Así cambiará la Inteligencia Artificial el sector de la movilidad
El transporte ha sido una de las áreas donde la tecnología ha causado más revolución en un corto período de tiempo. Desde hace décadas, el número de sistemas inteligentes instalados en los vehículos no ha parado de crecer. Tal es así que cada vez cuesta menos imaginarse coches totalmente autónomos en las grandes metrópolis del mundo. Estas ciudades, por su parte, intentan también sumarse a la era tecnológica y ser cada vez más inteligentes, con luces, semáforos e infraestructuras que puedan adaptarse y alojar esta nueva realidad. Una nueva realidad donde, indudablemente, el transporte público también se verá implicado, siendo cada vez más trascendental, sostenible y autónomo.
En los años venideros y gracias a la tecnología, la movilidad de las personas se volverá más inteligente y, por lo tanto, la forma de viajar y el sector del turismo dejarán de concebirse tal y como se conciben ahora.LA RAZÓN, en colaboración con Telefónica Tech, ha organizado seis encuentros que tienen como objetivo debatir sobre la IA, o lo que es lo mismo, analizar los retos, oportunidades y desafíos que este concepto plantea en diversas áreas de índole económico y social de especial relevancia. El primero de ellos giró en torno a la relación de la IA con la sociedad general; el segundo, celebrado en el Parque Tecnológico de Leganés, estuvo relacionado con el ámbito sanitario; y el tercero, que tuvo lugar el pasado lunes en el mismo lugar que acogió la primera mesa redonda, el campus madrileño de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), se destinó al transporte, el turismo y la energía.
En él estuvieron presentes: Araceli Sanchis de Miguel, Catedrática de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y subdirectora del máster en IoT en la UC3M; Vidal Martínez Gil, manager en desarrollo de negocio para la Administración Pública en Telefónica Tech; Carlos Acha Ledesma, Director de Tecnología e Innovación de la EMT; y Nicolás Arcauz Eguren, Responsable de Smart Grids de Iberdrola.
José Manuel Molina López, catedrático de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial de la UC3M, fue el encargado de moderar el acto, el cual arrancó con los intentos por parte de los ponentes de definir qué se entiende por el concepto «Smart cities» o «ciudades inteligentes», un término que, según palabras de Vidal Martínez, «es bastante ambiguo». No obstante, el representante de Telefónica Tech consideró que «cualquier ciudad que utilice tecnología para optimizar sus recursos y ser más sostenible entraría dentro del concepto. Nosotros, por ejemplo, ofrecemos la solución de smart metering para promover una gestión eficiente de la electricidad y del agua». Por otra parte, reivindicó que «no hay ciudades tontas», sino ciudades con un grado madurativo más pequeño a nivel tecnológico.
Carlos Acha Ledesma apuntó que hablar de una «Smart city» es hablar, indudablemente, de movilidad: «Lo que está ocurriendo ahora es que mientras antes había sistemas muy aislados, ahora son ecosistemas muy unidos. Cuando se habla de ‘‘Smart cities’’, casi todos los conceptos apuntan a la movilidad, uno de los principales retos que tenemos que resolver en las grandes ciudades». Por ello, el transporte, especialmente el público, es una pieza esencial «para hablar de una ciudad conectada, multimodal, eléctrica y compartida. Esto es, una ciudad con inteligencia», defendió el Director de Tecnología e Innovación de la EMT, quien también reivindicó que «no podemos hablar ciertamente de una movilidad conectada si esta no es eléctrica».
En esta línea, Nicolás Arcauz Eguren, representante de Iberdrola, arrancó su intervención poniendo en valor el acierto que supone «unir la energía con dos sectores económicos tan relevantes como son el transporte y el turismo», puesto que además estas dos actividades son «intensas en consumo eléctrico», lo que las convierte en agentes principales en la carrera inminente que se vive a favor de la descarbonización. Según Arcauz, esta transición energética pasa por cuatro pilares: generar más energía sostenible; posibilitar un mayor almacenamiento eléctrico, en vistas de que hay días con mucho sol y mucho aire, pero otros que no presentan estas características meteorológicas necesarias; contribuir a la electrificación de la economía, o lo que es lo mismo, abandonar los modelos antiguos y más contaminantes; y convertir las redes eléctricas en inteligentes. «Antes estas redes eran pasivas, pero ahora la energía es bidireccional, va y viene, y solo se puede controlar digitalizando procesos y redes y haciendo que sean inteligentes», añadió.
Hacer uso de los datos y algoritmos que nos aporta la IA es necesario para contribuir a la eficiencia energética que necesitan las ciudades para ser sostenibles y, por tanto, inteligentes, pues es difícil concebir un futuro sin hablar de cuidado al medioambiente.
En lo relativo a cómo puede afectar la aplicación de la Inteligencia Artificial a la mejora del turismo, Vidal Martínez incidió en que «esta tecnología permite hacer predicciones para anticiparnos a la llegada de los turistas con el objetivo de asegurar que los servicios turísticos ofrecidos no se vean afectados y poder adaptar el transporte a la demanda real». Además, puso el ejemplo de Segittur (la Sociedad Mercantil Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas), que trata de responder a «qué servicios podemos dar a los turistas, que cada vez son más digitales y quieren conocer los puntos clave que desean visitar de forma más personalizada». «La Plataforma Inteligente de Destinos de Segittur tiene como objetivo, mediante la utilización de datos, hacer predicciones para que no haya masificaciones y crear una experiencia de usuario completamente diferente para que todos los turistas puedan disfrutar de los servicios de forma adecuada», explicó Martínez. El representante de Telefónica Tech concluyó que la Inteligencia Artificial «busca hacer las ciudades más sostenibles, y que no haya fricción entre los ciudadanos y los turistas que las visitan».
Por su parte, Carlos Acha piensa que para que haya turismo inteligente es imprescindible que haya una ruta de transporte público, y señaló el reto que falta por mejorar: «No tanto de qué parada a qué parada tengo que ir para llegar a un sitio, sino cómo me subo al autobús, cómo pago». Y se planteó: «¿Por qué un señor de Madrid no puede usar en Barcelona su tarjeta de transporte, y al revés? Tenemos capacidad de hacer modelos descentralizados para fomentar el uso de transporte público en turismo». En esta vía, defendió que «tenemos que conseguir que acceder al transporte sea tan fácil como encender la luz».
Araceli Sanchis rememoró entonces un proyecto piloto desarrollado en Zaragoza y destinado a los turistas. Estos tenían un título de pago único, y podían utilizar una especie de Google Maps que explicaba cómo combinar diferentes medios de transporte, que incluían patinetes, bicicletas y por supuesto toda la red de transporte público. «En Madrid yo creo que lo que se vive actualmente es una locura. Tenemos un título que no vale para los autobuses verdes, para el tren en determinadas condiciones... Estamos pensando en soluciones inteligentes, y lo que tendríamos que resolver es que haya un título al menos para una ciudad única», comentó la Catedrática de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la UC3M. «Ya lo de que te vayas a Barcelona y también te sirva me parecería lo más. Pero todavía tenemos unas barreras políticas que imposibilitan la realización de cualquier idea de este estilo», completó Sanchis.
«Antes, ante un problema político, la tecnología venía detrás a intentar resolverlo. Ahora va por delante, antes de que se produzca el problema. Estamos en un gran momento para que esos flecos se puedan solventar de forma más sencilla», prosiguió Carlos Acha.
Por su parte, Nicolás Arcauz quiso hacer hincapié en que ya existen en España muchas herramientas que funcionan con IA y que están relacionadas con el sector del turismo, como por ejemplo, el tren del aeropuerto de Barajas que traslada a los pasajeros desde la terminal satélite hasta la terminal principal: «Este tren no es tripulado. ¿Se hubieran subido al avión si hubieran sabido que no hay piloto?», planteó Arcauz con el objetivo de poner de manifiesto el esfuerzo que hay que hacer, progresivamente, «para convencer a las personas, para conseguir que tenga fe en la tecnología», lo que tachó de ser todavía una «asignatura difícil». Araceli Sanchis intervino entonces para apuntar que ese tren «no tiene riesgo, está controlado», algo que con los coches «es más difícil», y dejando el tema de los aviones automáticos para «el futuro».
La importancia de los datos
Una buena Inteligencia Artificial precisa de una buena recogida de datos, y los ponentes desgranaron qué se está haciendo en este sentido en cada uno de los sectores en los que desarrollan sus actividades. Nicolás Arcauz habló de Iberdrola y la energía. «Tenemos un grupo de sabios, que es un mix de matemáticos y de informáticos, que se centran en cuatro áreas: predicción, por ejemplo de viento para los molinos eólicos; detección, a través de millones de datos, que nos permite anticiparnos a incidencias; incidencia de usuario, para que el operador que esté detrás de una pantalla pueda dar un mejor servicio al cliente; y la optimización, para, por ejemplo, en el caso de los mantenimientos programados, hacerlos en un orden que permita minimizar desplazamientos y reducir la huella de carbono», resumió.
Carlos Acha habló de tres etapas que están presentes dentro de la EMT: el acopio de datos; el trabajo eficiente con los mismos; y el análisis para buscar la máxima eficiencia y estar preparados para lo que viene: «En la EMT no solo gestionamos autobuses, también bicicletas. Este servicio lleva años en la ciudad, pero ha evolucionado mucho y ha sido gracias a la parte analítica, que nos ha permitido multiplicar el número de bases de bicis».
Vidal Martínez, por su parte, afirmó que «la IA es un poco el vehículo, pero requiere de una calidad del dato. Es como si tienes un vehículo diésel y echas gasolina, no funciona. El gobierno del dato es fundamental para que el resultado de la analítica sea el adecuado. Con una buena gobernanza del dato pueden detectarse los sesgos, corregirlos y ofrecer seguridad».
A modo de conclusión, Molina López preguntó a los ponentes sobre cómo ven el futuro. Nicolás Arcauz habló de «verde»: «Una de mis películas favoritas es ‘‘Blade Runner’’, que mostraba un futuro con vehículos autónomos pero sucio, con humos... Yo no me lo imagino así. La tecnología y la IA están ahí para ayudarnos: es como un bisturí, si se usa de forma ética y responsable, el futuro no puede no ser verde». Por su parte, Carlos Acha se centró en la necesidad de centrar los esfuerzos en tener un «sistema de movilidad más seguro». «Cada vez la gente pone más en valor llegar a casa a salvo. Podemos pensar en la conducción autónoma, que en unos años estará en un nivel 5, pero mientras eso llega tenemos los sistemas de apoyo a la conducción. Estos nos invitan a pensar en modelos mucho más seguros que los que existen ahora», dijo el Director de Tecnología e Innovación de la EMT. Araceli Sanchis compartió esa idea de la seguridad.