Un disparo para herir a dos partidos
Puigdemont se está divirtiendo, jugando a dar árnica a Pedro Sánchez al tiempo que lo cuece a fuego lento. La maldad de instar al presidente a someterse a una moción de confianza es un disparo con el que intentan herir a los dos partidos con más representación, PP y PSOE. Los efectos negativos sobre los socialistas y su líder son obvios. Mantener en la cuerda floja al Ejecutivo para doblegarles en los procesos de negociación es el primero de los objetivos que tiene Junts. El segundo, hacer patente su debilidad. Ha debido de acertar, porque ha hecho saltar las alarmas en Moncloa y Sánchez ha dado la orden de intensificar la negociación con los independentistas. Puigdemont espera pacientemente poder volver a Cataluña y que el Gobierno siga perdiendo sangre para gozar de una posición más fuerte.
El otro damnificado es Feijóo. Lo más probable es que Sánchez no acepte la cuestión de confianza, entonces todos los ojos de periodistas y analistas estarán puestos en el gallego, achuchándole que interponga una moción de censura, criticando si no lo hace y acusándole de pactar con el independentismo en caso de que se le ocurriese presentarla. Con una bala alcanza a las dos grandes formaciones, lo que constituye, en esencia, golpear contra la vida política española.
Por si fuera poco, Puigdemont ha dado la orden de pactar con el PP la eliminación del impuesto a las energéticas. Más de lo mismo, pone en evidencia la fragilidad de los hilos que sujetan el Gobierno y de quién es la mano que los mueve.
En el nuevo tiempo político la realidad no interesa tanto como los relatos que se construyen a partir de ella, por muy falseados que sean.
De momento, quienes salen ganando son Sánchez y Puigdemont. Eso sí, Zapatero, siempre iluminado, dice que el independentista es de fiar.