Una irlandesa que trabajó en Tenerife avisa a los turistas de los peligros de la isla tras la desaparición de Jay Slater: «Pueden verse en problemas»
La desaparición de Jay Slater en Tenerife continúa dejando más interrogantes que certezas. El primero de todos ellos es el porqué de la desaparción. ¿Por qué no regresó el joven con sus amigos al apartamento que habían alquilado? ¿Por qué decidió irse aquella noche con dos hombres más mayores que él? ¿Qué hay de cierto en la historia del robo del reloj ? Los tabloides británicos se han hecho eco de este caso y durante estas semanas en sus páginas se ofrecen testimonios del entorno cercano del joven. Sin embargo, en un intento por tratar de dar luz al 'caso Slater' estos medios también se están aproximando a lo que atrae a tanto ingleses como irlandeses a la isla y cómo pasan sus días allí. En el caso del 'Irish Mirror' lo ha hecho a través de una de sus periodistas que trabajó durante un verano como camarera. En un artículo Ciara O'Loughlin relata que acudió junto con un amigo a vivir «la mayor aventura» de sus vidas con 20 años. Explica que ganaban poco, pero les emocionaba la sensación de «independencia». La «libertad» , asegura, es lo que atrae a miles de jóvenes británicos al archipiélago. «Tiene la receta para unas vacaciones de fiesta perfectas: una hermosa playa con un montón de fiestas en barco, docenas de bares con DJ de calidad que venden bebidas baratas y otros turistas con ideas afines dispuestos a divertirse», afirma. Sin embargo esta periodista también alerta de que este ambiente mezclado con el «submundo de la droga» que también existe en la isla puede dar lugar a que algunos jóvenes «se vean envueltos en problemas» . Explica que su día a día durante su estancia en Tenerife transcurría entre playas, piscinas, festivales y trabajo, en el que también debía beber para interactuar con los clientes y ser «divertida y animada». Aunque O'Loughlin guarda buen recuerdo de aquella época, también pone el foco en que «muchos jóvenes trabajaban en la zona metiéndose en situaciones complicadas» , que interactuaban con «camellos» derivándoles clientes a cambio de propinas sin darse cuenta «del peligro potencial en el que se metían». En su caso, nunca se vio envuelta en ningún problema «grave», pero sí ha querido compartir su experiencia para advertir a los jóvenes que quieren visitar Tenerife. «Cada país o ciudad tiene sus propios problemas, pero estos lugares de fiesta parecen funcionar en sus pequeñas sociedades sin ley », afirma. Por ello, pide a sus compatriotas que se diviertan pero «tengan sentido común» para no acabar metidos en problemas o ser protagonistas de alguna tragedia.