Los cinco errores más comunes que cometemos al usar el horno
En función de la preparación que estemos llevando a cabo, estos errores habituales pueden arruinar o condicionar nuestros platos, y disparar el consumo
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El horno es uno de los electrodomésticos más tradicionales que goza del lujo de disponer de un hueco en buena parte de las cocinas y que nos permite elaborar numerosísimas recetas. Una de sus grandes ventajas es que cocina sin necesidad de que nosotros tengamos que intervenir durante todo el proceso, solo tenemos que introducir los alimentos preparados y listo, con contadas y puntuales intervenciones.
Dominarlo y saber usarlo de la forma correcta es clave para el éxito culinario porque, si lo hacemos bien, tendremos un delicioso manjar como recompensa. Pero solo será así si sabemos y controlamos algunos trucos y evitamos ciertos errores que solemos cometer cuando usamos este electrodoméstico, muchas veces casi sin ser conscientes de ello. Algunos de los más habituales son:
Abrir la puerta de manera frecuente
Abrir la puerta a media cocción libera calor y puede interrumpir el proceso de cocción porque la temperatura baja rápidamente cuando lo hacemos –se calcula que puede bajar entre 25°C y 50°C–. En el caso de que estemos preparando alimentos como carne o pollo, el cambio de temperatura puede resecarla.
Aunque los más damnificados cuando hacemos esto son los productos de repostería ya que los efectos son mucho más visibles: los pasteles pueden desmoronarse porque la ráfaga de aire frío impide que suban.
Pasteles, galletas o pan necesitan calor constante para que suban de forma adecuada. Por tanto, es mejor que no nos dejemos llevar por la tentación de abrirla cada dos por tres y hacerlo solo cuando sea necesario, como cuando tenemos que rociar por encima o dar la vuelta a los alimentos.
No precalentar antes
El tiempo y la temperatura afectan la textura y el sabor de los alimentos. Si empezamos a cocinarlos en un horno frío, el inicio no será el mejor porque los alimentos se cocinarán de forma desigual.
Este paso es imprescindible sobre todo para las recetas de repostería porque, si no se hace, no se producen las reacciones químicas que hacen que un bizcocho quede esponjoso. También es recomendable recalentarlo si vamos a cocinar pescado ya que al tener partes más finas que otras el precalentamiento permite que la cocción sea un poco más homogénea. Olvidarnos de este paso de precalentamiento puede provocar una cocción desigual y tiempos de cocción más prolongados.
Sobrecargarlo demasiado
Colocar demasiados platos o una bandeja muy llena a la vez puede obstruir el flujo de aire y provocar una cocción desigual, lo que impide que los alimentos se doren lo suficiente. Al tener que penetrar en una mayor masa de alimentos, aumentan los tiempos de cocción y es posible que los alimentos se peguen mientras se cocinan, lo que hará que sea más difícil separarlos después.
Pero no acaba aquí el problema de sobrecargar el horno. También debemos tener presente que, si lo hacemos, la humedad queda atrapada cuando los jugos de cocción no pueden fluir hacia abajo. Este exceso de líquido puede hacer que la comida se empape, se inflame por el calor o que, en determinados casos, se evapore de manera que se cocine al vapor en lugar de asarlos.
En definitiva, es mejor cocinar en tandas si es necesario y dejar suficiente espacio entre los platos para que el aire pueda circular libremente.
Usar envases y utensilios poco adecuados o no aptos
Las temperaturas que se alcanzan en el interior del horno son altas y, por tanto, es fundamental asegurarnos de usar solo aquellos envases y utensilios que puedan soportar este calor. El acero inoxidable es un material adecuado porque es resistente al calor. Pero hay algunos materiales que se degradan más rápidamente cuando se exponen a un calor extremo y pierden sus propiedades antiadherentes.
También debemos asegurarnos de que los utensilios no tienen mangos de madera o de plástico que puedan quemarse o derretirse con el intenso calor. Además, debemos cerciorarnos de que los utensilios sean del tamaño correcto: si son demasiado grandes impedirán el flujo de aire y evitarán una cocción uniforme.
Colocar los alimentos a la altura incorrecta
Seguramente habremos visto que el horno dispone de varios niveles de estantes para colocar la bandeja. Esto es para colocar cada tipo de alimento en el lugar preciso, a la altura necesaria para obtener el mejor resultado. Si nos limitamos a un nivel para todo, estamos cometiendo un error porque cada altura tiene sus pros y sus contras. Los niveles superiores se calientan más porque el calor tiende a subir, lo que nos ayudará a cocinar más rápido ciertas recetas. Nos ayudarán sobre todo a asar, dorar y tostar.
En el centro del horno el flujo de calor es más uniforme, por tanto es ideal para hornear y estofar, así como para guisar. La parte inferior del horno, en cambio, emite mucho calor a la bandeja, lo que nos permite cocinar asados más grandes.
Aunque es importante tener en cuenta que si colocamos la bandeja demasiado arriba, corremos el riesgo de quemar el exterior de los alimentos antes de que terminen de cocinarse, lo que dejará la superficie carbonizada y un interior poco cocido. Pero si la colocamos demasiado abajo, el calor tendrá un efecto mínimo y perderemos el dorado, la caramelización y la textura deseados.
En este punto es fundamental conocer también todas las funciones de cocinado que nos ofrece el horno (aquí te explicamos para qué sirve cada una de ellas). Y es que estamos quizás frente a uno de los temas más desconocidos del horno, que en la mayoría de los casos nos ofrece numerosas opciones para elaborar recetas, pero tendemos a usar siempre las mismas.
No prestar atención a la limpieza
Limpiar el horno después de cada uso evita que se acumule suciedad. Este truco es básico para una limpieza más fácil y rápida. Al hacerlo después de usarlo tardaremos pocos minutos y evitaremos que la grasa y los restos de comida se acumulen y se incrusten y provoquen olores desagradables que, si los dejamos, costará más eliminar.
Otro gran error relacionado con la limpieza es usar productos poco adecuados, como espátulas de metal o químicos muy agresivos que puedan dañar la superficie. De ahí que sea tan importante usar productos de limpieza específicos para hornos y seguir siempre las recomendaciones del fabricante.
Es verdad que muchos hornos disponen de la función de autolimpieza y, aunque es conveniente, no está pensada para que sustituya la limpieza habitual y tampoco para usar en hornos muy sucios. Si la suciedad y los residuos de los alimentos se han acumulado durante un tiempo es posible que veamos, durante el proceso de autolimpieza, humo en el horno.