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Alcaraz horada un muro llamado Paul y se cita con Medvedev en la semifinal de Wimbledon

Abc.es 

¿Hay quien pueda con Carlos Alcaraz ? Es la pregunta que se hace Wimbledon después de que el español consiguiera perforar un muro llamado Tommy Paul . El estadounidense tuvo una mano de acero durante un set y medio, con la que exprimió sus virtudes y las fuerzas del rival. Pero ante el desafío, el mejor Alcaraz: a potencia, mayor potencia; a saque, mejor saque; a paciencia, una infinita; a encontrar soluciones, el mejor explorador. Ahí está, en semifinales después de tres horas y 11 minutos, citado con Daniil Medvedev, que fue capaz de doblegar a un Jannik Sinner algo enfermo y que llegó a sufrir una bajada de tensión (6-7 (9), 6-4, 7-6 (4), 2-6 y 6-3 en cuatro horas). Mientras en la pista central se contiene el aliento porque son diez minutos sin que salga Sinner del vestuario, con un problema de cierto susto cuando empataba a un set con Medvedev, en la pista 1, segunda en importancia de Wimbledon, se baten Alcaraz y Paul con la mano cargada y la adrenalina por las nubes. Sin medias tintas ni guardarse nada ante un partido que se adivina largo, impactan a la pelota como si la fueran a romper, cada uno con sus armas, que son parecidas en cuanto a velocidad de movimientos y ejecución inmediata, y que ponen al servicio del espectáculo con un primer juego de seis minutos. Saques directos, restos casi ganadores, dejadas, derechas que se desdibujan si se parpadea y remates en escorzo. En un primer juego. El público, incapaz de permanecer en silencio porque a cada obús viene otro igual de rápido, abre cada vez más la boca, imposible entender qué está pasado porque esto es hierba y, en principio, los intercambios están destinados a ser mucho más cortos. No atienden a tradiciones el español y el estadounidense, revolucionados ambos en los golpeos, sin tregua ni pausa para tomar aliento entre golpe y golpe. Sabe el español la importancia de este duelo, y sabe de las bondades del rival, con el que nunca lo ha tenido fácil en los cuatro antecedentes. Se emplea a fondo desde el inicio, que no se le puede dejar ni respirar al estadounidense porque te quita el oxígeno con esa derecha que rivaliza con la suya en cuanto a revoluciones. Aprieta desde el resto, pendiente de cualquier despiste el 13 del mundo, que son pocos y por eso hay que aprovecharlos. Hasta este partido, el estadounidense había ganado el 92 % de sus turnos de saque, por el 84 % del español, y defendido 14 de los 20 puntos de rotura en contra. Así de poco concede. Tarda poco el español en meter un primer colmillo. Que a potencia pocos le ganan y si Paul intenta defender la bola de break a pura velocidad, Alcaraz dobla la apuesta y mete un revés paralelo en la línea que le da la primera rotura en el tercer juego. Pero le dura poco, enredado en cuatro errores consecutivos con su saque para que todo vuelva a empezar, pero con todo ya sobre el tapete. Paul tiene en el saque y el resto dos de sus mayores virtudes, pero exige de lo lindo también desde el fondo. En un tenis rapidísimo como el actual, son diez minutos lo que dura el sexto juego, en el que el estadounidense tiene hasta cuatro puntos de rotura y el español no logra mantener su saque hasta la sexta ventaja. Alcaraz confronta a Paul con la misma estrategia, fuego contra el fuego. Aunque hay alguna dejada que tampoco consigue suavizar la mano dura del rival. Al contrario, es el español el que se deshace poco a poco en esa tesitura donde suele ser maestro. Al límite del set, con 6-5 y su saque, Alcaraz cede, no por mala cabeza, que afronta un 30-40 y saca un primer servicio a la cal, sino porque Paul no se amilana y mantiene una mano de puro granito, suelta un recital de cañonazos que son capaces de dejar en evidencia a los del propio Alcaraz. Y a la hora y 15 minutos, el 13 del mundo derriba toda la resistencia murciana. Y no es cualquier cosa. De la inercia, Alcaraz recibe un break en contra para empezar el segundo set a contracorriente, y cariacontecido. Con todo lo que ha supuesto este Paul de la primera hora, todavía aumenta la dificultad. Hay que encontrar soluciones, y rápido. Lo que encuentra es el saque, para empezar, decepcionada la grada porque no consigue el sexto juego con cuatro aces consecutivos, pero son tres y medio para poner algo de tensión en la raqueta de Paul. «Sigo aquí», le dice Alcaraz con ese turno de saque. Lo nota el estadounidense, dos dobles faltas en el siguiente juego y una derecha que se va larga con la que concede la rotura. «Estoy aquí», levanta el índice Alcaraz. Las soluciones. Lo repite siempre el español: «El rival tiene que estar muy bien para ganarme». Es la fórmula que aplica ante este Paul al que logra horadar la granítica mano con pequeños detalles de juego y también de lenguaje gestual. Ese siempre estar ahí una bola más, ese grito desaforado de 'Vamos', ese 'ir a por ello' sin mirar atrás en cada ocasión con lo que convence al personal y a Paul de que esto empieza a girar al son que marca él. Paul no sabe responder a ese carácter de grito y puño en alto, medido en toda expresión el estadounidense que hasta celebra con aplauso el punto con el que Alcaraz logra el segundo set. Ha habido respeto máximo en los intercambios de golpes, ambos al máximo de los niveles, y también lo hay de palabra, rendido Paul ante la evidencia de que el agujero en su mano ya está hecho y contra este Alcaraz es muy difícil volverlo a cerrar. El español se ha sacudido la frustración y comienza a destensar el rictus. Esto es ya lo que él quiere, donde él manda con la derecha, que vuelve a ser letal y empieza a ser inalcanzable para Paul. Se había convertido en un muro inexpugnable, pero, encontradas las grietas en el segundo set, es un socavón en el tercero donde a Paul se le escapa toda la efectividad. No le pierde la cara al partido el 13 del mundo, pero es precisamente un mundo lo que lo separa ya de este Alcaraz que se mueve mucho más liberado y, por tanto, salen todos los recursos: dejadas, remates, passings. Y ya no mira atrás, sino hacia esas semifinales que tiene al alcance, que roza cuando logra levantar a la grada con dos puntos maestros de defensa, carrera a la desbandada de lado a lado para desgracia de Paul, y agresividad con reveses que levantan la cal, para lograr la rotura en el cuarto juego, y que alcanza definitivamente porque ya no es capaz de parar, de frenar ni de dejarse vencer por la desconexión. No esta vez. No ante Paul. Que ha costado lo suyo encontrarle las grietas. Se cita Alcaraz el viernes en las semifinales con Daniil Medvedev , que deshace el esperado duelo con Jannik Sinner porque el ruso se mantuvo firme en la pista central y al italiano le fallaron las fuerzas. Con un set empatado, tuvo que salir de la pista con urgencia, víctima de un problema de oxigenación que lo llevó a estar once minutos atendido por los médicos. Regresó más centrado, y hasta se puso por delante, pero no aguantó en el quinto set (6-7 (9), 6-4, 7-6 (4), 2-6 y 6-3). "Tommy ganó en Queen's y ha tenido una gran gira de hierba, aquí ha ganado a grandes jugadores. Ha sido muy difícil. Por momentos ha sido como jugar en tierra. He tenido que estar muy fuerte mentalmente. cuando he perdido el primer set ha sido duro para mí, pero esto era un viaje largo y afortunadamente he encontrado las soluciones. En los momentos difíciles siempre creo que puedo volver, de encontrar esas soluciones. Creo que soy capaz de darle la vuelta. En Grand Slams los partidos son más largos así qu ehay más tiempo para recuperarte. Siempre confió en mí". "Jugamos las semifinales el año pasado y espero que sea el mismo resultado. Ha ganado a Sinner, el mejor jugador de este año, así que sé que está en muy buena forma. Sé que será difícil pero voy a disfrutarlo", comentó sobre su encuentro contra Medvedev. Y sobre el partido de España-Francia dijo: "He tenido muchos nervios en mi partido no debería tener más. Pero es un gran momento para España y seguro que nos lo pasamos bien".

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