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Los chavicos, los peros y otras curiosidades de las Cruces de Mayo de Granada

Abc.es 

La fiesta de las Cruces de Granada vuelve este viernes 3 de Mayo, como cada año, y resucita recuerdos y costumbres que vienen de muy largo. Las nuevas costumbres y tendencias pueden haberlos ocultado, eso es cierto, pero ahí siguen. La tradición sigue siendo un elemento clave en el día en el que la Iglesia conmemora el hallazgo de la cruz en la que fue crucificado Jesucristo. Empezando por lo del pero, remite de manera bastante clara a la idiosincrasia granadina , a ese carácter a veces un poco difícil y no siempre impermeable a la crítica que se conoce por el nombre de malafollá. En las cruces que se exhiben en la calle es muy habitual ver, en la parte inferior, delante del elemento principal, unas tijeras con una manzana clavada. A la manzana, en Andalucía, también la llaman pero . El mensaje de las tijeras junto al pero sería más o menos éste: si después de todo el trabajo que nos hemos tomado para hacer esta cruz, vas y le pones una pega (o un pero), entonces mejor sería que te cortaran la lengua. Con esa tijera, naturalmente. Lo del chavico viene de muy lejos, de cuando no sólo existían las pesetas sino que éstas se dividían en céntimos. Un chavo era la décima de una peseta y también recibía el nombre de perra gorda. En Granada eso de terminar las palabra en ico es muy habitual -«dale un besico de mi parte», por ejemplo- y es lógico que del chavo se pasara al chavico. Eso, un chavico, era lo que pedían los niños de los componentes de las cofradías o las asociaciones de vecinos que montaban las cruces para ayudar a su financiación. Salían a la calle, como en su día hacían los del Domund, demandando «un chavico pa la cruz». Que podía ser la grande, la de sus padres, o la pequeña, la que ellos hacían a su imagen y semejanza. Todavía es posible verlos , aunque ahora las cosas hayan cambiado mucho y es más probable que ese chavico -o ese euro- sirva para que luego se tomen algo. La tercera costumbre es la del baile de La Reja . No se ha perdido, pese a que ahora en el Día de la Cruz se estilen mucho más las sevillanas. La Reja es un tanguillo flamenco que tiene su origen en el barrio del Sacromonte, el antiguo barrio gitano de Granada. Todavía quedan muchos y reivindican que el baile de la zambra, autóctono y también en vigor a pesar de los pesares, sea declarado Patrimonio Inmaterial por la Unesco. También guarda una íntima relación con las Cruces el empleo de materiales autóctonos en las que se exhiben. Debe haber plantas típicas de los patios granadinos, como los geranios, y colgados detrás de la cruz habrá manteles bordados, piezas de cobre y platos y otros enseres de cerámica, si es posible de taracea, esa madera policromada que forma dibujos que recuerdan a la época nazarí. En el adorno también se utilizan piezas de cobre, muy utilizado en la ciudad en aquella etapa.

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