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Patios de Córdoba: Santa Marina y San Agustín, las flores que llegan justo a la cita

Abc.es 

Ahora no es ensoñación ni recuerdo. Marroquíes no es calle de paso más que para los que viven cerca, y los pocos que la pisan fuera de temporada, cuando mayo no es más que un recuerdo de luz , la imaginan con una cola de expectación que llega hasta la calle Mayor de Santa Marina . Cuesta verla vacía, con los afanes de cualquier jornada, como si allí no hubiera un patio camino de ser monumento. Y al llegar las once de la mañana de este jueves, cuando mayo ha llegado en el calendario pero todavía no el calor que obliga a quedarse en mangas de camisa, ha regresado ese paisaje que en vez de espera o incomodidad promete belleza . Ha empezado allí y ha comenzando en toda la ciudad, y antes de las once ya había colas a la espera de reencontrarse con la belleza, que puede ser como se recordaba, pero también cambiar. Los Patios de Córdoba son una fiesta que todos los años se mueve en el equilibrio del tiempo y del clima , y que llega en el alambre de saber si las especies más hermosas estarán a tiempo de belleza o ya se habrán pasado. Lo cuentan las frágiles azucenas que se abren como joyas delicadas en algunos patios, y que han llegado a punto a la cita, pero también las rosas, dicen que ya un poco ajadas, y desde luego los geranios y las gitanillas que tienen que llenar de color la cal de las paredes. Es mayo en Córdoba. El patio de la calle Chaparro es el ejemplo de cómo la flor de la fiesta ha echado raíces en la tierra nueva de una construcción reciente. Reciente y vivida, porque sus familias hacen vida en él todo el año, se bajan a leer y a beber algo. Conviven. Lo cuenta Manuel Escudero , que invita a fijarse en el jazmín de Damasco y en su olor, en la buganvilla y en las sulfinias de las escaleras. Todos los años hay una novedad y en 2024 está el escritorio de Antonio Gala , con su bastón, su pañuelo, el soneto y su firma característica, y los visitantes se llevarán un marcapáginas del escritor, que murió hace casi un año , cuando el quinto mes empezaba a marcharse. Conversación «Esta mesa siempre está ahí, todo el año. Y fíjese en el cóleo , que siempre nos dicen que es una planta que trae mala suerte, pero para nosotros no ha sido así, porque desde 2010 siempre hemos tenido algún premio», dice. El año pasado el patio ofreció a sus visitantes pasar a lo clásico, a charlar con los propietarios sin hacer fotografías. Y de los 24.000 que pasaron apenas dos protestaron. Al lado está Marroquíes, y allí cuesta señalar novedad porque en su magnitud es casi imposible conocerlo del todo. Barrio más que patio, al que sólo faltan los nombres de las calles por las que se pasea en busca de los detalles. Ángela, una de sus cuidadoras, muestra el esplendor de la buganvilla y habla de las flores clásicas de Córdoba: rosales, cactus , sulfinias, geranios, gitanillas. Colas para visitar el patio de la calle Marroquíes VAlerio Merino Los visitantes pasan al cuarto de pila, miran los colores, charlan con los artesanos , pisan los chinos y piedras como si fuera lo más normal del mundo, porque al entrar a esa sinfonía de cal y azules se tiene la sensación de que allí no entran los materiales y la uniformidad de una vida más moderna. El de la calle Tafures es recogido y rico en detalles, con la fuente cantando , el naranjo y las hortensias, y los que esperan tienen que entrar como en una miniatura en la que los detalles antiguos hacen el contrapunto de una casa en la que los suyos siguen viviendo. Se llega por allí al barrio de San Agustín y a la calle Zarco , que tiene dos patios. El número 13 es moderno y los que buscan detalles encuentran pronto que algunas plantas que cuelgan lo hacen en bombillas con tierra, aunque también se fijarán en las hortensias tan cuidadas. El del número 15, justo al lado, tiene más detalles antiguos y es vertical, y su dueño enseña los geranios amarillos que este año son novedad en la mirada a las escaleras, a las habitaciones antiguas que se asoman y a la variedad de colores que encuentran los que llegan. Los vecinos de la calle Chaparro han rendido tributo a Antonio Gala con un marcapáginas y una recreación de su escritorio Antonia Lucena cuenta en la calle Ocaña, en ese patio que cuida porque la relaja de los afanes de cada día, que la gente se fija en las flores y no en los detalles de la arquitectura, que en su caso son hermosos. Por eso señala la galería de madera que se asoma a ese patio que respeta la costumbre de la siesta, como dice en un cartel. Y sí, están las azucenas en la natural perfección de lo que no puede ser más que efímero, y hay también que olerlas, porque no sólo entran por la vista. Y está el naranjo, pero quien mire bien encontrará una escultura en yeso de una niña cabalgando sobre un cerdo. Es obra del artista madrileño Javier Martínez. Allí también hay marcapáginas de recuerdo, y es de Federico García Lorca. A cierta hora, mientras llega el mediodía, parece que las colas se van disipando, o es que se están repartiendo por otros puntos de Córdoba los visitantes. Es día festivo a medias, porque hay madrileños aprovechando que ellos sí tienen puente . La calle Parras sólo tiene un patio en 2024, y es el número 6, uno de los más antiguos del concurso. «Mira, mamá, hay una tortuga », dice un niño que señala a un animal nada extraño en la fiesta. En el bolo cordobés reinan el verde y el limonero , la esparraguera que preside y las flores que se asoman a la galería echando esta vez de menos a una de sus cuidadoras. Fuera los visitantes sacan los planos y buscan las esquinas de una ciudad que por calles estrechas no siempre es fácil. Nunca las colas y las esperas tuvieron mejor premio para los sentidos .

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