Los indicios del caso de los 'diamantes de sangre' apuntan a Andorra
Manuel Terrén, un español que enfila ya los 70 años, no tuvo que pedir muchas explicaciones la semana pasada cuando agentes de la Policía Nacional le pusieron los grilletes nada más pisar la terminal del aeropuerto de Málaga. Ahora es mitad rentista, mitad empresario –tiene un hotel en primera línea de playa en una localidad del norte de Brasil, donde reside de forma habitual desde 2007– y era consciente de que detrás de su fortuna había un historial siniestro de tráfico de ' diamantes de sangre ', como se conocen a los extraídos de las minas de Sierra Leona por personas reducidas a la condición de esclavos a las órdenes del Frente Revolucionario Unificado (RUF) , la milicia paramilitar de ese país que mantuvo una guerra civil con el Gobierno legítimo entre 1991 y 2002. El conflicto armado costó más de 70.000 muertos . Sabía Terrén que se le investigaba, porque se ha escrito mucho sobre este tema, pero se confió. Además, había estado antes varias veces en España, también para pasar unos días de vacaciones en su finca de más de una hectárea de Málaga, sin ningún problema. Así que debió pensar que, como ya no tenía nada que ver con ese mundo, quizá sus actividades anteriores no iban a tener finalmente consecuencias. En todo caso, cuando se le detuvo y antes de que se le comunicaran los motivos del arresto, como es preceptivo, no tuvo dudas de por qué se veía en esa situación. El papel de este individuo en ese ' comercio de sangre ' había sido muy relevante, pero se trata sólo de la punta del iceberg, porque los indicios acumulados en esta investigación apuntan cada vez más a Andorra, tal como recogen los medios de comunicación de allí, y en especial a un personaje muy relevante de su sociedad: Jordi Cinca, en la actualidad máximo responsable del Fondo Soberano del país . Durante su juventud, Terrén ya había tenido un primer encontronazo con la Policía por atracar un banco . Sin embargo, aquello no fue a más y comenzó a buscarse la vida en distintos países. Su paso por Costa de Marfil, Malí o Senegal le permitió ser un buen conocedor de África, de su idiosincrasia y de la mejor forma de hacer negocios en el continente . Así hasta que en la década de los 90 este 'self made man' (hombre hecho a sí mismo), que hasta ese momento desplegaba una actividad legal , llegó a Liberia. Ya antes se había interesado por el negocio de las piedras preciosas, así que era muy consciente de que ese país apenas producía. A pesar de ello, con la colaboración de otros, montó allí dos empresas, la primera Blue Stone, una mina de diamantes de mala calidad que le servía como tapadera, y la segunda, DiAndorra, para tener licencia en regla con la que exportar los 'diamantes de sangre' a Europa camuflados como si procedieran de su mina de Liberia. Hay que recordar que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas había decretado un embargo sobre este comercio, de modo que era una actividad ilegal. El propietario de Blue Stone, según ha podido saber ABC, es Alhaji Fofana, uno de los señores de la guerra de Sierra Leona y colaborador del expresidente liberiano Charles Taylor, condenado a medio siglo de prisión. Toda esta estructura empresarial estaba destinada, según la investigación, a ocultar su verdadera actividad: la introducción en el mercado europeo de cantidades importantes de ' diamantes de sangre ': «La sospecha, casi la certeza, es que toda la cadena conocía la procedencia de esas piedras preciosas», explican a ABC fuentes de la investigación, cuyo secreto se levantó el pasado día 5. « Aún puede haber novedades importantes », anticipan. El origen de las pesquisas se remonta a septiembre de 2021, cuando una de las personas esclavizadas por el RUF decidió interponer una denuncia en la Audiencia Nacional, asesorado por la ONG suiza Civitas Maxima y los letrados Hernán y Juan Garcés, este último abogado de la causa contra el dictador chileno Augusto Pinochet. Ante el magistrado Alejandro Abascal este hombre describió cómo la milicia de Sierra Leona entró a sangre y fuego a la localidad en la que residía y fue llevado, junto a otros vecinos, hasta una mina de diamantes, donde eran vigilados por niños soldados . El testimonio fue estremecedor. Contó que, desnudos , eran obligados a trabajar 18 horas al día, tenían que extraer los diamantes sólo con sus manos, para lo que debían meterlas en agua helada, y sólo les daban la comida estrictamente necesaria para sobrevivir. Si les veían flaquear, les golpeaban sin piedad con lo que tuvieran a mano y a los que intentaban huir los mataban. « Si tenías suerte, morías », llegó a decir el denunciante, que aún sufre secuelas físicas y del que no se aporta más datos para protegerlo, porque ha vuelto a residir en Sierra Leona y todavía está en peligro. La Audiencia Nacional no asumió la investigación hasta el año siguiente, cuando decidió que era competente para ello. Encargó las pesquisas a la Sección de Crímenes contra la Comunidad Internacional de la Comisaría General de Información de la Policía, que entre sus funciones está la de investigar crímenes de lesa humanidad, de guerra y genocidio. Su trabajo era muy complejo, pues los hechos se habían producido en un país como Sierra Leona, lo que obligaba a comisiones rogatorias muy complicadas de llevar a buen puerto, y se remontaban más de 20 años atrás. Los investigadores, sin cuyo compromiso profesional y con un innegable coste personal no se hubiera podido avanzar en este caso, aprovecharon, entre otras cosas, la abundante documentación del juicio contra Charles Taylor, presidente de Liberia condenado por el Tribunal Especial para Sierra Leona a 50 años por crímenes de guerra cometidos con su ayuda en ese país. También las muchas sentencias, algunas de más de 1.000 folios, contra paramilitares que fueron analizadas para sacar datos con los que armar este caso. A medida que avanzaron las investigaciones se pudo cerrar el círculo en torno a Manuel Terrén. En las investigaciones surgió la firma Orfund Found, con sede en Andorra y dirigida por Jordi Cinca, fundada con otras personas importantes de la alta sociedad del Principado . Era la comercializadora de los 'diamantes de sangre' en Europa, según las pesquisas. También había testigos de que los máximos responsables de la guerrilla viajaban a Liberia para reunirse en persona con Terrén en la sede de esa sociedad y negociar la venta de las piedras preciosas . Las cifras del negocio eran enormes, y el dinero obtenido era suficiente tanto para financiar el RUF como para hacer ricos a los empresarios que se beneficiaban con este tráfico ilegal e inhumano . Las fuentes consultadas elevan a más de 15 millones de euros el volumen de negocio, ya que las piedras preciosas eran de muy buena calidad. Para dar una idea de la actividad basta señalar que en esos años Liberia declaró un aumento de un 500% la producción de diamantes , lo que era imposible. Todo ese incremento, por supuesto, procedía de las minas de Sierra Leona. Las líneas de investigación abiertas, según fuentes jurídicas, apuntan ahora a Andorra, en concreto al ya citado Jordi Cinca, aunque España tiene problemas para actuar por su actual legislación sobre jurisdicción universal. Cinca, además de ser responsable de Orfund Found, estuvo en el consejo de administración de Credit Andorra, fue ministro de Finanzas del Principado y ahora se ocupa de dirigir su Fondo Soberano. Allí, algunos medios ya hablan abiertamente de que el caso de los 'diamantes de sangre' es « la crisis más grave que afronta la Andorra del siglo XXI », al ser, según se afirma en la información, el «epicentro del horroroso escándalo» que ahora investiga el juez de la Audiencia Nacional Luis Francisco de Jorge, que ordenó prisión para el detenido en España.