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El ministro de las ratas, por Mirko Lauer

Le sorprendería al ministro Morgan Quero la cantidad de activistas dedicados a evitar la crueldad contra los animales de todo tipo, ratas incluidas. En otras palabras, son personas que reclaman un trato humano para los animales. Son llamados animalistas, por su defensa de los derechos de esas criaturas, entre ellos el derecho a no ser maltratados.

El doble resbalón de Quero, que fue llamar ratas a los asesinados por la represión de este gobierno y negarles derechos humanos, amerita que sea retirado del cargo. Pero en este Ejecutivo nadie ha perdido su puesto por un acto de sobonería, pues de eso se trataba. Más bien Palacio aprecia a los ministros que se hacen atacar por la prensa.

Pero la situación de Quero tiene un giro, pues acaba de colocar al centro del escenario las muertes del 2023, y eso cae directo sobre la chacra de Dina Boluarte. Llamar ratas a esas víctimas no es exactamente poner paños fríos sobre el problema de ese medio centenar de tumbas inquietas. Pero aun así, es poco probable que Palacio pida su renuncia.

Luego, en lugar de pedir disculpas como correspondía, el ministro negó haberse referido a los muertos del 2023, y aclaró que su racumín jurídico había sido lanzado contra los violadores. Un retroceso abyecto que no ha convencido a nadie. Entre otras cosas porque hasta los repudiables violadores tienen derechos humanos.

La periodista de La República-Piura que le hizo la pregunta luego tuvo que soportar presiones de Quero mismo para que cambiara su versión. Por supuesto que no lo hizo.

En estos tiempos hay una ajustada competencia en el gabinete Adrianzén para ver quién declara los peores desatinos. Quero ya venía ganando con su frase sobre la violación de niños awajún como práctica cultural amazónica. Ahora ya no queda duda de que el ministro de Educación es el peor deslenguado de ese elenco.

Un competidor serio es el vivaracho ministro del Interior, que se inauguró con sus dislates frente al Capitán Culebra, y ahora último ha reforzado su puntaje pidiendo la pena de muerte para los sicarios. Por el camino dijo que renunciaría si la emergencia no funcionaba para mitigar la inseguridad ciudadana, promesa que no ha cumplido.

Este gabinete ya está más que maduro para un cambio fuerte. Digamos que con media docena de reemplazos se podría hacer una limpia, como se dice en el mundo de la brujería. Si Boluarte cree que los dislates ministeriales le sirven de distractores políticos, se equivoca.

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