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España se vuelve loca con España

Ser aficionado de la selección española no es tan sencillo como parece. Durante la temporada, suele suponer un bajonazo para un buen número de seguidores que lo identifican como un parón de clubes para partidos que, bajo su prisma, no interesan a nadie. O a casi nadie. Se da por hecho, porque el histórico así lo certifica, que España va a jugar siempre una Eurocopa o un Mundial. Y el nuevo invento de la Ligas de las Naciones, aunque haya eliminado amistosos, no tiene el pedigrí suficiente como para sentar en el sofá a un aficionado que afronta el fin de semana de parón internacional con cara de vinagre. España siempre ha sido un país de clubes, y no tanto de la selección. Un escenario que ha dado un vuelco radical en esta Eurocopa, donde el equipo de Luis de la Fuente ha logrado enganchar al país como hacía seis años que no se lograba. El España-Francia de semifinales es el partido más visto de la selección desde el España-Rusia de octavos Mundial de 2018 (72.4%). El encuentro contra la selección de Deschamps logró poner delante de la televisión a 11.568.000 espectadores, un 71.7% de cuota de pantalla, con un porcentaje desatado en las franjas de menor edad. Entre los jóvenes de 13 a 24 años tuvo un share del 88,3%, mientras que entre los niños de 4 a 12 años tuvo un seguimiento del 88%. Registros coronados con el minuto de oro, cuando el esloveno Vincic pitó el final del partido, a las 22.53 horas, momento en el 13.945.000 de espectadores (77,4%) tenían en su televisión el España-Francia. La victoria ante los galos es, de lejos, el partido más visto de la Eurocopa, muy por encima del segundo, el España-Georgia de octavos en el que La 1 reunió a 9.059.000 millones de espectadores con una cuota de pantalla del 60,3%. Contra Alemania este dato fue mayor, alcanzando un 67,9%, pero hubo menos españoles delante de la televisión (8.282.000 espectadores). Los partidos contra Italia y Albania, ambos de la fase de grupos, completan el top cinco de audiencias en la Eurocopa. Datos que demuestran el tirón de esta nueva selección española que han enganchado al país y a su ciudadanía más imberbe, pero también a generaciones de mayor edad, muchos de ellos enfrascados desde el martes noche en la 'pelea' por estar el domingo en Berlín apoyando en el Olímpico a una selección que, de ganar, Convertirá a España en el país con más Eurocopas, superando las tres de Alemania, que ahora mismo empata con el combinado nacional. El primer mandamiento para estar en Berlín es tener los 1.000 euros que cuesta el billete de avión hacia la capital alemana. Vuelo directo, pero los que tienen escala tampoco se despegan mucho de ese precio. ABC se puso ayer en contacto con Iberia y Air Europa para conocer su despliegue de cara a la final, pero no tienen demasiado margen de maniobra. El aeropuerto de Berlín no opera durante la madrugada y, de momento, a la espera de negociar un número más elevado de 'slots', Iberia ha logrado que dos de sus tres vuelos diarios a Berlín, tanto el sábado como el domingo, sean operados por un avión de mayor capacidad que los 180 pasajeros habituales, ganando 50 plazas adicionales en cada trayecto. En el caso de Air Europa, que no vuela a Berlín, hasta ayer noche había confirmado dos vuelos chárter de 250 plazas cada uno, con salida el mismo domingo y regreso el lunes. En pleno verano, temporada alta, las compañías aéreas tienen el 100% de sus aviones en funcionamiento y el estrecho margen de maniobra desde que España logró el pase a la final, hasta la disputa de la misma, apenas cuatro días, no ayuda a generar una logística de mayor envergadura como suele suceder con la final de la Champions. Así fue en la última celebrada en Londres, con el Madrid como finalista, donde a favor estaba el tiempo de margen entre las semifinales y la final, más de tres semanas, y el número de aeropuertos, que en caso de la capital inglesa asciende a seis. Conseguido el asiento en un avión, tocará rascarse aún más el bolsillo con, al menos, una noche de hotel, que no baja de los 200 euros, más la entrada, que no será sencilla de conseguir. Ni de pagar. La UEFA ya tiene de antemano un buen número de ellas vendidas y las pocas que ha puesto a la venta desde el martes noche vuelan en un pestañeo. Y eso que no las regalan. Las más baratas salen por 95 euros, pero es un número limitado. El resto de categorías cuestan 300, 600, 1.000 y 2.000 euros. Marea Roja, la peña más popular de la selección, se quejaba ayer a este periódico de la poca ayuda de la Federación española para adquirir entradas y, además, cargaba contra la UEFA por anteponer la venta de las mismas a la fidelidad de los aficionados: «Para esta Eurocopa se han cargado el formato 'follow my team' y por eso vemos tantos hinchas neutrales en los estadios y las reventas disparadas. Hay gente que está pagando hasta 5.000 euros por entrada», se queja David, el presidente de la peña. Será uno de los, aproximadamente, 15.000 afortunados hinchas de nuestro país que se esperan en Berlín este domingo. España ha enloquecido con España.

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