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Galicia, a subasta

Abc.es 
Los partidos políticos, como todo lo que en el mundo es, también se mueren. Nacen, medran lo que pueden, zascandilean un poco, eligen secretarios generales, trazan programas, juran promesas, hacen candidaturas cremallera, cantan himnos, airean pancartas, pegan sablazos y un día, sin más ni más, estiran la pata y a otra cosa, mariposa. Así pasó con el Partido Liberal. Y con el Conservador. Y con el Comunista. En 1885, Mateo Sagasta estaba convencido de que, una vez aprobada la Ley de Garantías, había Partido Liberal para un siglo: en 1931, Romanones firmó el acta de defunción. En 1922, García Quejido dijo que el PCE era un partido «para siempre, porque siempre habrá explotados». Del aquel partido quedan ahora cuatro zumbados... Ver Más

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