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La Copa de la NBA o cuando un invento funciona

Uno de los entrenadores presentes en la Final Four de la Emirates NBA Cup que esta noche comienza en Las Vegas soltó nada más ganar su cruce de cuartos de final. "Queremos ganar esta cosa". El autor de la afirmación es Doc Rivers, el técnico de los Hawks. Y lo de "esta cosa" refleja perfectamente qué significa para la mayoría de entrenadores, jugadores y público la Copa de la NBA que se inventó el curso pasado en los despachos de la Liga estadounidense. La "cosa" difiere radicalmente con la cultura de "playoffs" instalada en la NBA desde tiempo inmemorial. La "cosa" va de eliminatorias directas y la "cosa" de momento funciona por dos razones fundamentales. Los partidos, tanto de la fase de grupos como de cuartos de final, han tenido un inconfudible aroma a "playoff". Y la igualdad/novedad es que sólo uno de los cuatro semifinalistas, los Bucks de Antetokounmpo, repite de la temporada pasada. La Copa coincide con la temporada habitual donde desde 2019 no se repite campeón.

 

Y el favorito en el imponente T-Mobile de Las Vegas, que casi parece un casino más, son los Oklahoma City Thunder. Acabaron en cuartos con los Mavericks de Luka Doncic y da igual que lleguen sin su particular unicornio, Chet Holmgren. Cuentan con un estrellón de la Liga, Shai Gilgeous-Alexander, segundo en la votación para el MVP el curso pasado, y está rodeado por una plantilla interminable. Hay ocho jugadores que anotan siete o más puntos con los 30,2 de Shai como referente. Pero lo mejor no es eso. Nadie defiende como ellos y la prueba es que en cuartos se convirtieron en el segundo equipo de la temporada capaz de dejar en menos de 20 puntos a Luka Doncic. Es el único equipo que está en el «top 5» de eficacia defensiva y ofensiva, es el único equipo que roba más balones de los que pierde y es el tercero más eficiente en la historia de la NBA. Esta estadística refleja la diferencia en su defensa y la del resto de equipos y es +8,6. Sólo los Celtics de las temporadas 1963-64 y 1964-65 eran más eficientes.

Por si fuera poco el arsenal del mejor equipo del Oeste han sumado esta temporada un pívot blanco de 2,13, Isaiah Hartenstein, que les ha dotado de una fortaleza interior de la que carecían. Está justificando sus 30 millones de salario aportando más de diez puntos y diez rebotes por partido. Además es el quinto pívot que mejor pasa de la NBA (4,5 por partido) y el balance del equipo con él es 7/1. Los Rockets, la revelación de la temporada (17/8), llegan como víctimas después de haber liquidado a los Warriors de Stephen Curry.

Y en la semifinal del Este aparecen los Milwaukee Bucks, el único equipo de los cuatro que está en el "top 10" de gasto en salarios, y los Hawks de Atlanta. Con el equipo de la capital del estado de Georgia no contaba nadie después de haber elegido al número uno del draft -el francés Zaccarie Risacher-, pero fueron capaces de superar a los Knicks en el Madison. Los Bucks empezaron la temporada de forma desastrosa, pero han enderezado el rumbo (13/11) con un soberbio Antetokounmpo. Lleva 20 partidos seguidos sin bajar de 20 puntos y superando el 50 por ciento de acierto en el tiro. Sus Bucks son favoritos en la primera semifinal.

Y además del título, el campeón de la "cosa" tiene recompensa económica. Cada miembro del equipo ganador se lleva medio millón de dólares. La cantidad para tipos como Antetokounmpo que roza los 50 "kilos" por curso es una propina, pero... para tres o cuatro miembros de cada plantilla puede suponer un cuarto de su salario anual. Y todo en Las Vegas.

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