Los rebeldes abren las cárceles y liberan a cientos de presos en Siria: «¡Assad ha caído, no tengan miedo!»
Los primeros vídeos los muestran desconcertados. No saben qué pasa. Sus celdas se están abriendo de forma violenta, pero luego nadie les va a propinar ningún castigo. Son los propios familiares de los presos los que están abriendo las celdas para liberarlos después de meses, y muchos de ellos, años de prisión. Gritan de alegría al verse por fin libres, aunque no entienden muy bien lo que pasa. La oposición siria, tras un operación relámpago , ha acabado con 54 años de dictadura de los Assad, y el régimen dictatorial de Bashar al Assad ha concluido con la caída de Damasco. «¡Ala es grande!», se escucha en los vídeos que corren por las redes sociales. Un video verificado por Reuters mostró a prisioneros recién liberados corriendo por las calles de Damasco, levantando los dedos de ambas manos para mostrar cuántos años habían estado en prisión, preguntando a los transeúntes qué había sucedido, sin comprender inmediatamente que Assad había caído. «¡Hemos derribado al régimen!», grita una voz y un preso grita y salta de alegría en el mismo vídeo. Un hombre que observaba a los presos correr por las calles al amanecer se llevó las manos a la cabeza y exclamó asombrado: «¡Oh, Dios mío, los presos!». En otras imágenes se ve a prisioneros siendo liberados, incluido un niño pequeño que se encontraba retenido con su madre. Aparece en un vídeo de mujeres siendo liberadas publicado por la Asociación de Detenidos y Desaparecidos en la Prisión de Sednaya (ADMSP), con sede en Turquía, y recogía la BBC. «Él [Assad] ha caído. No tengan miedo», dice una voz en el video, aparentemente tratando de tranquilizar a las mujeres y decirles que ahora están a salvo. Las prisiones de Siria, como la de Saydnaya, al norte de Damasco, son famosas por sus duras condiciones de vida. La tortura es sistemática, según denuncian grupos de derechos humanos con testimonios de personas que estuvieron ahí encarceladas. Se han registrado ejecuciones secretas en más de dos docenas de centros gestionados por los servicios de Inteligencia sirios, así como en otros lugares. Aunque en el país eran sabidas estas torturas, no fue hasta 2013 cuando un desertor militar sirio, al que apodaron como 'César', sacó más de 53.000 fotografías que, según grupos de derechos humanos, mostraban pruebas de torturas, pésimas condiciones de salubridad y hambruna en las instalaciones penitenciarias de Siria. La estrategia que siguió Assad fue promover un temido aparato de seguridad donde las prisiones sirvieron para aislar a los opositores y, sobre todo, para infundir miedo entre el pueblo, asegura Lina Khatib, investigadora asociada del programa de Oriente Próximo y África del Norte en el centro de estudios londinense Chatham House. Durante la guerra civil que comenzó en 2011, las fuerzas de seguridad retuvieron a cientos de miles de personas en campos de detención donde, según organizaciones internacionales de derechos humanos, la tortura era una práctica generalizada. A menudo, a las familias no se les informaba de la suerte que habían corrido sus seres queridos.