Can Bo, tapas gastronómicas y platillos para compartir en el corazón del barrio gótico
Francesc Cambó, político, empresario y abogado que fue ministro de Hacienda y Fomento y que fundó la Lliga Regionalista, vivía en el ático dúplex que corona el actual Hotel Central Barcelona, en cuyos bajos, con acceso directo desde la Vía Laietana, ha abierto recientemente el restaurante Can Bó, en una homofonía que juega con el apellido del ilustre barcelonés . Con la asesoría gastronómica del chef Oliver Peña, galardonado recientemente con una estrella Michelin por Teatro Kitchen Bar, y con la supervisión diaria del chef ejecutivo del Grand Hotel Central, Lorenzo Cavazzoni, Can Bo está especializado en tapas y platillos para compartir, elaborados a partir de los mejores productos de proximidad y temporada del colindante mercado de Santa Caterina. La propuesta gastronómica se acompaña de una bodega con más de 150 referencias de vinos , a cargo del sommelier Amador Marín, e integrada por caldos locales e internacionales, entre los que destacan vinos franceses e italianos. El restaurante, de diseño diáfano a cargo del estudio londinense Sagrada, combina una paleta de tonos terracota y azul sobre un suelo de trencadís en un espacio que se inunda de luz natural durante el día, gracias a sus grandes ventanales con vistas a la antigua muralla romana de Barcelona . A la caída del sol, el espacio se torna íntimo y acogedor, presidido por una barra que se yergue como pieza central del diseño y que sirve de punto de encuentro y mostrador de los platos fríos que los chefs preparan frente a los comensales. Para disfrutar de la propuesta, lo mejor es ponerse en manos de la pizpirera Noeline, francesa de Lyon y políglota, para que sea ella quien ordene los pases y maridajes de una carta que pivota en torno a tapas frías, como una recomendable Gilda XXL para abrir boca, la cecina de León que la cortan a diario para mantener su frescura o una ensaladilla rusa con ventresca de atún y mayonesa hecha con el mismo aceite de la ventresca y de las anchoas. Estas tapas, junto al salpicón de serviola o pez limón del Mediterráneo, regado con aceite con salsa chimichurri y recubierto de picadillo de pimiento verde, rojo y cebolla con maíz tostado desmenuzado, se engrandecen si se acompaña de cava 2CV de Sumarroca En cuanto a los platillos calientes, destacan elaboraciones como la croqueta casera de pollo a la catalana, que incorpora tomate en su interior que le da un toque diferencial, o el brioche de pulpo frito con tostada francesa y por encima salsa mojo picón con cebolla, pimiento rojo, remolacha encurtida y un toque picante que sorprende aún más si se acompaña con el vino Tanca els Ulls, un cartoixà de viñas viejas. Para rematar el divertido menú, son recomendables los calamares rellenos butifarra negra con salsa romesco y aceite de perejil y las albóndigas de jarré de vaca madurada con reducción de vino y encima patatas paja, platillos maridados con el tinto Cair de Ribera del Duero. Con un vino dulce Passito di Noto, hay que probar el fantástico flan, las fresas de Luis o el tiramisú de la casa como colofón de una divertida experiencia gastronómica para compartir en el corazón del Gòtico, antes o después de un paseo por la Fira de Santa Llúcia en la avenida de la Catedral. También se puede subir a la terraza del hotel, en la octava planta de este edificio de estilo arquitectónico de la escuela de Chicago que levantó hace un siglo Francesc Cambó y el arquitecto Noucentista Adolf Florensa. La terraza ofrece unas vistas del barrio gótico impresionantes , coronadas por el ático dúplex donde vivió el cosmopolita político barcelonés en el edificio más alto de la época y uno de los primeros en tener ascensor. En la biblioteca privada de Cambó también se ofrecen almuerzos y cenas , al igual que otras estancias de la casa sirven para eventos o reuniones de empresa. Mientras, arriba permanece secreto un impresionante jardín neoclásico de dos plantas y de más de mil metros cuadrados, obra del paisajista francés Jean Claude Forestier. Un tesoro de edificio, catalogado como bien cultural de interés local, que fue reconvertido en hotel en el año 2005 y que ha sido remodelado completamente en 2024 para convertirse en el actual 5 estrellas.