Crónica de un lapsus estacional
Imaginate por un momento que tu mujer se va de viaje. Diez días, ponele. A visitar a tu hijo que está laburando en otro país. OK. Entonces, check in; nervios; valijas; horarios; y bla. Cargás todo en el auto y zarpan rumbo al aeropuerto. Nueve de la noche.