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Los notarios denuncian la descoordinación entre el Catastro y el Registro

Abc.es 
España tiene un problema de coordinación entre el Catastro y el Registro de la Propiedad , y eso dificulta el acceso de los ciudadanos a estas bases de datos, alarga y encarece los procesos y crea inseguridad jurídica. Estas son las principales conclusiones a las que han llegado los notarios españoles en la clausura del ciclo ' Persona, Empresa y Tecnología' , un curso organizado por la Fundación Notariado del Consejo General del Notariado que tuvo lugar entre el miércoles y el viernes de la semana pasada en el Palacio de Miramar de San Sebastián. El Registro de la Propiedad es un registro voluntario donde se recogen el titular y las cargas de un inmueble, mientras que el Catastro es un registro obligatorio que localiza geográficamente los inmuebles con el objetivo de fiscalizarlos; el primero depende del Ministerio de Justicia y el segundo del Ministerio de Hacienda y Función Pública. En teoría los dos índices deberían contener la misma información, pero son muchos los ciudadanos que a la hora de hacer una gestión inmobiliaria se topan con que no hay concordancia (en esos casos prevalece el Registro). En opinión de los notarios, « el problema radica en que hay una duplicidad descriptiva entre el Catastro y el Registro » y en los últimos diez años solamente se han coordinado un millón de fincas; sobre esto último, el colectivo tiene muy claro de quién no es la culpa: «La culpa no es del Catastro, que ha seguido un proceso de digitalización ejemplar y dispone de la información de todo el parcelario en España». En boca de su presidente, José Ángel Martínez Sanchíz, la Fundación Notariado propuso «potenciar la concordancia entre el Notariado y el Catastro, y que esta constituya la base oficial sobre la que se identifican las fincas. El Registro debe atender únicamente a la información de las fincas que recoge el parcelario catastral». A su vez, Martínez Sanchíz también aprovechó la clausura del curso para denunciar que « los notarios españoles tenemos un acceso al Registro decimonónico , que redunda en el perjuicio del ciudadano y que sobre todo afecta a la seguridad jurídica», y reclamó «un acceso digital, moderno, en tiempo real y que sea específico para los notarios con todas las garantías; un sistema igual al de otros países como Francia, Italia, Alemania, Costa Rica o Marruecos que han exhibido sus sistemas». En el ciclo hubo invitados de todos estos países: Piergiulio Cinelli, miembro de la comisión informática del Consiglio Nazionale del Notariato (CNN); Hicham Sabiry, presidente del Consejo Nacional de la Orden de Notarios de Marruecos; Me Thierry Vachon, presidente del grupo de trabajo de Derecho inmobiliario del CNUE (Consejo de Notarios de Europa); y Philip Bender, candidato a Notario de la oficina de Bruselas de la Cámara Federal de Notarios de Alemania. Todos ellos explicaron qué modelos existen en sus países, que tienen en común la centralización de la información y su completa digitalización , facilitando así la colaboración con otros operadores jurídicos como el notariado. En otras palabras, coincidieron en recomendar un modelo único de registro electrónico como algo básico e imprescindible para la correcta sinergia entre las diferentes instituciones y su comunicación con los ciudadanos. Sin embargo, las soluciones que se propusieron para el caso español no fueron siempre las mismas. En otra mesa redonda hablaron Enrique Brancós, notario de Girona; Jesús Miranda, exdirector General del Catastro; Jesús Puebla, subdirector General de Gestión Catastral; y Guillermo Sandí, exdirector de la Dirección Nacional del Notariado de Costa Rica, y todos mostraron opiniones diferentes. Cantos y Puebla incidieron en la falta de colaboración entre el Catastro y el Registro , que según ellos tiene resultados catastróficos, a la vez que lamentaron la falta de digitalización. Esto último lo achacaron al anquilosamiento del Registro, que según Cantó «ve la informática como una amenaza y en lugar de enfrentarse al futuro ha decidido anclarse en el pasado». Miranda, en contraposición, se mostró en contra de esta colaboración, que para él «es innecesaria y no nos lleva a ningún término», y reivindicó poner los esfuerzos en la digitalización del Catastro más que en «la coordinación entre instituciones». Siguiendo esta línea, Brancós afirmó que «la información y las bases gráficas deben ser las que define el Catastro; no puede haber diversificaciones ya que solo generan confusión y además este proceso termina repercutiendo en los costes para el ciudadano». Por su parte, Sandí aportó su experiencia en el caso costarricense, en el que explicó que « pronto se vio que la coordinación entre el Registro y el Catastro era improductiva , por lo que se tomó la decisión de centralizar toda la información a través de una nueva institución: el Registro Inmobiliario , que además ha sido completamente digitalizado y las instituciones como el notariado tienen un acceso a él sencillo e inmediato». Según él, esto último «podría servir de modelo a otros países como España, que están teniendo fricciones en este ámbito». En la última sesión del ciclo tomó la palabra la subsecretaria del Ministerio Vivienda y Agenda Urbana , María de los Llanos Castellanos , que hizo hincapié en la delicada situación que atraviesa el país en materia de vivienda: «Estamos más necesitados que nunca de que haya colaboración de todas las partes para afrontar el reto que se nos plantea, que no es otro que garantizar el acceso a la vivienda de todos los ciudadanos en igualdad de condiciones». Habló de este problema –que no es otro que el de la falta de oferta de vivienda-, porque, según dijo, para solucionarlo será necesaria «la colaboración del notariado», pues se necesitan «datos públicos que nos permitan hacer una radiografía de la situación actual con plenas garantías: cuántas viviendas hay en alquiler, cuántas en venta, cuál es la renta media de los demandantes de viviendas, cuál es su edad de acceso…», dijo.

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