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Caos en el aeropuerto de Santiago tras absorber los vuelos de Peinador

Abc.es 

La absorción que el aeropuerto Rosalía de Castro, en Santiago, debe realizar este mes de los vuelos reprogramados desde Peinador, Vigo –mientras se realizan las obras en la pista de aterrizaje que mantienen cerrado el aeródromo vigués–, está teniendo consecuencias directas en el día a día de la terminal compostelana. En pleno mayo, un mes de temporada baja, la infraestructura, preparada para soportar flujos más elevados, no se resiente al multiplicarse las operaciones; pero sí lo hace el cuadro de personal, que, denuncian sindicatos, prácticamente no ha recibido refuerzos desde que comenzó el mes. Las colas para pasar los controles de seguridad, denuncian tanto empleados como pasajeros, son la tónica en los momentos con más embarques a punto de abrir. Ha ocurrido este lunes con la salida consecutiva, con una hora de diferencia, de dos vuelos con destino Madrid, en los que se ha complicado no solo el acceso a las puertas sino la disposición de los usuarios, incapaces de encontrar un asiento libre una vez habían sorteado los controles. Síntomas, a ojos de la CIG, de una «falta de previsión» por parte de Aena de las consecuencias de asumir en Lavacolla el trasvase del 60 por ciento del tráfico que mueve Peinador. La situación la detalla en conversación con ABC Pablo de Prado, delegado de la CIG en los aeropuertos gallegos. Echa en falta un refuerzo de personal por parte de la compañía, especialmente en el centro de coordinación del aeropuerto, que gestiona la mayor parte de las incidencias que se dan en el día a día, y para el que solo figura en activo una persona. Desde que comenzó la transferencia de trayectos, el día 6 de este mes, solo se ha dedicado un efectivo más al personal de pista y plataforma, encargado de la señalización de aterrizaje a las aeronaves; y ocho al de carga y descarga, añade Roberto Rivas, delegado sindical de UGT en el aeródromo; mientras que el área de administración tampoco se ha reforzado. Aunque el problema de la escasez de personal, ambos coinciden, viene «de atrás». Por ejemplo, de Prado denuncia la gravedad de la situación del equipo de profesionales sanitarios en el aeropuerto. Actualmente, con un recuento de pasajeros que superó los 3.500.000 en 2023, hay cuatro trabajadores en activo, mientras que años atrás, cuando se cifraban en los dos millones, había seis, lo que, considera, «no se entiende». «Hay días en los que no hay ningún sanitario el aeropuerto», alerta, con lo que a las incidencias médicas debe responderse llamando a una ambulancia, con la pérdida de tiempo y recursos que ello supone. Esa misma falta de personal se extrapola a otros departamentos, hasta el punto de que se ha vuelto habitual que en los meses estivales acaben «rebasados». La terminal de Lavacolla, denuncia, necesita de Aena «un planteamiento serio de hacia dónde vamos», porque adolece cada vez que se producen picos de pasajeros, lo que, añade, es habitual en cualquier aeródromo. Aena niega que haya colapso En cualquier caso, desde Aena mantienen que el aeropuerto no sufre colapso y que «puede absorber» los flujos de Vigo en base a su capacidad de «infraestructura» y «vigilancia». Pero, con una plantilla activa correspondiente a lo que sería normal en el quinto mes y una carga de trabajo más propia de la Semana Santa, ya hay huelgas convocadas para las jornadas de los días 16 y 17 –este jueves y viernes– por parte de UGT, tras romperse las negociaciones con Aena de cara a un acuerdo de transformación de sus contratos. Efectivamente, los trabajadores denuncian que hay una parte de la plantilla que lleva años a tiempo parcial y que, siendo la sobrecarga de trabajo la principal queja de los empleados, reclama refuerzos para este mes. MÁS INFORMACIÓN estandar No Caballero pide ahora que la Xunta aporte las lanzaderas a Lavacolla Pablo Baamonde El aumento de los pasajeros derivados del aeropuerto vigués también está dificultando el aparcamiento en la terminal compostelana, que ha ido engrosando la factura a medida que la terminal se llenaba, con incrementos que pueden rondar el 40 por ciento. Desde Aena sostienen que la fórmula que rige su coste es la misma que se emplea durante todo el año y que depende de la cantidad de plazas libres y del número de reservas realizadas.

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