Simone Fattal reivindica la metamorfosis del barro en arte para perpetuar la memoria colectiva
Simone Fattal entiende sus esculturas como el resultado de un diálogo consigo misma. La artista franco-libanesa reivindica el barro , un material considerado menor, como un medio vivo y maleable perfecto para dar forma a figuras que ayuden a documentar y perpetuar la memoria de la civilización. Que sirvan para contar el mundo a través una mirada diferente. Con 'Suspensión de la incredulidad' , título de una muestra que se apropia de un concepto literario para invitar al público a dejar de lado el realismo, el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) rinde homenaje a su Premio Julio González 2024. «El arte sirve para que la gente no se olvide y recuerde lo que ha pasado. La gente va a museos, que han reemplazado a las iglesias, para ver lo que está ocurriendo en la sociedad», aseveró Fattal este miércoles ante los medios. Expone por primera vez de forma individual en España, en una visión integral de su obra que estará hasta el 1 de junio de 2025 en Valencia, a pocos kilómetros de la zona cero de la catastrófica DANA. «Cuando ves un estudio donde trabaja un ceramista está todo muy sucio, como las áreas afectadas por la riada. Pero de ese proceso tan basto surge algo muy bello , como una pieza de porcelana», ejemplifica la artista, como metáfora de la transformación que todavía necesitan muchas poblaciones tras la tragedia. La exposición acoge una selección de su producción escultórica, sin olvidar su trabajo editorial y sus dibujos, entre 1999 y 2023. Sin embargo, la cronología aquí no importa, pues se ha concebido «como una narración, como un cuento que invita al visitante a relajarse y observar» sus 85 obras, indicó la directora adjunta del IVAM, Sonia Martínez, que confirmó que la ceremonia de entrega del Premio Julio González a la artista se celebrará más adelante, tras suspenderse por la barrancada. Nacida en Damasco en 1942 y criada en El Líbano, Fattal abandonó el país por la guerra civil en 1980, dejándolo todo atrás excepto las historias que después convertiría en figuras de arcilla. Se instaló en California, donde fundó la editorial The Post-Apollo Press, un sello para artistas experimentales. Más tarde, regresaría a la producción escultórica, que se nutre de continuas referencias a la mitología , desde el antiguo Egipto hasta el misticismo suní y la tradición grecorromana, pero también de paisajes y emociones. «La primera figura que creé fue sumeria. Tenía el aspecto de una obra hecha en su época, pero no fue intencional. Lo descubrí después. Ahí entendí lo importante que era la historia, la influencia para mi arte de los sumarios. Es absolutamente inconsciente», explica. Se considera, además, una persona «muy literaria» a la hora de plasmar un relato, una idea o un hecho sin inspirarse en otros artistas. «Gran parte de mi obra es muy íntima, proviene de mi propia corriente de pensamiento. Es un diálogo interior», sostiene. En ese sentido, la situación geopolítica de Oriente Medio también se refleja en su trabajo. «Empecé mirando a los guerreros jóvenes y lo que hacían. e intente explorar su mundo. Son quienes tienen que protegernos y testigos de nuestra parte más débil», indicó Fattal durante la presentación para periodistas de la muestra comisariada por Rafael Barber y Nuria Enguita . Es, de hecho, el último trabajo de Enguita en el IVAM tras su dimisión en febrero. Según Barber, con una cerámica que se distingue por el uso del color, Fattal «entiende la épica desde un espacio más doméstico, más humano, con esculturas que se pueden hacer con las manos. Esculturas pequeñas que juntas crean grandes comunidades». Sina Sohrab ha diseñado la exposición de manera que el público puede disfrutarla sentado en muebles en los que, históricamente, se han sucedido los relatos. El recorrido se inicia con una exhibición del trabajo editorial de Fattal en Post-Apollo Pres sobre una especie de triclinio romano, para pasar a las plataformas orientales con alfombras de la parte central, dedicada a las esculturas. El último tramo de la exposición está dedicado al dibujo, con una instalación de diez piezas de gran formato que los visitantes pueden observar recostados sobre un diván. En ellas, explica Barber, Fattal «crea un texto sin letras ni puntuación, compuesto solo de gestos, goteos y relaciones entre la tinta, el agua, el papel y la mano de la artista. Las manchas y salpicaduras se convierten en fragmentos de un lenguaje visual». El espectador descubrirá sus posibles significados en ese mismo instante porque, según la propia artista, «el arte es un acto inmediato» .