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El eritreo Biniam Girmay gana en Turín y Carapaz se viste de amarillo

Abc.es 
Después de un inicio hiperactivo, con dos etapas de alta intensidad durante el fin de semana, el pelotón del Tour de Francia atemperó el ánimo por primera vez camino de Turín, imponente escenario del final de la tercera etapa y de la primera llegada al esprint de esta edición. Ganó, no sin sorpresa, el eritreo Biniam Girmay, que dio tiempo a Fernando Gaviria, Arnaud de Lie y Mads Pedersen. El ecuatoriano Richard Carapaz se enfundó el maillot amarillo gracias a su puesto en la etapa. Un eritreo y un ecuatoriano, protagonistas en el Tour. Un éxito del ciclismo global. [Directo: así hemos contado la tercera etapa] Necesitaban los corredores un respiro como el que los ofreció el largo trayecto entre Piacenza y Turín. Nada menos que 230,8 kilómetros, la etapa más larga de esta edición, sin apenas desnivel en el perfil de la etapa. Había ganas de recuperar fuerzas, de reducir la fatiga en las piernas acumulada durante esas dos primeras jornadas eléctricas. Se dio por hecho que habría que llegar a Turín en grupo, y hasta los intentos de fuga escasearon. En la mente del pelotón, también, la etapa del martes. Primer acercamiento a la alta montaña, con subidas a Sestrieres, Montegenevre y el Col del Galibier, coloso alpino a 2.600 metros de altitud. Poca broma. Apenas hubo un valiente. Fabian Grellier, corredor del TotalEnergies, probó la aventura en solitario a menos de setenta kilómetros de la meta. Se le dejó hacer durante un rato y alcanzó una renta máxima cercana al minuto, pero pero en cuanto se pasó la última cota del día, Sommariva Perno, de cuarta categoría, el pelotón aceleró lo justo para atrapar al francés y preparar la primera llegada masiva. Justo antes de entrar en la zona de seguridad, a cinco kilómetros de la meta, pinchó el campeón del mundo, Mathieu Van der Poel, que se perdió la oportunidad de hacer en grupo el bonito y rápido trayecto por las avenidas de Turín que desembocó en el largo esprint junto a la Plaza de Armas y el estadio Olímpico. En el esprint tampoco estuvo su compañero Jasper Philipsen, uno de los favoritos a la victoria, víctima de otra caída. Girmay fue el más rápido y se hartó de llorar en la meta, mientras era felicitado por todos sus compañeros, mientras Carapaz se vistió de líder, con el mismo tiempo que Pogacar, Evenepoel y Vingegaard.

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