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Niñez abandonada y agredida

Niñez abandonada y agredida

La presidenta del PANI, al hacer un perfil de un feminicida, halló un historial de agresión y abandono durante la infancia de este.

En nuestro reportaje del domingo 23 de junio, titulado “Casos de abandono y agresión de menores suben a 137.000 por año”, quedó ampliamente documentado el fracaso de las políticas públicas en la última década para garantizar los derechos de todos los niños a vivir en familia, en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral.

Los menores que el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) debe sacar de sus hogares no son huérfanos, y he ahí la mayor dimensión de la crisis. Son niños y adolescentes víctimas de negligencia, abuso sexual, acoso escolar, agresión física y psicológica, conflictos familiares, consumo de drogas y explotación sexual y laboral.

Los 706.000 menores atendidos entre el 2016 y el 2023 superan las denuncias recibidas en el Poder Judicial en el mismo período debido a asaltos, homicidios, hurtos, robos y tachas de vehículos. Aún más, el número de menores puestos bajo custodia de un tercero es mayor que la población carcelaria.

El sistema, trágicamente, opera de forma perversa.

La presidenta del PANI, Kennly Garza, explicó cómo, al hacer un perfil de un feminicida, halló un historial de agresión y abandono durante la infancia de este. “Si lo que absorben es castigo y violencia, lo aprenden”, afirmó Garza. “O corren el riesgo de sufrir daños cognitivos, emocionales y psicológicos, lo que se traduce en problemas de autoestima, dificultades para la comunicación y la resolución de conflictos de forma violenta”.

La coordinadora del Informe Estado de la Educación, Isabel Román, explicó en su artículo “La inversión social protege el ‘bien estar’ y la democracia” (7/7/2024) que las robustas redes de seguridad y protección están en riesgo. No solo se achica el presupuesto “para las políticas selectivas orientadas a poblaciones específicas”, sino también el de la educación.

El Estado debe priorizar los programas destinados a ayudar a las mujeres en pobreza y la educación de los hombres para desarrollar una cultura masculina consciente de sus deberes como padres e integrantes de una sociedad responsable.

Necesitamos carreteras, puentes y escuelas, pero sobre todo niños felices transitando por esas carreteras y puentes, y gustosos de recibir clases en tales escuelas.

gmora@nacion.com

La autora es editora de Opinión de La Nación.

El número de niños puestos bajo custodia de un tercero es mayor que la población carcelaria en Costa Rica.

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