Cuando ya es demasiado tarde

Abc.es 
A veces pasa que alguien se muere y te molesta no haber estado más cerca suyo. No por lo que pierdes sino por lo que te perdiste . Sabes que era una persona especial, auténtica, sin vueltas ni grises que oscurecieran su forma de ser. Quizá te hubiera hecho más grande, más a su manera, y entonces te das cuenta que no tuviste un algo que otros muchos gozaron de sobra. Pasa poco, casi nunca, pero esta semana ha ocurrido y cuando ya es demasiado tarde , se forma una derrota que no se puede deshacer. Ella era un poco mayor que yo. Su hermana, de mi quinta, fue parte de mi paisaje años atrás. Luego la vida te va poniendo sobre otros suelos y no se pueden abrir todas las puertas por las que te gustaría pasar. Tienes amigos comunes, primos a los que adoras, personas que, en definitiva, sí que la tuvieron muy cerca y que también lo están de ti. Se trata de vidas cruzadas, en paralelo, como si los dos estuviéramos en el mismo escenario, pero en obras distintas . Las pocas veces que estuve con ella tuve la sensación de conocerla de siempre. Eso te lo regalan las personas que brillan con luz propia. Me dicen que tenía facilidad para cabrearse y para pedir perdón. Que era una buena persona y que trabajaba para hacer feliz al resto. De hecho, se ocupaba de todos menos de sí misma, cosa tan poco habitual en estos tiempos. Su sonrisa le llenaba la cara. Por eso creo que ha sido la pena el motivo de su marcha . Ver morir a su padre hace apenas tres semanas la dejó amputada, como hoy quedan sus pequeños, su madre, su hermana y su marido. Eso es suficiente motivo para que te estalle el corazón. Así como el de tantos que fueron suyos y que son también un poco míos. Comprender que morirse es parte de la vida es algo que no encaja en nuestro entendimiento. Sobre todo, cuando no es el momento adecuado. En realidad, nunca lo es. Pero mucho menos así, de una forma prematura que obliga a dos hijos a crecer sin guía y a una madre sin un cacho de su cuerpo. Ella creía en Dios y quizá, esa fe sea el timón que dirija la incomprensión de los suyos . Envidio a las personas que tienen esa suerte. Yo no sabría por dónde empezar porque siento que todo habría comenzado a terminar. En mi lejanía trato de estar cerca de ellos porque es en el pensamiento donde realmente uno hace lo que le da la gana. Es el territorio soberano que dijo el filósofo. El de la piel para dentro. Me imagino que a los que deja estarán rodeados de muchos, pero más solos que nunca. Y ese vacío me duele porque son demasiadas personas cercanas las que hoy están rotas por la muerte de Caritina. Es difícil entender que tuviera el poder de dolerte desde lejos. De lamentarme por no haberla tenido más cerca. Puede que sea la grandeza de alguien como ella. Y prueba inequívoca del incalculable dolor de los que todavía no han tenido tiempo de darse cuenta de su ausencia. Pero creo que las personas que son así de únicas también se van de forma incomprensible . O puede que sea el salvavidas al que nos aferramos para entender lo que no tiene explicación.

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