto se basa en innovación, en la producción de vinos blancos de alta calidad y en la exploración de nuevas regiones vitivinícolas para producir cada vez mayor calidad y posicionarnos como una bodega no solamente innovadora, sino productora de vinos de muy alta calidad".
Sobre el espacio ganado por el género en la actividad afirma que hoy hay más oportunidades para las mujeres. "Actualmente, hay muchas más enólogas al frente de bodegas; el cambio es notorio. Lamento que no haya muchas más enólogas que se animen a empezar un proyecto propio y que se jueguen por él como lo hice yo. Yo no heredé nada, ni tuve ningún capital que me respaldara. Fue simplemente una carrera de coraje y confianza, y la clave estuvo en salir a buscar los mercados de exportación. Creo que sería bueno que otras mujeres supieran eso y salieran a hacerlo, porque hay todo un mundo por conquistar", finaliza.