La IA, la nueva herramienta que hay que «dominar» en la educación
La irrupción de la Inteligencia Artificial ha cambiado por completo el ámbito de la educación como lo conocíamos, no solo desde el punto de vista tecnológico, sino también desde el de los alumnos y el profesorado. El crecimiento imparable de esta tecnología ha supuesto un aumento de las herramientas inteligentes en la elaboración de documentos, vídeos o imágenes, lo que ha provocado que los docentes tengan cada vez más dificultades a la hora de identificar la autoría de los trabajos de estudio que se les presentan. En definitiva, la creación de contenidos creativos se ha visto amenazada por la aparición de estas máquinas. Es por ello que desde la universidad están intentando liderar esta revolución imparable, formando a sus estudiantes y profesores en ese tipo de nuevas materias, y buscando soluciones constructivas.
LA RAZÓN, en colaboración con Telefónica Tech, ha organizado seis encuentros para debatir sobre la IA, en concreto sobre retos, oportunidades y desafíos que plantea en diversas áreas de índole económico y social de especial relevancia. El primero de ellos giró en torno a la relación de la IA con la sociedad general, mientras que el segundo, celebrado en el Parque Tecnológico de Leganés, estuvo relacionado con el ámbito sanitario. La tercera mesa redonda abordó el impacto de la IA en el sector turístico, el transporte y la energía; y el cuarto encuentro, celebrado hace una semana, se centró en cómo esta tecnología afectará al desarrollo de la economía.
En el campus madrileño de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) se celebró el pasado lunes la quinta mesa redonda relacionada, en esta ocasión, con el sector de la educación. En ésta estuvieron presentes Luis Martín, doctor en Inteligencia Artificial, CTO en AI Hackers; Rafael Cabrera, responsable de Consultoría de Data de Telefónica Tech; Carlos Santiuste Romero, vicerrector de Grado y Calidad en los Estudios; María Victoria Pavón, catedrática de Lengua Española en el Departamento de Humanidades; Clara Sainz de Baranda, profesora de periodismo y directora del departamento de Comunicación de la UC3M; y Ana Mejón, profesora del departamento de Comunicación de la UC3M, y secretaria académica del Instituto Universitario del Cine Español.
El debate, moderado por Rubén Romero, profesor del Instituto Universitario del Cine Español UC3M, comenzó con una breve introducción en la que cada ponente compartió su opinión respecto a la relación que existe entre la IA y la educación, cómo se está aplicando esta tecnología y cómo está modificando nuestra manera de aprender.
Rafael Cabrera aseguró que en los últimos años ha observado una democratización de la Inteligencia Artificial, un escenario que no solo genera muchos beneficios, sino que también supone una serie de retos y desafíos a los que «no podemos ser ajenos». El principal reto es «buscarle un objetivo» a esta nueva tecnología: «Nosotros estamos desarrollando proyectos donde la IA no es un fin en sí misma, sino que se utiliza como herramienta para, por ejemplo, detectar problemas tempranos en cursos académicos y tomar decisiones», señaló. Además, el responsable de Consultoría de Data de Telefónica Tech comentó cómo la IA está modificando el contenido de las carreras, no solo en el caso de aquellas más técnicas como ingeniería de datos, sino también en otras como la medicina, donde ya está floreciendo esta tecnología para ayudar en la investigación o en el proceso de diagnóstico. Por tanto, destacó que al existir «tanta especialización», desde el punto de vista docente, «se va a tener que incorporar» esta herramienta.
Ante este escenario, Luis Martín, CTO en AI Hackers, señaló que la IA generativa no solo va a suponer la aparición de nuevas profesiones, sino que también habrá otras que resultarán afectadas por la llegada de esta nueva herramienta. Y es que al realizar tareas que son automatizables no les quedará más remedio que renovarse. «La universidad tiene un papel bastante importante para que los perfiles que tienen una trayectoria profesional se puedan reconvertir», puntualizó. Y añadió que estos centros educativos tendrán que introducir titulaciones para dar «soporte a las demandas de la industria».
Esto ya lo están haciendo desde universidades como la UC3M. En esta línea, Carlos Santiuste señaló que aunque «es evidente» que van a desaparecer ciertas profesiones por culpa de la IA, van a aparecer otras nuevas. Por tanto, desde este centro universitario están trabajando en ofertar nuevos títulos para adaptarse «a la demanda que va a haber de esta formación», además de que introducir una asignatura transversal en todos los grados para dar a los estudiantes competencias digitales. «Es fundamental que adaptemos la formación de todos nuestros alumnos para que entiendan y sepan utilizar estas herramientas», sostuvo. La revolución de esta tecnología, a pesar de que no va a suponer la desaparición de los docentes, ha transformado por completo su trabajo. «El papel del profesor, que no te da la IA, es el de maestro, guía y referente que necesitamos todos cuando estudiamos algo», señaló. En este sentido, la Inteligencia Artificial ayuda a estos profesionales en su «labor fundamental», es decir, «a quitar toda la paja que no es la esencia de la educación».
Desde la perspectiva del alumnado, Ana Mejón, como profesora del departamento de Comunicación de la UC3M, explicó que la irrupción de la IA generativa es algo que preocupa a los estudiantes de carreras creativas como bellas artes, periodismo o cine, entre otras, generándoles miedo e incertidumbre ya que muchos consideran que su puesto laboral va a ser modificado o que incluso los trabajos de este tipo van a ser «sustituidos por máquinas». Por tanto, Mejón consideró que el trabajo que tienen que hacer desde la universidad es comprender estas herramientas y «no huir de ellas», puesto que su conocimiento se demandará como una habilidad más. Sin embargo, el principal problema a resolver en estas disciplinas tiene que ver con los derechos y la atribución, ya que se «pone en valor» la autoría de las obras que se crean y con la llegada de la IA, muchos se preguntan qué ocurre con ella. Asimismo, se deberán descubrir las oportunidades creativas que aportan estas herramientas. «Es un ámbito que tenemos que atender desde la universidad», sobre todo en aquellas disciplinas «más humanísticas que se van a ver acompañadas de toda esta novedad», aseveró.
El moderador compartió su experiencia con el programa QuillBot para introducir las formas de detección de fraude y malas aplicaciones de esta nueva tecnología: «Posiblemente, en unos meses o años, los alumnos podrán engañarnos, pero a día de hoy podemos identificar si un texto se ha redactado con IA o no». «Sobre todo, se aprecia en la estructura: introducción, “bullet points” y conclusión. Como toda herramienta, dependiendo de quién la utilice, puede acabar ofreciendo un buen producto o un frío comunicado», apuntó Rafael Cabrera. En lo que respecta al papel de los detectores, todos coincidieron en que aún no hay ningún detector mejor que la percepción humana: «La gran diferencia reside en el tono y el uso de cada palabra ya que las máquinas le quitan emotividad y sorpresa al texto».
Santiuste reconoció que, durante su preparación para esta mesa redonda, retó a la IA, proponiéndole redactar su intervención en este acto: «Llegué a la conclusión de que todo lo que aportaba era correcto, pero le faltaba alma y espíritu crítico». Sin embargo, se resigna a aceptar que «lo malo es que, aunque se puede identificar fácilmente el trabajo realizado por una inteligencia de este tipo, resulta casi imposible demostrarlo». Así, el vicerrector alcanzaba la conclusión de que «tarde o temprano habrá que cambiar los métodos de evaluación» e incluso, llegó a proponer el escenario de recuperar los exámenes orales.
Con su experiencia como investigador, el mismo moderador recalcó la tendencia anglocentrista que predomina en la Inteligencia Artificial a la hora de buscar referencias, documentación o autores. En este caso, Luis Martín aseguró que el problema de las citas ya es heredado de los métodos convencionales ya que la gran mayoría de la documentación volcada al formato digital es en inglés. Sin embargo, aportaba grandes esperanzas a que esta tendencia pueda cambiar: «Precisamente, una de las cosas que más facilita esta nueva tecnología es modificar las líneas dominantes del sistema. Es más fácil acabar así con el anglocentrismo, aunque de una forma u otra, el sesgo siempre está implícito al tratarse de un algoritmo.
Sobre el funcionamiento de los algoritmos, Rafael Cabrera compartió las conclusiones de su último experimento de ingeniería de prompt: «Decidí realizar un cuestionario a los tres principales generadores de IA, y acabé determinando que en el 85% de los casos, las respuestas se asemejaban mucho. Las diferencias aparecen cuando formulas cuestiones adicionales o sigues profundizando en tu investigación». Así, el responsable de Consultoría de Data de Telefónica Tech concluye que «cuando vas sofisticando el tipo de pregunta, eres capaz de modular y tener unos resultados más precisos. Para avanzar, el humano tiene que ponerse a los mandos». En esta línea, Mejón aseguró que también es partidaria de herramientas que permitan subir documentación propia y nutrir la nube de datos de una forma personalizada.
Por su parte, Santiuste se mostró escéptico sobre que este tipo de tecnologías alteren drásticamente el rendimiento de los estudiantes. «En los estudios sobre IA aplicada al rendimiento académico se concluye que sólo mejora los resultados de quienes ya eran buenos estudiantes ya que utilizan esta herramienta de forma adecuada; mientras que los alumnos que solo la emplean como un atajo no solo no encuentran beneficios en su rendimiento, sino que además empeoran su nivel de redacción», señala el vicerrector de Grado y Calidad en los Estudios.
El moderador, especializado en cine, sumó la problemática respecto a los derechos de imagen que está causando la Inteligencia Artificial en la industria de la gran pantalla, con aplicaciones como el «deepfake», que permite suplantar la identidad de cualquier celebridad. Sobre este desafío, Luis Martín sostuvo que «los alumnos de hoy tienen que ser los líderes del cambio de la IA del mañana, desarrollando espíritu crítico. Hay que dar herramientas y potenciar su razonamiento puesto que el conocimiento puro ya lo tenemos en el móvil», añadió.
Entre otras conclusiones, para cerrar esta quinta mesa redonda, Santiuste afirmó que la gran diferencia de ésta es «la velocidad a la que se producen los cambios y la gran capacidad de adaptación que implica». Por su parte, la profesora de periodismo Clara Sainz de Baranda sostuvo que no cree que la tecnología acabe con puestos de trabajo, sino más bien que los transformará. También confía en que las constantes reformas educativas den tiempo a adaptarnos a este gran cambio». En definitiva, defendió que «no debemos competir contra la IA, pero sí adaptarla a nuestro entorno y beneficiarnos de sus ventajas».
[[H3:La «policía de Internet»]]
Pavón señaló que «las posibilidades de engaño han existido siempre. Antes del sistema de detección de plagio Turnitin, yo ejercía de “policía de Internet”, buscando la referencia de cada cita. Creo que también reside en una cuestión cultural. Aunque en todos los países existe el fraude, en las universidades norteamericanas los estudiantes realizan un juramento para comprometerse a utilizar la documentación ajena de una forma responsable». Por su parte, el experto de Telefónica Tech, Rafael Cabrera, concluyó que «la IA ha venido a transformar la clave del éxito profesional. Ayuda a las personas con las tareas más repetitivas para que puedan centrarse en las necesidades más creativas».