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Bombardeos continúan en Gaza, emisario de Estados Unidos en Israel

Gaza. El ejército israelí intensificó sus bombardeos en la Franja de Gaza este domingo después de más de siete meses de guerra contra Hamás que centraron una visita del consejero de seguridad nacional estadounidense a Jerusalén.

Estados Unidos reclama insistentemente un plan de posguerra al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que prometió aniquilar al movimiento islamista tras el ataque del 7 de octubre en el sur de su territorio.

En el terreno, la guerra asola el enclave palestino. En Jabaliya, en el norte, se registraron fuertes combates. También en el sur prosiguieron las hostilidades en Rafah, donde las tropas israelíes entraron el 7 de mayo con la intención de llevar a cabo una gran ofensiva.

Unos “800.000″ palestinos “se vieron obligados a huir” de Rafah, según las Naciones Unidas (ONU), hacia Jan Yunis, más al norte, desde que Israel ordenara el 6 de mayo la evacuación de la población del este de la ciudad.

La comunidad internacional teme por la población civil en Rafah, donde se estima que antes de la operación se hacinaban 1,4 de los 2,4 millones de habitantes de Gaza.

En el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja, un bombardeo alcanzó de madrugada la vivienda de una familia.

“Recuperamos 31 cadáveres y 20 heridos entre los escombros”, indicó a la prensa el portavoz de la agencia de defensa civil de Gaza, Mahmud Bassal.

En el norte, el hospital Al Ahli Arab reportó tres fallecidos en un bombardeo israelí en una escuela donde se refugiaban desplazados.

Solución de dos Estados

A principios de enero, Israel anunció que neutralizó a Hamás en el norte de la Franja de Gaza, pero según el ejército, el movimiento islamista recuperó terreno en Jabaliya, dando pie a una nueva operación terrestre israelí.

“Los niños están siendo despedazados. ¿Qué culpa tienen estos niños y mujeres?”, declaró a AFP Abu Nabil, un habitante de Jabaliya.

Al otro lado de la Franja, el ejército israelí anunció una intensificación de sus operaciones en Rafah, principalmente en el sector este, para acabar con los últimos batallones del movimiento islamista.

Hamás informó de "feroces combates" con disparos de obuses y misiles antitanque.

El asesor estadounidense Jake Sullivan, cuyo país se opone a una gran ofensiva en Rafah, se reunió el domingo en Jerusalén con su homólogo, Tzachi Hanegbi, y con Netanyahu.

En su encuentro, Sullivan solicitó una “estrategia política” por el futuro del enclave palestino y le reiteró al primer ministro la posición de Washington sobre Rafah, dijo el gobierno estadounidense.

Washington aboga por un plan de posguerra para Gaza en el que participen los palestinos y que cuente con el apoyo de las potencias regionales.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió el domingo un alto el fuego inmediato en Gaza y dijo que apoyaba un acuerdo de paz para toda la región con “una solución de dos Estados, como la única solución”.

La guerra entre Israel y Hamás estalló el 7 de octubre cuando comandos islamistas perpetraron un ataque en el sur de Israel, que causó la muerte de más de 1.170 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de esta agencia a partir de cifras oficiales israelíes.

Más de 250 personas fueron capturadas y 125 permanecen secuestradas en Gaza, de las cuales se cree que 37 murieron, según el ejército.

Por el momento 35.456 palestinos, principalmente civiles, fallecieron en la ofensiva de represalia lanzada por Israel, según datos del Ministerio de Salud de Gaza, un territorio gobernado por Hamás desde 2007 y cuya población está amenazada de hambruna según la ONU.

‘¿Qué queda por destruir?’

“No hay seguridad, ni comida; ni agua. Nos bombardean continuamente desde hace meses, día y noche, estamos aterrorizados (...) ¿Qué queda por destruir?”, declaró Rinad Judeh, residente en Rafah.

Además de las hostilidades, los civiles palestinos se enfrentan a la escasez de víveres debido al asedio de Israel a la Franja de Gaza.

La entrada de ayuda humanitaria está prácticamente bloqueada desde que el ejército israelí cerrara el 7 de mayo el paso fronterizo con Egipto de Rafah, un paso crucial para estas ayudas.

El bloqueo de la ayuda podría tener consecuencias “apocalípticas”, advirtió el Jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths.

Un convoy de ayuda fue atacado de nuevo el domingo por activistas israelíes, pero los pacifistas israelíes que lo escoltaban indicaron que les permitieron continuar sin sufrir demasiados daños.

La continuación del conflicto, del que no se vislumbra el fin, está por otra parte ahondando las divisiones políticas internas en Israel.

El ministro Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra israelí, dijo que dimitirá a menos que Netanyahu apruebe un plan de posguerra para Gaza en un plazo de tres semanas.

Antes que él, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, instó a Netanyahu “preparar inmediatamente” una “alternativa gubernamental a Hamás” en Gaza.

El primer ministro israelí, que hasta ahora se niega a discutir sobre el futuro de Gaza antes de que Hamás sea destruido, acusó a Gantz de querer “derrocar al gobierno”.

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