Por qué dicen que el psoas es el "músculo del alma" y cómo hay que entrenarlo
El psoas es conocido como el "músculo del alma". Se trata de una parte fundamental para nuestra estabilidad y bienestar.
Para mejorar nuestra salud es importante saber por qué está relacionado con nuestro bienestar interno y cómo entrenarlo.
Este músculo se extiende desde la zona lumbar hasta la parte superior del fémur, y su correcto funcionamiento es esencial para la movilidad y la postura. Conocé cómo entrenarlo.
Psoas: ¿por qué le dicen el músculo del alma?
El psoas tiene una influencia vital en nuestro bienestar general. Este músculo está relacionado con el equilibrio y la movilidad articular, como también contribuye al correcto funcionamiento de los órganos abdominales.
Asimismo, su conexión con los tendones del diafragma en la columna vertebral lo convierte en un elemento crucial para la estabilidad emocional y física, lo que explica por qué muchos lo denominan el "músculo del alma".
¿Cómo entrenar el Psoas?
"Hay que aprender a activar las escápulas y sentarse de la forma correcta, muchas veces el hecho de no tener una buena posición en la silla anterioriza la pelvis, dejando el glúteo totalmente inactivo, como si estuviese plano", explica a El Mundo, Gemi Osorio, técnica de fitness especializada en Pilates.
"Esto a su vez crea una retroversión en la cadera, como si tuvieras la zona lumbar recta, con lo cual no te hace lucir un glúteo bonito. Para mejorar esto, es importante el estiramiento en el psoas para que no genere demasiada retroversión de cadera", continua la especialista.
Para poder tener una mejor postura y lograr un bienestar general es necesario entrenar el psoas de la forma correcta. A continuación, se detallan 3 ejercicios que recomienda Osorio:
- Extensión de cadera: realizá una zancada amplia, apoyando las manos en la rodilla de la pierna adelantada. Mantené la pelvis baja y la rodilla de atrás flexionada. Mantené la posición durante unos 30 segundos y luego cambiá de pierna.
- Elevación de rodilla: levantá una rodilla y apoyala en una superficie elevada como una mesa o silla. Con el brazo extendido, sujetá el pie de la rodilla con el antebrazo y girá la pelvis en dirección opuesta al apoyo. Mantené la posición durante unos segundos y luego cambia de rodilla.
- Patada hacia atrás: colocá las manos en la cintura y da una patada hacia atrás, apoyando el pie en una superficie elevada. Flexioná ligeramente ambas piernas y asegurate de mantener la espalda recta. Luego, extendé completamente la pierna apoyada, manteniendo la espalda erguida y estirando toda la zona abdominal y el psoas al máximo.