Desenmascarando el cáncer de piel
«Tenía una lesión pequeña desde hacía mucho tiempo. Una compañera me animó a mostrarla a un dermatólogo, quien decidió biopsiarla y, efectivamente, resultó ser un cáncer de piel «. Así comienza la narración de Lucía (nombre ficticio) en la que narra el desarrollo de su dolencia. Su historia acaba bien, pero no en todos los casos sucede. Y es que el de piel es el cáncer más común de cuantos existen, hasta el punto de que afecta, de un modo u otro, al 50% de la población española. Aporta el dato el doctor Ricardo Ruiz , del Servicio de Dermatología del Hospital Ruber Internacional y de la Clínica Dermatológica Internacional, que añade: «A pesar de su alta prevalencia, los avances en diagnóstico y tratamiento han mejorado significativamente el pronóstico para muchos pacientes». En la actualidad se distingue entre cáncer de piel melanoma y cáncer de piel no melanoma . El melanoma es el tipo más conocido y grave, aunque afortunadamente es menos frecuente. Se origina cuando un lunar degenera, y tiene la capacidad de extenderse a otras partes del cuerpo como el cerebro o el hígado. Por el contrario, los cánceres de piel no melanoma, que incluyen el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular , son menos peligrosos porque rara vez hacen metástasis. El melanoma tiene la peculiaridad de que es bastante frecuente en un grupo poblacional joven. En cambio, el cáncer de piel no melanoma se ve sobre todo en población envejecida, por encima de los cincuenta años, en pieles claras con fotoexposición crónica, si bien el carcinoma vasocelular en los últimos años también se está viendo cada vez más en las personas situadas en las décadas de los 30 y los 40 años de edad. El doctor Pedro Rodriguez, también dermatólogo de la Ruber Internacional, describe: «La inmensa mayoría de las veces no da ningún síntoma. No pica, no duele . Solo a veces, cuando el tumor avanza por el crecimiento tumoral, se producen ulceraciones, heriditas, pequeñas protuberancias o granitos que cuando crecen forman herida«. La exposición solar es uno de los principales factores de riesgo para el cáncer de piel. Las personas con piel clara que se queman fácilmente, aquellos con muchos lunares o con antecedentes familiares, y quienes han sufrido quemaduras solares repetidas en la infancia, están en mayor riesgo. Para prevenirlo, se recomienda el uso de protector solar con un factor de protección mayor de 15, reaplicado cada dos o tres horas, junto con medidas de protección física como ropa, sombreros y gafas de sol. A pesar de los avances terapéuticos, lo más importante sigue siendo la prevención. Establecer una relación sana con la exposición solar es crucial para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de piel. «Siempre que tenemos dudas o sospechamos que hay algo malo, tenemos que hacer una biopsia , es decir, tomar una muestra de tejido para enviar a anatomía patológica y analizarla porque es el diagnóstico de certeza lo que nos confirma exactamente qué tipo de cáncer de piel tenemos«. Así lo explica la doctora Ana Belén Enguita al indicar que el diagnóstico preciso es fundamental para determinar el tratamiento adecuado. La especialista destaca que «el patólogo establece el diagnóstico y a partir de ahí se desarrollan todos los tratamientos posibles. Un buen diagnóstico es esencial para evitar poner al paciente en el camino equivocado». Una de las técnicas avanzadas en el tratamiento del cáncer de piel es la cirugía de Mohs . Este procedimiento permite analizar el 100% de los bordes quirúrgicos en el momento de la cirugía, garantizando que el tumor ha sido completamente eliminado antes de cerrar la herida. El doctor Rodríguez lo expresa con claridad: «La cirugía de Mohs es un procedimiento por el que, en el momento, in situ, en vivo, en el quirófano se hace un corte con una técnica especial que se procesa automáticamente en el laboratorio de anatomía patológica (lo que requiere una alta coordinación entre todos los participantes) de modo que se incide con el bisturí de manera exacta y cuando se sutura cerramos ya con la tranquilidad de que ese tumor está curado». A pesar de los desafíos, el pronóstico para muchos pacientes con cáncer de piel ha mejorado considerablemente. «Incluso en casos de melanomas metastásicos, los tratamientos actuales, como la inmunoterapia y la terapia dirigida , ofrecen resultados prometedores«, afirma el doctor Ruiz. Sin embargo, insiste en que »la clave sigue siendo la prevención y el diagnóstico temprano«. Los testimonios de pacientes subrayan esta importancia. El testimonio inicial de Lucía es clarificador, como lo es el de Ana (nombre ficticio) que remarca la importancia de un diagnóstico preciso: «Pensaba que tenía una lesión de rosácea , pero, tras meses sin mejorar, un dermatólogo me diagnosticó un carcinoma basocelular infiltrante«. La lucha contra el cáncer de piel continúa, pero con una combinación de prevención, diagnóstico temprano y tratamiento avanzado, los pacientes tienen una oportunidad cada vez mayor de superar esta enfermedad.