Las frenéticas elecciones en EU alzarán las bolsas, también en México

Fundador, presidente ejecutivo y codirector de inversiones de Fisher Investments.

Un intento de asesinato, un cambio de candidato a última hora, hackeos a las campañas, encuestas que cambian una y otra vez... ¿Qué más nos deparará esta convulsa carrera presidencial en Estados Unidos? Aunque los inversionistas teman lo peor, a las bolsas no les afectará tanto revuelo, y es de esperar que la reducción de la incertidumbre impulse a la renta variable mundial hasta finales de este año, también en México.

Como comenté en la columna de mayo, los años electorales en Estados Unidos van acompañados de ganancias en las bolsas. Desde 1925, las acciones se han revalorizado en el 83 por ciento de esos años, con rentabilidades medias de 11.4 por ciento (en dólares). Y, dada la estrecha correlación de los mercados mundiales con el de Estados Unidos, la tendencia descrita suele extenderse al resto del mundo, México incluido. De hecho, la correlación entre el índice BMV y el S&P 500 estadounidense es de 0.68, un valor elevado si consideramos que 1 significa un movimiento idéntico y –1, completamente inverso.

No obstante, en 2024, la correlación entre ambos indicadores ha disminuido de forma temporal antes y después de las elecciones presidenciales en México debido al aumento de la inquietud por una posible mayoría calificada. Esto explica la caída de la bolsa mexicana este año, que contrasta con el alza del 17.6 por ciento de su homóloga estadounidense (en dólares) hasta el 11 de septiembre.

En todo caso, esta divergencia parece un fenómeno pasajero. Las reformas judiciales de López Obrador son conocidas, así que cualquier efecto que puedan tener en el mercado ya está descontado. Además, desde mediados de julio, las acciones mexicanas y estadounidenses vuelven a fluctuar a la vez, de modo que las elecciones en Estados Unidos supondrán un impulso a favor para ambas hasta el cierre del ejercicio.

No cabe duda de que en estos momentos reina la incertidumbre. Los giros históricos en la campaña, las declaraciones de los candidatos y sus personalidades acaparan los titulares, pero, al final, el resultado aportará claridad y, con ella, un importante impulso. Al fin y al cabo, las bolsas no soportan la incertidumbre, la cual desincentiva la toma de riesgos. Durante los primeros meses de la mayoría de los años electorales, abundan las incógnitas: las elecciones primarias de los partidos se ven obstaculizadas por la multitud de candidatos, que tratan de destacar persuadiendo con ideas extremas a sus bases, sus seguidores más fervientes.

Por lo tanto, la incertidumbre tiende a aumentar al principio. De hecho, el índice S&P 500 solo se ha revalorizado una media del 2.8 por ciento (en dólares) en los primeros semestres de un año electoral. Pero, en los segundos semestres las dudas se disipan, algo que siempre favorece a los mercados. Primero, se conoce el nombre de los candidatos, después, el de los compañeros de fórmula y, más tarde, las propuestas políticas. El tono se va moderando a medida que los aspirantes buscan el voto de los electores independientes.

Durante la campaña, se detiene la actividad legislativa en el Congreso. El bloqueo y la menor incertidumbre se traducen en rentabilidades medias del 9.2 por ciento para el S&P 500 en los segundos semestres del año electoral.

En esta ocasión, las inusualmente tranquilas primarias promovieron el repunte de las cotizaciones iniciales. Sin embargo, esto no significa que luego vayan a caer. Históricamente, tras los 16 primeros semestres positivos de los años electorales, también se registraron ganancias en 15 de los segundos semestres.

Sin duda, el verano, con episodios tan sonados como las vacilaciones del presidente Biden en un debate, el horrible intento de asesinato de Donald Trump, la renuncia de Biden y la posterior irrupción de Kamala Harris, fue un período frenético. La incertidumbre parecía no tener fin.

Ahora, en cambio, quedan pocas dudas: Harris fue elegida, nombró a su compañero de candidatura y los demócratas celebraron su convención.

No obstante, aún queda por conocer el resultado de las elecciones. A juzgar por las encuestas, estarán muy reñidas, pero los caminos hacia la victoria de ambos candidatos se irán despejando.

Recuerde que Estados Unidos no es una democracia directa. El resultado dependerá del Colegio Electoral, que otorga al partido ganador la totalidad de los llamados “votos electorales” que corresponden a cada estado en función de su población. De los 50 estados, solo siete están en disputa, de manera que Harris tiene asegurados 226 votos electorales y Trump, 219. El ganador necesita 270, conque pronto se reducirá el número de opciones para poder alcanzar la victoria.

El 5 de noviembre conoceremos el nombre del ganador y también la composición del Congreso. Con esa información es posible calcular el riesgo legislativo que deparará 2025. La claridad debería preparar el terreno para que las acciones suban hasta el final del año. Y no solo en Estados Unidos, también lo harán en México y en otras partes del mundo. No se pierda el repunte.

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