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Antonio Maíllo: el ascenso a la izquierda nacional del sensato coordinador andaluz

Abc.es 
Antonio Maíllo Cañadas vuelve a la «primera línea de la política» cinco años después de su forzoso adiós. Así definió su posición cuando, en junio de 2019, se vio obligado a dejar la vertiginosa vida política andaluza por motivos de salud. Ahora esas palabras cobran el máximo sentido, pues ha pasado de aquel liderazgo autonómico a dirigir la formación a nivel nacional. El apoyo masivo de sus compañeros de ideario le acaba de convertir en coordinador general de Izquierda Unida Los Verdes en España, con más del doble de los votos otorgados a la siguiente candidatura con mayor respaldo, la de la ministra de Educación e Infancia Sira Rego . El lucentino atraviesa pues una etapa dulce que comenzó en 2021, cuando los médicos certificaron que se había recuperado por completo del cáncer de estómago del que se venía tratando hacía cinco años. Pese a ver restablecida su capacidad física decidió seguir apostando por su labor docente. Es profesor de latín , dada su formación en filología clásica, en el IES San Blas de Aracena , con plaza adjudicada desde 1996. Su vinculación con el centro es tal que llegó a dirigirlo entre 2005 y 2009 . En ese sentido, también ha intentado aunar en varias ocasiones su pasión por las letras y la vocación de servicio público. Por ejemplo, coordinó la adaptación curricular de la asignatura de Latín dentro de la Ley Orgánica de Educación , de aplicación en Andalucía. La confianza de sus compañeros militantes -condición que nunca abandonó- se basa en su labor seria y concienzuda. Aunque se le tiene por un hombre de palabra, con este regreso incumplirá algunas de sus últimas declaraciones de 2019. «A la política se viene un tiempo, luego hay que retirarse», aseguró entonces, para terminar volviendo con más fuerza y, sobre todo, alcance. Su nueva máxima, que conecta con la historia del partido, es que «hoy, como hace treinta y ocho años, vale la pena luchar» . Sobre el porqué de este impás hay una teoría clara. Las riendas de la izquierda española las llevaba un asentado Alberto Garzón hasta que, el pasado noviembre, decidió dimitir. La interinidad de Enrique Santiago tenía fecha de caducidad: la Asamblea Federal de Izquierda Unida. Había posibilidad de presentar un proyecto sólido, «una política para un país amplio, diverso y distinto, que conecte lo que pasa en la Plaza del Ayuntamiento de Montalbán de Córdoba o de Sanlúcar de Barrameda con la Plaza de la Constitución de Rivas Vaciamadrid o de Mieres ». Una candidatura que ha convencido a 4.463 militantes, y que se va a traducir en su ascenso a la política nacional.

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