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El enorme catálogo de Bienes de Interés Cultural de Granada se amplía con las salinas de La Malahá y el yacimiento de Villavieja

Abc.es 
Granada es una provincia absolutamente plagada de lugares que ya han sido declarados Bienes de Interés Cultural, y esa lista no sólo no mengua sino que se amplía. Es lo que ha ocurrido ahora con la inclusión de otros dos nuevos sitios: las salinas de La Malahá y el yacimiento arqueológico de Villavieja, ubicado en Fuentes de Cesna, dentro del término municipal de Algarinejo . Las salinas de La Malahá son muy apreciadas de un tiempo a esta parte porque son de interior. Y eso, según los expertos, hace que se acumulen menos microplásticos y menos productos contaminantes que en las de agua marina. Pero no ha sido ese aspecto lo que ha propiciado especialmente su inclusión en el catálogo, hecha oficial mediante la publicación en el BOJA del pasado lunes 6 de mayo. Lo que se valora, textualmente, es que el área de las salinas y su entorno contienen «un conjunto patrimonial muy rico, diverso y complementario, integrado por bienes diacrónicos de amplio recorrido temporal, representativos del proceso histórico y la evolución de las formas de ocupación de este lugar, que ofrecen, además, un contexto ambiental y cultural de alto valor para uso y disfrute para la comunidad«, según se recoge textualmente en esa edición del BOJA. «Estas formas -prosigue, íntimamente ligadas a la explotación y aprovechamiento del agua, se superponen a los valores naturales y paisajísticos que configuraron y permitieron la ocupación de este ámbito geográfico en torno al arroyo del Salado y sus manantiales, dando lugar al asentamiento de la población desde tiempos inmemoriales. El territorio se articula en torno al sistema hidráulico , en el que se diseminan elementos vinculados a diversos ámbitos de explotación y en el que se va formalizando un patrimonio, tangible e intangible, de incalculable valor. Atesora, por tanto, bienes de interés histórico, arqueológico, etnológico y antropológico,así como natural (minerogeológico, flora y fauna)«, Dan nombre al pueblo Las salinas de La Malahá son de las pocas de interior que se conservan en Andalucía. Y son antiquísimas. De hecho, el nombre del pueblo, La Malahá, proviene de la voz árabe al-mallaha, que se traduce como « tierra salina «. Hay constancia de que ya se utilizaban en la época de los fenicios, hace más de tres mil años. Allí, el agua salada nace de la tierra, de un manantial. A partir de mayo, cuando empieza a apretar el calor, empieza a evaporarla, con lo que sólo queda la sal, que se deposita en el suelo. A partir de ahí, el trabajo consiste en apilarla y almacenarla, un procedimiento natural que se viene haciendo más o menos de la misma manera desde hace siglos. Esa sal tiene múltiples usos: se vende en pescaderías y en panaderías , la utiliza también Cetursa, la empresa que gestiona Sierra Nevada, para echarla en las carreteras próximas a la estación invernal cuando ha nevado mucho, y también las compran propietarios de piscina que prefieren la sal al cloro. Las salinas entran en el catálogo como Bien de Interés Cultural con la tipología de Zona Arqueológica , la misma que se aplica a otro recién llegado a este numeroso club: el yacimiento de Villavieja. Se integra gracias a una resolución del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía del pasado 30 de abril. Un asentamiento amurallado de gran valor Se ubica en el término municipal de Algaranejo y, más en concreto, en la pedanía de Fuentes de Cesna , de menos de 500 habitantes. En este caso, lo que más se ha valorado es que se trata de un referente de los testimonios de la Edad el Cobre en la Prehistoria europea. La zona, que desde ahora tendrá la máxima figura de protección, está constituida principalmente por su asentamiento amurallado prehistórico , ubicado sobre el punto más elevado de una meseta. «En ese espacio »se localizan tres murallas de hasta tres metros de altura que conforman uno de los recintos fortificados mejor conservados de Andalucía«. Esa muralla, resalta el informe favorable a la catalogación, «protege y delimita una amplia zona de poblado aún no investigada «, circunstancia esta que permite presagiar futuros hallazgos arqueológicos de interés. Hay otros elementos relevantes que ahora se valoran de manera oficial: el túmulo megalítico, las viviendas medievales y la Cueva de las Cabras, «que representan un potencial aún inexplorado». En el túmulo se ha identificado un anillo de piedras perimetral que delimita todo el conjunto y un corredor de acceso, mientras que en la cueva se han encontrado materiales cerámicos de la prehistoria reciente. En las casas predomina la cerámica vidriada, muy probablemente del periodo medieval.

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