Con Milei en el Gobierno, ¿qué puede cambiar con la llegada de los Laboristas al poder en Reino Unido?
Tras el aplastante triunfo del Partido Laborista en las recientes elecciones en el Reino Unido, una pregunta vuelve a aparecer en la agenda: qué significa esto en la cuestión de la soberanía de las Islas Malvinas y el legítimo reclamo argentino, que hoy tiene al libertario Javier Milei en el poder, un confeso admirador de Margaret Tatcher.
En este escenario, vale la pena remarcar el lobby diplomático que realiza el gobierno de las Islas Malvinas, pro británico en su esencia y que ha sido usado por las sucesivas administraciones inglesas para justificar la ocupación que esta pronta a cumplir dos siglos.
En una reciente exposición ante el comité de descolonización de las Naciones Unidas, la señora Teslyn Barkman, miembro de la Asamblea Legislativa de las Islas Malvinas, y responsable de recursos naturales de dicho cuerpo, expuso lo que es la posición oficial más firme pro británica entre los habitantes actuales de las Islas Malvinas.
Básicamente, ello consiste en tomar como origen del reclamo argentino las primeras intervenciones de la República Argentina en las Naciones Unidas, ignorando que la primera protesta contra la usurpación británica de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur fue hecha el 15 de enero de 1833, cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de la Provincia de Buenos Aires don Manuel Vicente Maza pidió explicaciones al encargado de negocios británicos a 12 días de la usurpación.
La representante legislativa introduce la versión británica de los reclamos argentinos respecto de la usurpación británica, según esta legisladora se trataría de una ambición colonial argentina, entendiendo falsamente que el territorio de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur del Sur habrían sido una colonia de una colonia, como si el Virreinato del Río de la Plata tuviera una colonia interna, y las islas tuvieran una relación de dependencia colonial respecto del virreinato que a su vez la tendría respecto de la metrópoli española.
La línea argumentativa de la representante isleña es la siguiente: "tenemos derecho a la autodeterminación por ser una un territorio que ha sido colonizado antiguamente por los argentinos y liberado por el gobierno británico, y en uso de ese derecho hemos decidido seguir en mancomunidad con el Reino Unido".
Señala la investigadora Grace Livinsgtone al respecto: "Las empresas británicas y el gobierno británico estaban muy interesados en los potenciales depósitos de petróleo alrededor de las Islas Malvinas y que, en cada etapa de las negociaciones de soberanía con Argentina en los años 1970 y 1980, los ministros consideraron cómo un posible acuerdo afectaría el acceso de Gran Bretaña a ellos. Si bien los factores políticos internos fueron la razón principal por la que Gran Bretaña no logró llegar a un acuerdo de soberanía con Argentina antes de la guerra de 1982, no se deben pasar por alto los intereses económicos de Gran Bretaña. Así se explica cómo la posición de las compañías petroleras británicas y el Departamento de Energía pasó, de alentar inicialmente un acuerdo de soberanía en la década de 1970 con la esperanza de realizar una exploración petrolera conjunta con Argentina, a pedir, a principios de la década de 1980, un enfoque gradual y cauteloso que preservara los derechos británicos sobre los depósitos de hidrocarburos".
Los ingleses avanzan en la exploración de petróleo en las Islas Malvinas
A principios de julio del corriente año, se informó que la empresa Navitas Petroleum (con sede administrativa en Estados Unidos y en Israel) está trabajando en múltiples fuentes para lograr que el proyecto Sea Lion esté listo para la FID (decisiones financieras finales) en el corriente año 2024 con independencia de las posibles respuestas de la Argentina.
El Reino Unido planea extraer más de 500 millones de barriles de petróleo de las Islas Malvinas y podría generar ingresos millonarios para el gobierno isleño, que convocó a una consulta popular cuyos resultados se darán a conocer los primeros días de agosto.
Y en este contexto se torna clave la relación que el gobierno argentino y el presidente Javier Milei puedan tener con el recientemente elegido gobierno del Reino Unido, en donde el Partido Laborista triunfó ampliamente en las elecciones, un partido tradicionalmente enrolado en la izquierda socialdemócrata europea, y que en su tiempo fue absolutamente combatida por la ex primer ministra británica Margaret Thatcher, precisamente la figura más alabada por nuestro presidente libertario.
Los primeros indicios de la apertura del nuevo gobierno laborista a plantear el reclamo argentino, una de las pocas políticas de Estado, no son buenos. El nuevo primer ministro Kair Starmer presentó a su flamante canciller, David Lemmy, quien en una conferencia de prensa respondió con un seco "No" ante la consulta de si su gobierno discutiría la soberanía de las Malvinas. Lemmy es hijo de guyanenses, una ex colonia inglesa.
Todo esto hace presagiar unas relaciones muy tormentosas entre la República Argentina y el Reino Unido. En este campo, precisamente, el Gobierno de Milei se ha caracterizado por echar leña al fuego en varias oportunidades. La última con el principal socio comercial, Brasil, que derivó en que Milei no asista a la cumbre del Mercosur pero en cambio sí lo haga a una cumbre conservadora para reunirse con el ex presidente Jair Bolsonaro. También ha tenido conflictos severos con Bolivia, a cuyo gobierno acusó de mentir con el intento de Golpe de Estado, España, el principal inversor europeo, y Colombia. Todos tienen en común tener gobiernos de tinte socialdemócrata o de centro izquierda.