España viaja en globo al encuentro de Alemania
La selección viaja en globo al encuentro de Alemania. Lo hace instalada en una planeadora que le impulsa hacia los cuartos de final de la Eurocopa después de un partido con incertidumbre, en remontada obligatoria y en solvente resolución en el tramo final. Georgia se adelantó y miró de tú a España, quien rectificó las dudas, creyó en lo que hacía y selló otra goleada de autor y calidad . El viernes, en Stuttgart, espera el anfitrión. Sudores fríos recorren la espalda de los jugadores y los aficionados españoles después del estremecimiento de la primera mitad salvaje ante Georgia. Decreta el árbitro el rumbo a los vestuarios y Cucurella golpea con rabia el balón al cielo, mientras Dvali y Kashia chocan las manos con estruendo, se golpean el pecho, felicitan a los compañeros y van corriendo al túnel. Es el resumen de una parálisis orgánica provocada por el vértigo de los georgianos que ha resuelto Rodri con un zurdazo muy ajustado y que devuelve a la vida a la selección. España ha generado ocasiones de todos los colores, ha desplegado sobre el tapete su juego fino y a veces remilgado, pero Mamardashvili las parado todas, se ha levantado por encima del partido, de la idea de fútbol de España y del pronóstico recalcitrante del fútbol, que se empeña siempre en que dos y dos sumen cuatro. Georgia se defiende con ardor guerrero y muchas dificultades operativas frente al cadencioso fútbol de España, una y otra vez la maniobra conocida. El balón de lado a lado para que termine en un mano a mano de Nico Williams o Lamine Yamal, o en el pase atrás para que la rompa un llegador, o en la incursión de los laterales Carvajal o Cucurella por sorpresa, o en una acción con visión de juego de Pedri. A España le sobran alternativas para hacer daño al adversario , pero adolece de una virtud que sí se aprecia en los georgianos. Como habían anunciado en la víspera, dejan ronchas de piel por la pradera, hay rastro de sangre en cada duelo, no falta un pie de granito para incomodar a los españoles. Georgia es rudimentaria y nada estética, pero demuestra pasión por el juego, por la defensa de su país, orgullo por competir donde nadie la espera. A los españoles les falta ese punto de brío, de juego aguerrido, apostar la pierna o la vida. En el espejo ante los georgianos, España muestra calidad superior, un plan reconocible, ideas para aburrir, pero no enseña ese caos que aplican los eurasiáticos en cada contragolpe desordenado, un zurrón en cada arrancada, pero con ganas infinitas, la pelota o el alma. Mamardashvili se ha transformado en el pilar de la noche, detiene un trallazo de Fabián, mete las manos ante un zambombazo de Cucurella, también saca ágil la de Nico… El asedio es total , un córner detrás de otro, hasta que Georgia monta una contraataque de verdad, Lochoshvili corre la banda como un galgo y su centro tropieza en la desatención de Le Normand . Gol para Georgia y sudores fríos . Son minutos de duda e incertidumbre porque tiemblan las piernas, Fabián falla pases, Nico no se escapa, Morata no está. Siguen las ocasiones, pero hay miedo a las contras, pese a que los georgianos no acaban ni una. Pero corren como demonios. España prosigue con su proyecto, se sobrepone y crece. Palidece, pero no se hunde. Rodri la caza después de un buen quiebro y la envía a la esquina . Gol de alivio, para empezar de nuevo y creer otra vez. De la Fuente emplea la lógica, quita a Pedri que no ha hecho casi nada y le da cancha a uno de sus favoritos, Dani Olmo, quien tampoco está para ingresar en el país de las maravillas. España regresa a su esencia, esa identidad que lo identifica. Se engancha a Lamine Yamal , que entusiasma al personal con su imaginación desbordante. Lamine conecta la fantasía del aficionado, cualquier sueño de la infancia tiene que ver con las diabluras que ejecuta el extremo español. Un centro de Lamine, un caramelo con franqueo, lo cabecea solo a gol Fabián , por fin no llega a una Mamardashvili. Ese testarazo es una especie de ancla para la eliminatoria porque España empieza a descubrir espacios donde antes había un georgiano. Ahí sí se siente a gusto la selección, porque los contragolpes de su rival siguen siendo un desgobierno, todo corazón y tan poco criterio. Los goles llegan por el peso de la ambición de España, que acaba el partido en el área rival y sin ningún miramiento para defender el marcador. Nico Williams está caliente y marca el tercero arrancando desde su campo , fantástico el tanto. Cierra Dani Olmo, Georgia ha fallecido. Un buen recorte y chut al hueco que no ve el desesperado Mamardashvili.