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Enrique Ortiz: «Sería egoísta pedir que me quisiera todo el mundo»

Nadie puede tenerlo todo, ni siquiera el que más tiene. Siempre falta algo, siempre hay un rincón del alma que se queda a oscuras, que no se puede iluminar. Y hay que aprender a vivir con ello, a saberse incompleto. El Hércules ha vuelto a celebrar un ascenso. Lo ha hecho casi tres lustros después del último. Allí también estaba él, pero la vida de ahora no es la de entonces. Tampoco Alicante. Todo cambia, y casi nunca es para bien.

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