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La víctima de una bomba fallida de ETA se quiebra en el juicio a Txapote: «Ahí dormía mi hijo»

Abc.es 
Cuando dieron el cambiazo al macetero que pendía de la ventana del primer piso para colocar otro en el que las flores secas y los restos de hiedra ocultaban a la vista un explosivo que habría tirado abajo toda la fachada, pensaban que en la casa vivía un agente de la Guardia Civil. La mujer que realmente residía en el inmueble junto a su hijo pequeño se quebraba este martes haciendo memoria del hallazgo del artefacto ante el tribunal. «Pudo haber explotado. Ahí dormía mi hijo». En el banquillo, cuchicheando cada vez que terminaba una testifical, el etarra Francisco Javier Gaztelu, más conocido como Txapote; y los integrantes del comando 'Toto' Asier Arzallus Goñi, alias 'Santi', y Aitor Aguirrebarrena Beldarrain, apodado 'Peio', quienes habrían recibido de él las «instrucciones» para la fabricación de la bomba y su colocación en aquel lugar tan concreto en noviembre del año 2000. La Fiscalía pide para el primero 53 años y 8 meses de prisión como «autor por inducción» de dos delitos de asesinato y otro de estragos en grado de tentativa, mientras los dos secuaces afrontan un año menos en calidad de autores materiales. Los tres han pasado la mañana de este martes en la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, donde, desde el banquillo, han escuchado a la mujer que a punto estuvieron de asesinar reconocer que tantos años después, aún le cuesta hablar del tema. Tenía una perra, que en los días en que colocaron el explosivo dormía fuera, en el patio sobre el que pendía el macetero. Estaba oscuro. La farola se había apagado sin que nadie le hubiese dado importancia alguna. Estuvo varias semanas el explosivo en su ventana antes de que la Guardia Civil descubriese el plan. «Sólo de pensar que podía haber explotado...», decía, intentando recomponerse a preguntas de la fiscal. Noticia Relacionada estandar No El partido de Otegi exhibe fotos de etarras como Txapote en la carrera por el euskera Iñaki Arizmendi Covite denuncia que Sortu portaba imágenes de asesinos de ETA a su paso por la localidad vizcaína de Galdácano Los etarras guardaban silencio frente al tribunal mientras ella y otros testigos protegidos iban estrechando el cerco sobre su responsabilidad en aquel atentado fallido en la localidad navarra de Cintruénigo . Uno de los relatos lo ha sido desde prisión, del etarra José Ignacio Guridi Lasa, que perdía la memoria en las preguntas clave pero fue miembro del comando Totto, el mismo que asesinó al periodista José Luis López de Lacalle en el año 2000, y fue condenado por los hechos que ahora se están juzgando. Hay detalles, así, que ya son verdad judicial. De eso, sí respondía, como al reconocer que montó el comando con Asier Arzallus, del que se había hecho amigo estudiando la FP. Que luego se unió Aitor Aguirrebarrena, porque era amigo de este. Que bautizaron así el comando en memoria de «un asesinado por la Policía». Que «podría ser» que se reunieran alguna vez con Txapote, -«es imposible recordar tantos detalles»-. Que no le parece que «fuera para tanto eso de que había que pedirle permiso», como sostiene la Fiscalía, para realizar una acción. De fondo, las kantadas -como la del propio Guridi Lasa- y las declaraciones policiales o en sede judicial realizadas en otras causas por las que fueron condenados los miembros del comando Totto, en las que sí señalaban que era Txapote quien llevaba la batuta . Este miércoles tendrá la oportunidad de rebatirlo ante el tribunal, aunque la previsión es que mantenga la tónica de los últimos años y opte por guardar silencio. En duda queda la estrategia que seguirán los otros dos, no comparten con él la defensa.

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