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Juicio a un exteniente coronel de la Guardia Civil por almacenar pirotecnia sin seguridad: "No había ni extintor"

Un perito de los Grupos de Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos y de Naturaleza NRBQ (Gedex) de la Guardia Civil describió este lunes el local que mantenía un exteniente coronel del instituto armado en la localidad valenciana de Paiporta: “Estaba en mal estado todo, no había fluido eléctrico, ni siquiera había extintor de incendios, no había nada”. P. P. V., responsable entre 2007 y 2009 de la Intervención de Armas y Explosivos de la IV Zona de la Guardia Civil, y su hijo A. P. P. se sentaron en el banquillo acusados de un presunto delito de riego por materiales que pueden causar estragos. La Fiscalía les pide dos años de prisión y nueve años de inhabilitación para ejercer en empresas de pirotecnia y explosivos.

P. P. V. alegó que los productos de obra civil que comercializaba, destinados a romper roca, hormigón o materiales similares, “nunca pueden detonar” y ha recalcado que “el riesgo es mínimo”. “Una bombeta [un petardo tradicionalmente usado por niños en Fallas] es superior a nuestro producto”, afirmó ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia Provincial de València.

El acusado rebajó el peligro del producto, usado principalmente en minas, y explicó que su empresa, creada en 2014, subcontrataba la fabricación: “Nunca hemos hecho mezcla explosiva”, dijo. La única medida de seguridad que exigía el Ministerio de Industria era que el producto estuviera en una taquilla metálica con cerradura, para evitar robos. El hombre aseguró que enviaban el producto a los clientes por mensajería o en una furgoneta alquilada. 

El exteniente coronel de la Guardia Civil aseguró que no solía almacenar su producto en el local que tenía alquilado en Paiporta aunque el día del registro policial del bajo —el 3 de diciembre de 2020— había 752 cargas rellenas por “problemas logísticos”. El hombre insinuó que esta causa nació a consecuencia de su condición de teniente coronel, supuestamente impulsada por “instancias superiores”, aunque no dio más detalles.

La acusación pública mantiene que P. P. V. y su hijo efectuaban en una pirotecnia de Turís las mezclas de materias primas y, una vez realizadas, trasladaban la sustancia elaborada en bidones metálicos hasta el local de Paiporta, en el bajo de un bloque de viviendas en pleno casco urbano sin medidas y condiciones de seguridad.

El gerente y administrador de la pirotecnia de Turís, con 43 años de experiencia en el sector, dijo que dejaba una caseta a los acusados por hacerles un favor y protestó vehementemente por el registro de la Guardia Civil en su negocio, que tildó de “ilegal” y “sin orden judicial”. “Estos señores abrieron mis depósitos y mis casetas”, lamentó el testigo, quien también refrendó que las 'bombetas' de las Fallas eran más peligrosas que el producto que comercializaban los acusados.

“Había un riesgo de muerte de los que estábamos allí, arrastraban y abrían cajas en sitios donde no estaba el producto de estos señores, ahí había polvo y de todo, eso está prohibido y es peligrosísimo, se lo intenté decir a la Guardia Civil y no me hicieron caso”, afirmó.

La propietaria del bajo de Paiporta, que mantiene un pleito por supuestos impagos en el alquiler, declaró que el acusado le dijo que el local serviría para almacenar “material de fontanería”. La mujer no tenía “ni idea” de que se almacenara pirotecnia.

Humedad y “bastante riesgo”

Por su parte, un capitán de la Sección de Información de la Guardia Civil, encargado de la investigación, recordó el momento en que los agentes accedieron al local, “sin luz” y con “gran humedad”. “No pudimos hacer la entrada inmediata, el especialista en desactivación de explosivos nos aconsejaba que esperáramos fuera con el secretario antes de pasar ellos a hacer la inspección”, declaró el testigo.

El lugar, apostilló el agente del instituto armado, estaba “totalmente oscuro” y “muy desordenado”, con sacos de tuberías y bidones desperdigados. “Las condiciones del suelo eran de humedad, incluso creo recordar que caía agua por la parte izquierda de la bajante del edificio”, agregó. A los investigadores les constaba “alguna denuncia” previa aunque sin resoluciones sancionadoras.

El perito del Gedex de la Guardia Civil aseguró que había “bastante riesgo”. “Los componentes pueden reaccionar hasta con la humedad”, dijo. Otro agente especializado en explosivos recordó los bidones en “muy mal estado”, el polvo en suspensión y la humedad del local.

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