Agitaba la bandera amarilla
Christian Prudhomme en las calles de Florencia (Italia) y comenzaba una de las ediciones del Tour más esperadas de los últimos años, el Tour de los cuatro fantásticos -
Pogacar, Vingegaard, Evenepoel y Roglic-, que por primera vez empezaba a rodar en suelo italiano y con una primera etapa peligrosa de 206 kilómetros, 3.600 metros de desnivel y siete puertos de montaña puntuables. Un primer asalto que empezaba con muchas noticias,
como la caída de Jan Hirt tras el control de firmas en la que perdía tres dientes, con las
dificultades de Mark Cavendish para seguir el ritmo de los mejores en la primera subida y que acabaría viendo la victoria agónica del francés
Romain Bardet en las calles de
Rimini, después rodar muchos kilómetros junto a su
compañero en el equipo DSM Frank Van Den Broek, y a quien señalaba en una muestra de agradecimiento mientras cruzaba la línea de meta.
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