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Ágatha Ruiz de la Prada: «De saber que me esperaba esta segunda juventud, me divorcio antes»

Abc.es 
Ágatha Ruiz de la Prada ha sido la diseñadora invitada del Torrevieja Weekend que se celebró el 15 de junio, organizado por Eduardo Navarrete . «Me encanta porque me da mucho morbo Torrevieja, que no conozco todavía», reconoce. Tras vivir una polémica creada por los medios con el alicantino, ambos la han superado con buen humor: « Eduardo y no nos hicimos amigos enseguida . Es un tío simpático, con mucho talento». Es curioso, si uno hace una búsqueda en internet con las palabras Ágatha y polémica, el resultado son miles de entradas y noticias: «Eso pasa cuando te expones. Si eres un gris y no te mojas, lo cual es un rollo, no pasa nada». Acaba de ser abuela y no puede estar más feliz: «Mi nieta no puede ser más guapa, no he visto nada igual. Yo tenía muchas ganas, pero todavía es muy pequeña, así que no puedo imaginar qué clase de abuela voy a ser. Solo sé que estaré allí siempre que me necesiten, pero no creo que sea una consentidora. Me gusta la gente bien educada , así que no la voy a maleducar». Sin embargo, ser madre fue otra cosa: «Me cambió muchísimo. Menos mal que me pilló joven y pude adaptarme. Recuerdo que llegué al paritorio trabajando. La maternidad es maravillosa, pero trabajar es muy importante para ser independiente. Lo que aprendes es que no tú no eres la única que puede cuidar del bebé, así pude organizarme». te recomendamos Ana Duato: «Confiaba plenamente en el administrador, era inspector de Hacienda» Isabel Vega La intrahistoria tras el acuerdo entre Bertín Osborne y Gabriela Guillén Rocío F. de Buján Premios, desfiles, viajes: Ágatha no para, pero siempre encuentra un momento para improvisar: «Las rutinas son importantes para la salud mental, pero me encanta improvisar, convertir todo en una excusa para hacer algo diferente, una comida, por ejemplo». Está pasando por uno de sus mejores momentos y no lo oculta: «De saber que me esperaba esa segunda juventud, me divorcio antes. Es algo espectacular. Ni la buscaba, ni me la imaginaba, así que la estoy disfrutando ». También en el amor, por Ágatha está enamorada, aunque si le preguntamos cuáles son los síntomas del enamoramiento, reconoce que no sabría reconocerlos: «Lo de las mariposas en el estómago suena bonito. Pero la verdad es que estar enamorada es una gozada . Y a mi edad mucho más, porque es una suerte. Yo he sido más de trabajar que de enamorarme». Se reconoce total una perfeccionista: «Lo soy para todo lo que me importa. Y no soporto el desorden, necesito que las cosas estén ordenadas. Mira, yo no hago yoga, yo limpio la casa, que me parece más práctico. Lo del 'mindfullness' me parece una pérdida de tiempo mientras que quitar manchas es mucho más útil». Ágatha no puede ser detallista aunque quisiera: «No tengo tiempo para tanta gente, no puedo estar pendiente de todo el mundo porque tengo más de dos mil amigos ». Pero sí se confiesa una soñadora: «Lo he sido siempre y estoy contenta de haber cumplido la mayoría de mis sueños. Es esencial tener sueños para cumplirlos. Ahora me queda uno, que mi hija Cósima me dé mi segundo nieto». A ellos les dedicará nuevas colecciones infantiles llenas de color y corazones. La niña que no podía ser pija del todo Aunque no se aprecia en la foto, lo que Ágatha lleva en la jaula es un mono: «lo llevaba a la misa por San Antón, en Barcelona, que se hacía al aire libre y en la que bendecían a los animales. La familia de mi abuela materna tenía muchos animales y un gran jardín en el que campaban libremente. Tenía un caballo (lo montaba todos los días, incluso cuando tenía ya 90 años), un burro, corderos… Una vez quise lavar un pajarito y se me murió . Fue un drama. Me inculcó ese amor infinito por los animales. Ahora tengo un caballo, gallinas y doce perros. Son antiestrés total. Si estoy nerviosa, me acerco a ellos y se me pasa. De hecho, con la pandemia, cuando todo el mundo se puso a pesar en ellos mismos, yo me fui al campo porque solo podía pensar en los animales.» Ágatha lleva en la jaula un mono d.r. Ágatha reconoce que fue una niña mimada: «era alegre, con una fuerte personalidad. Me lo pasaba muy bien porque me gustaba estar con los mayores y aprender de ellos. Llevaba una vida muy ajetreada, con muchos planes porque, como era la primera nieta, me organizaban la vida.» Como su madre contaba con ella como acompañante, la apuntó tarde al colegio: « nunca me sentí cómoda, era una inadaptada . Me aburría mucho porque las cosas que lo que me importaba aprender estaba fuera. La verdad es que no me gustaba perder el tiempo en chuminadas, pero al menos conocí a muchas chicas.» Su colegio en Puerta de Hierro es muy pijo, pero ella reconoce que no llegaba a serlo: «ni por mi familia, con unos intereses culturales, ni por mi vida, porque yo viajaba mucho y tenía otra visión del mundo, yo no podía considerar pija. En todo caso, media pija, no pija entera.»

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