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Francisco: «La cultura machista deja a la mujer como un ser de segunda»

Cuando Francisco encuentra unos interlocutores receptivos y con los que sintoniza en inquietudes no duda en dejar los papeles a un lado e improvisar sobre la cuestión a tratar. Así ha sucedido este lunes, cuando ha recibido en audiencia a la Comisión Permanente de Manos Unidas, la ONG de la Iglesia para el desarrollo que cumple 65 años. La plataforma, creada por las mujeres de Acción Católica en 1959, continúa hoy en su lucha contra el hambre y la pobreza a través de los 550 proyectos en 51 países que sacaron adelante solo el año pasado.

Con su presidenta Cecilia Pilar al frente, Francisco reivindicó algo más que «el genio femenino». «Nosotros estamos acostumbrados con esta cultura machista a tener a la mujer, no digo como el perrito o el gato de la casa, pero como un ser humano de segunda categoría», denunció. Justo después, compartió que «nos olvidamos de que las que llevan adelante el mundo son las mujeres y -dicen algunos- son las que mandan». Esta reflexión la completó subrayando que es la mujer la que «lleva adelante una familia, que lleva adelante los pueblos, que se acerca a la necesidad, esa sensibilidad tan rica de la mujer».

En su alocución, el Pontífice hizo referencia también a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, subrayando que es médico y madre de siete hijos. El Papa explicó que le preguntó en una ocasión cómo había resuelto ella una crisis económica. «Empezó a hacer un gesto con las manos… Y respondió: ‘Como hacemos las mamás’». Esta anécdota le sirvió para reivindicar de nuevo la «genialidad» de la mujer.

Con la Virgen María como referente, Jorge Mario Bergoglio puso en valor «la sensibilidad y la fortaleza» propias de la mujer, así como la compasión y la tenacidad, que precisamente llevan a Manos Unidas a ser un referente en «la mejora material, el progreso moral y desarrollo espiritual de los más frágiles y necesitados, para ayudarlos a conseguir una vida que responda a la dignidad de hijos de Dios». Para lograrlo, Francisco instó a «mirar a los ojos y tocar la mano» de los excluidos al equipo de Manos Unidas, al que acompañaba el obispo de La Calzada-Logroño, Santos Montoya. «Si vos no mirás a los ojos al mendigo, si vos no le tocás la mano, tu limosna no vale nada, porque no sale de tu corazón, sale sólo de tu bolsillo», remarcó el Papa.

Al abordar el reto de acabar con el hambre en el planeta, Francisco recordó que hace un par de años le visitó Cindy McCain, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. «Me dijo que ellos con toda la campaña apenas alcanzan a cubrir el 15% del hambre en el mundo», comentó el Papa. Al ahondar en esta cuestión, calificó este dato como «muy duro».

«El Papa ha hecho una alabanza de la mujer», apreciaba tras la audiencia la presidenta de Manos Unidas. «Que haya insistido en que la mujer es la que mueve el mundo nos llena de satisfacción», añadió.

Este dardo en defensa de la igualdad de la mujer de Francisco también tuvo su réplica en otra de las audiencias de la mañana con un grupo de teólogos. «Una teología hecha solo por hombres es una teología a medias», afirmó, reconociendo que aún queda camino por recorrer para integrar plenamente esta perspectiva. «Hay cosas que sólo las mujeres intuyen y la teología necesita su aporte», remarcó.

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