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Ricardo Saprissa y el poder transformador de la migración

Un ejemplo del impacto de la migración es la historia de Saprissa Aymá, quien no solo fue un gran deportista, sino también empresario.

Los migrantes han enriquecido la sociedad costarricense en múltiples aspectos. En la política, la economía, la cultura y el deporte, han aportado perspectivas, habilidades, conocimientos, tecnología y capital que impulsan el desarrollo. La diversidad de orígenes y las experiencias de los migrantes forjaron la Costa Rica de hoy.

Un ejemplo del impacto de la migración es la historia de Ricardo Saprissa Aymá. Hijo de migrantes catalanes, nació el 24 de junio de 1901 en El Salvador y, después de varios años en España, vino a Costa Rica en 1932, a la edad de 31 años, trayendo consigo una pasión por el deporte que transformaría el panorama deportivo y social del país.

Su llegada, motivada por la inversión en el negocio textil de su familia, marcó el principio de una época de innovación y desarrollo en el deporte costarricense.

Ricardo Saprissa fue un deportista excepcional que destacó en múltiples disciplinas. Fue uno de los primeros centroamericanos en participar en los Juegos Olímpicos, los de París en 1924. Fue campeón de tenis en España y representó a su país en la Copa Davis, en 1930. Además, en hockey sobre pasto, ganó el campeonato español en dos ocasiones.

En fútbol, alcanzó la cima al convertirse en campeón de España con el Real Club Deportivo Español en 1928, tras una emocionante final contra el Real Madrid.

Ligas menores fundadas por don Ricardo

Una de sus contribuciones más significativas fue el establecimiento de divisiones menores en el fútbol. Don Ricardo entendió que el desarrollo de los jóvenes talentos fortalecía el deporte nacional y ofrecía oportunidades de crecimiento personal a miles de niños y adolescentes. Su visión iba más allá del desarrollo atlético, pues privilegiaba el desarrollo integral de los seres humanos para formar campeones en la vida.

La condición de que los niños estudiaran mientras practicaban deporte sentó las bases para un modelo de crecimiento, donde la educación y el deporte se complementaban. Su iniciativa contribuyó a reducir la deserción escolar y mejoró las perspectivas futuras de muchos jóvenes.

Era normal que, cuando un jugador tenía problemas para seguir sus estudios, le ayudara económicamente y, además, le exigiera buenas calificaciones para continuar jugando. “El fútbol”, decía con frecuencia, “es una carrera muy corta y muy pocos triunfan económicamente. Hay que prepararse para la vida que viene después”.

A Manuel Rodríguez, su padre le pidió dejar los estudios y dedicarse a trabajar porque había que aportar a la casa. Cuando don Ricardo lo supo, habló con la mamá, a la que convenció de seguir enviando al joven a la escuela y al fútbol.

Cada dos semanas, durante muchos años, Saprissa entregó un monto a la señora para que hicieran frente a las necesidades del hogar. Manuel, aparte de ser un destacado futbolista en la primera división, se graduó de abogado y llegó a ocupar la presidencia municipal en Tibás.

La transmisión de conocimientos y buenas prácticas es otro legado de don Ricardo. Compartió generosamente su experiencia y visión. Formó no solo jugadores, sino también entrenadores, directivos y líderes comunitarios.

El enfoque en la capacitación y el desarrollo de habilidades tuvo un efecto multiplicador en una red de individuos comprometidos con el desarrollo social a través del deporte. Los entrenadores con los que trabajaba debían preocuparse del entorno del jugador. No era suficiente con que el muchacho descollara como deportista, tenía que ser un buen ciudadano, un compañero solidario y un hijo ejemplar. Guiarlo por el camino correcto era la prioridad.

La disciplina de Saprissa

Quizás uno de los aspectos más impactantes del legado de don Ricardo fue su contribución al alivio de la pobreza. Al proporcionar estructura, disciplina y oportunidades a jóvenes de comunidades desfavorecidas, creó vías de escape a la pobreza.

El deporte fue un vehículo para la movilidad social, porque brindaba la posibilidad de una carrera deportiva mientras se desarrollaban habilidades transferibles, tales como el trabajo en equipo, la disciplina y el liderazgo, valiosas en todos los aspectos de la vida.

En una época en que los futbolistas ganaban apenas para los pases del bus, inculcó la ambición necesaria para que jugadores que celebraban títulos en la cancha pudieran considerarse también campeones en la vida.

Un buen ejemplo es Edgar Marín, quien, a pesar de los problemas económicos familiares, es el jugador con más títulos en la máxima categoría (12 veces campeón) y profesional de los seguros, admirado por su dedicación y compromiso. “Prácticamente me adoptó, se convirtió en el pilar de mi familia y siempre me guio. Nunca olvidaré que siendo muy joven me empleó en su fábrica de vinos en Moravia”, contaba Marín.

Así, el impacto de don Ricardo trascendió el ámbito deportivo. Ingeniero topógrafo de profesión, su visión y liderazgo impulsaron el desarrollo económico y social tanto en comunidades urbanas como rurales.

Creó oportunidades de empleo en diversas industrias, tales como la textil, la arrocera, la algodonera y la de bebidas. Además, promovió la construcción de viviendas asequibles para que sus empleados vivieran cerca de sus lugares de trabajo, y a la vez fomentó la creación de barrios amigables y cohesionados. Más importante aún: dio esperanza y dirección a innumerables jóvenes que encontraron en el deporte un camino hacia un futuro mejor.

Benemeritazgo para don Ricardo

La historia de Ricardo Saprissa Aymá nos recuerda el poder transformador de la migración. Su legado es un testimonio de cómo la mezcla de culturas y experiencias enriquece la sociedad e impulsa el progreso y la innovación.

En su vida y obra, se ve cómo un migrante es capaz de convertirse en agente de cambio positivo y dejar una huella indeleble en la nación que lo acogió.

El ejemplo de don Ricardo Saprissa y de tantos otros migrantes invita a reflexionar sobre la importancia de mantener una sociedad abierta e inclusiva. Destaca que una de las fortalezas de Costa Rica reside en la capacidad para acoger y aprovechar la diversidad de talentos y perspectivas en todas las facetas de la vida, ya sea económica, social o cultural. Concederle el benemeritazgo inspirará a otros a construir un país más fuerte y unido.

victor.umana@incae.edu

Víctor Umaña es economista agrícola y José Antonio Pastor Pacheco es periodista.

Ricardo Saprissa. Foto tomada del sitio oficial del Deportivo Saprissa.

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