La moda de los edificios de madera echa raíces en los barrios de Madrid
Al pasar a la altura del número 29 de la calle de González Feito (en el barrio de las Carolinas, Orcasur, Usera), nadie que no sepa los intríngulis de la obra se daría cuenta de que la estructura del edificio es cien por cien madera. El revestimiento exterior cubre este material y convierte al bloque de tres plantas en otro más del paisaje urbanístico madrileño, a excepción de un singular detalle: al golpear la fachada esta suena hueco, como las paredes de las viviendas de pladur, solo que aquí el 'toc, toc' se puede escuchar desde la propia vía pública. Un fenómeno, el de la construcción en madera, que en el último lustro ha saltado de las casas prefabricadas a elevar grandes bloques en varios distritos de la capital. Los dos últimos, en Usera y Arganzuela. «Edificio Tomás Bretón. Vive el mundo que sueñas», reza el cartel de la promotora Distrito Natural en la confluencia de la misma calle de Tomás Bretón y la de Circón, donde en apenas dos meses los paneles de madera contra laminada o CLT (por sus siglas en inglés, 'cross laminated timber') y madera laminada encolada o MLE ('glued laminated timber') alcanzan ya las cinco plantas, ático incluido. Se trata, según la información comercial, de 20 co-viviendas ecológicas, construidas sobre dos sótanos y podium de hormigón, con espacios abiertos comunitarios, y privados. Los pisos, de 1, 2 y 3 dormitorios, todos ellos con plaza de garaje, trastero y terraza, se comercializaban desde 355.900 euros (en pasado porque en la web de la promotora ya se advierte de que todos han sido vendidos). La entrega de llaves está prevista para el cuarto trimestre de 2024, un periodo en el que el esqueleto de madera quedará escondido para siempre. «Nunca había visto algo así», apunta una vecina, al tiempo que saca una fotografía con su teléfono móvil. «Es para una amiga, que siempre le interesan estas cosas», añade, antes de perderse calle arriba. Noticia Relacionada estandar Si El viaje de reinvención de la madera como pilar sostenible del futuro María José Pérez-Barco Desde la explotación racional de los bosques a su destino final como estructura de los edificios más vanguardistas, fibras textiles o alternativa al plástico, este material revalida su condición de esencial Los tablones, colocados uno a uno por la imponente grúa roja que se erige por encima del futuro bloque, centran todas las miradas. «Cuando lo vimos, todos nos cuestionamos si este tipo de edificios son seguros», comenta una trabajadora, en relación a ella y a sus compañeros, de una oficina cercana. Y esa, al menos para el público no especializado, es la pregunta del millón. Sigfrido Herráez, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), responde claro: «La madera es un material de construcción como otro cualquiera. De hecho, se ha utilizado en elementos más allá de la estructura, por ejemplo, para el encofrado de hormigón, escaleras o andamios. Es totalmente segura», expone. La controversia, en realidad, reside más en la percepción. De primeras, argumenta el decano, una estructura de hierro (la más típica) puede parecer más resistente, pero eso no quita para que «el nivel de volumen de fuego que se produce en determinadas circunstancias pueda acabar fundiéndola». Ejemplo de ello son las Torres Gemelas o el Windsor, cuyas vigas de acero terminaron devoradas por las llamas . «Y si vamos a lo más pétreo, que es el la piedra y el hormigón, tienes el problema de que no es flexible. Se puede romper y como un castillo de naipes venirse abajo», añade Herráez, consciente de que no hay ningún material, tampoco la madera, que sea inmune a determinadas catástrofes. La otra gran pata de la ecuación es el impacto ambiental. «El proyecto de covivienda ecológica es un edificio diseñado para minimizar el impacto ambiental, reducir el consumo energético y mejorar la calidad de vida», publicita la promotora. Sobre el papel, la madera es un elemento respetuoso con el medio ambiente, reciclable, que absorbe CO2 y confiere a las casas una huella de carbono muy inferior al hormigón. Pero en la práctica, «aún falta para que nos justifiquen que hay que construir en madera para ahorrar en carbono, sobre todo si esta la tienes que traer de fuera», duda el decano del COAM, sin información suficiente para posicionarse de un lado u otro. «Ahora mismo lo veo más como un gancho comercial». Antes Después La estructura de madera del inmueble de González Feito, 29, cuyo aspecto final resulta bien diferente TANIA SIEIRA Aislamiento Por costes, no parece que la madera sirva para rebajar el precio final de los pisos. «Nosotros pagamos de media un 20 por ciento más de lo que ofrecía el mercado cuando los construímos», señala José Daniel, vecino de González Feito, 29 (Usera), donde se asienta el primer edificio de viviendas ecológico en derecho de uso de la capital. Los miembros de la comunidad, actualmente 34 adultos (y 22 años) eligieron «los materiales más sostenibles posibles». De todos ellos, la estructura de madera, primero, y las ventanas, en segundo lugar, «fueron lo más caro». «El mayor debate fue precisamente con las ventanas, al final se puso madera en la cara interna y aluminio en la que da al exterior para evitar el deterioro», recuerda José Daniel, encantado con la comunidad en la que reside desde su puesta en marcha hace ahora tres años. De sus palabras se deduce que el invierno tampoco es el enemigo, ya que el aislamiento mantiene una buena temperatura ambiente («apenas ponemos la calefacción»); una circunstancia refrendada por sAtt, la empresa de arquitectura responsable del proyecto. «La madera es 6 veces más aislante que el ladrillo y 400 veces más que el acero, lo cual supone una menor demanda de energía y, por tanto, menor coste en refrigeración y calefacción, además de un menor impacto ambiental», sostienen en su página web. Un fenómeno, sin embargo, que no es tan innovador como parece. Hasta las primeras décadas del siglo XX, la madera fue un elemento muy presente en la construcción, tanto, que «todo el Madrid de los Austrias está levantado con este material», remarca Herráez. Las nuevas promociones mantienen la esencia de antaño, pero poco más: el aislamiento térmico y acústico, de resistencia y de eficiencia energética ha crecido sobremanera, «y nada tienen que ver aquellos edificios con los que vemos aparecer hoy». Barajas espera ya el primer inmueble de viviendas públicas hecho en madera El Ayuntamiento de Madrid, por medio de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid (EMVS), levantará en el distrito de Barajas la primera promoción de vivienda pública construida íntegramente con sistemas industrializados en madera . «En breve, anunciaremos la fecha de la colocación del primer tronco», bromean desde la propia EMVS, convencidos de que este proyecto sostenible, que acogerá un total de 52 pisos destinados al alquiler asequible, podría ser el primero de muchos. Iberia Loreto 1 (como así se llama la promoción) cuenta con una inversión municipal de 9,7 millones de euros, dentro de un modelo de construcción novedoso en Madrid, pero muy extendido en otras ciudades europeas como Eindhoven o Berlín. Con todo, Madrid aún estaría en una fase inicial de desarrollo, con bloques ya operativos en Lavapiés (calle Buenavista, 15), Tetuán (Hierbabuena 27 y 29), Ciudad Lineal (Hernández Rubín, 15) o Chamartín (Antonio Rodríguez Villa, 8), entre otros. Si aquí estos inmuebles todavía no superan los 20 metros y son de máximo cinco plantas, fuera de nuestras fronteras hay edificios cuatro veces más grandes. Los más altos del mundo están en EE.UU. (86,6 metros y 25 plantas), Noruega (85,4 metros y 18 pisos) y Suecia (75 metros y 20 plantas). Rascacielos al margen, en Austria, país puntero en construcciones en madera, hay barrios donde este material predomina casi en su totalidad; y en Dinamarca hace tiempo que se acordó una estrategia nacional para la construcción sostenible. Dos ejemplos de lo que aquí puede estar por llegar.