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Alcaraz, dueño de los partidos: «Siento que dependen de mí»

Abc.es 
Es lo que desprende en la pista. Por muy ofuscado que esté, por muy en peligro que parezca, por mucho que el resultado no esté a su favor, Carlos Alcaraz sabe que tiene lo que otros muchos no tienen para encontrar la salida hacia la victoria. Juega en un nivel superior, superadas varias pantallas porque mientras los rivales pelean cada punto y hasta se atreven a soñar con ganar al murciano, este puede sacar su varita mágica en un chispazo y apagar a quien sea que esté al otro lado de la red. En este Wimbledon, donde ya está en semifinales, ocurrió con Mark Lajal. Fue Alcaraz el que lo dejó vivo cuando debía haber sido un trámite sin contratiempos. También pasó con Vukic, otro set a la deriva por esas frecuentes desconexiones cuando estaba todo controlado, hasta que volvió a la senda. Incluso contra Frances Tiafoe, por mucho que el estadounidense se mostrara tan competente y acertado como para obligarlo a cinco sets. Daba igual. No era el marcador, sino las sensaciones que desprendía el español, lo que dejaban en nada el gran partido del estadounidense. También Ugo Humbert encontró algo parecido a la ilusión de superar a Alcaraz. Pero también el francés se encontró con la realidad en el rostro: cuando y como quiera, el español despertará, afinará un poco más, solo un poco más, y acabará con las esperanzas. Después del triunfo contra Tommy Paul, otro set y medio complicadísimo hasta que decidió ponerse a funcionar, Alcaraz ya no lo esconde: «La mayor parte de los partidos sí dependen de mí. Eso es bastante bueno. Si encuentro mi buen juego y consigo dominar el partido, para bien o para mal, van a depender de mí. Muchos partidos que no dependen, o no siento que hayan dependiendo de mí. Pero intentamos poner mis buenos golpes para poner al otro en problemas. Sí, siento que en la mayoría de los partidos sí que dependen de mí». Con ese dato en la mochila, se pregunta el personal quién podrá frenarlo. El siguiente que lo intentará será Daniil Medvedev, verdugo de Jannik Sinner, en lo que será una reedición de la semifinal del año pasado. Pero incluso el ruso admite la dificultad de la empresa: «¿Lo más especial que tiene? Para ser sinceros, todo. Supongo que la facilidad con la que construye los golpes. Tan pronto como lo tiene preparado, desde donde sea, va a por ello y acierta. Está en ebullición. Por eso es tan duro jugar contra él, porque sabes que puede disparar un ganador desde cualquier punto de la pista y desde cualquier posición. No hay muchos jugadores que puedan hacer eso». Alcaraz recoge el regalo y se lo devuelve: «Me alegra que mi rival piensa que puedo hacer grandes golpes desde cualquier posición de la pista. Desde el ataque o la defensa soy capaz de volver o de lanzar un golpe increíble que será un ganador. Pero él también tiene algo muy especial: es como un muro, sabes que por mucho que golpees, la pelota va a volver». No obstante, el español ha encontrado ya ese punto de madurez en el que sabe que no puede ser brillante todo el tiempo, que tendrá que trabajar y a veces hasta hacer un tenis aburrido hasta encontrar el modo de darle la vuelta y acabar con sonrisa. «Intentamos encontrar soluciones en cada partido, porque es muy difícil jugar a mi máximo nivel en cada partido. Hay fases en las que tengo que tratar de ganar como hicieron el Big 3 en su carrera, sin tener tu mejor nivel, pero el suficiente para ganar este tipo de partidos. Es en lo que pienso todo el tiempo: si no estoy a mi mejor nivel, intentar hacerlo mejor que el rival y encontrar soluciones. No jugar brillante, pero lo suficiente como para ganar». Sea en la pista que sea, relegado el campeón de 2023 a la pista 1, de segunda importancia, y casi en el mismo horario que la otra semifinal: «Las condiciones son diferentes con techo o sin techo. Y siento esas diferencias también entre pista central y la uno. La hierba es diferente. Había más arena en la 1 y agujeros; se nota que se han jugado más partidos y está más desgastada. En los fondos era más tierra que hierba, la pelota bota diferente. No me he sentido cómodo por las condiciones, pero tengo que adaptar y he intentado jugar mi mejor tenis. Me ha costado entrar en la buena dinámica de moverme bien en la pista, pero luego hemos encontrado el buen camino. Sabía desde ayer que iba a jugar en la pista 1, porque Sinner solo había hecho un partido allí y es el número 1 y es el mejor de la temporada y se merecía estar en la pista central. Quizá ha estado peor el haber coincido los dos partidos; es una pena porque ha habido gente se ha perdido parte de mi partido o del otro». No le importa dónde jugar porque está con hambre de mucho más. Con 21 años, ha alcanzado seis semifinales de Grand Slam, como lograron en todas su carrera Juan Carlos Ferrero y David Ferrer. Solo Nadal y Djokovic jugaron tantas a su edad. Y son penúltimas rondas desde el US Open 2022, cuando ganó su primer grande y se coronó como número 1: «Es un buen dato por los pocos Grand Slams que llevo en mi carrera. Y me dice que estamos en el camino correcto. Pesa también un poco en los rivales, pues saben que en los grandes torneos siempre voy a dar un buen nivel y tiene que hacer mucho para ganarme. Pero queremos más, tenemos hambre de más, queremos llegar a la final. Me alegra el dato de las semifinales, pero pero me gustaría tener el dato de finales». Medvedev, el viernes, se interpone en ese registro.

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