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Actividad económica: ya no parece “bache en el camino”

La debilidad en la actividad económica del cuarto trimestre del año pasado permeó al primer trimestre de este año. El PIB no registró crecimiento trimestral en 4T23 y el crecimiento en 1T24 fue un incipiente 0.3 por ciento ¿Qué datos tenemos del segundo trimestre? Por el lado de la oferta agregada, contamos con la aproximación mensual del PIB o IGAE de abril, que disminuyó 0.6 por ciento con respecto a marzo, así como la producción industrial de abril y mayo, que registraron tasas mensuales de -0.4 y +0.7 por ciento, respectivamente. En cuanto a los datos oportunos, como el Indicador IMEF de junio, el manufacturero lleva tres meses en terreno de contracción, es decir, por debajo del nivel de 50. Por su parte, el IMEF de servicios (no manufacturero) lleva 30 meses en terreno de expansión. Sin embargo, se observa una desaceleración. En el primer trimestre de este año promedió alrededor de 52 y en el segundo trimestre promedió 50.5, acercándose al umbral de 50.

Un cociente muy utilizado en la industria financiera y de pronósticos es la división entre dos componentes de los indicadores de difusión tipo PMI (o Purchasing Managers Index), como el Indicador IMEF: Nuevos pedidos entre inventarios. En este sentido, normalmente cuando este cociente se encuentra por arriba de 1.0 llega a anticipar un crecimiento de la producción manufacturera, debido a que el crecimiento de los nuevos pedidos es mayor que el de los inventarios, por lo que hay que producir más bienes para satisfacer el mayor número de pedidos. Asimismo, en muchas ocasiones, este cociente va más allá de la manufactura y ayuda a pronosticar el dinamismo de la actividad económica en general. Sin embargo, este cociente lleva cuatro meses consecutivos por debajo de 1.0 y además se ha estado reduciendo, de 0.98 en marzo de este año, a 0.90 en junio. Esto puede darnos indicios de que la actividad económica no observó un crecimiento significativo en el segundo trimestre del año y que la debilidad puede permear hacia la segunda mitad del año.

En cuanto al empleo, la tasa de desempleo en mayo se ubicó en 2.61 por ciento, muy cerca de su nivel mínimo histórico que se alcanzó en febrero de este año en 2.59 por ciento (al menos desde que el INEGI publica la serie a partir de 2005). Este dato no parece dar ninguna señal de desaceleración. No obstante lo anterior, el número de trabajadores permanentes registrados en el IMSS –que se toma como una aproximación al comportamiento del empleo formal–, registró una caída mensual de cerca de 30 mil empleos en junio, la segunda reducción consecutiva mensual y la tercera del año. Si bien hasta el mes de junio se han creado poco más de 540 mil empleos formales, esto representa una disminución significativa con respecto a los más de 785 mil empleos generados en el mismo periodo el año pasado. Adicionalmente, la caída en el número de empleos que se registró en estos últimos dos meses se observó en casi todos los rubros. Cabe señalar que observar tres meses de caída en el número de empleos registrados en el IMSS en un primer semestre es un comportamiento atípico.

Por el lado de la demanda agregada, el INEGI publicó recientemente los indicadores mensuales de inversión y consumo privado de abril. La inversión (fija bruta) continuó creciendo (0.9 por ciento) en abril, principalmente impulsada por la inversión en construcción (1.6 por ciento). Sin embargo, la compra de maquinaria y equipo cayó 0.8 por ciento. Asimismo, el consumo privado registró una caída mensual de 0.9 por ciento en abril, que se observó tanto en el consumo de bienes nacionales (-1.0 por ciento), como importados (-1.7 por ciento). Dos factores clave en el comportamiento del consumidor en México es el crecimiento real de la masa salarial y otro son las remesas.

En línea con la debilidad del consumo privado, la “masa salarial” que se puede obtener a partir de los datos del IMSS, también se ha desacelerado. En junio de este año registró una tasa real anual de 6.4 por ciento, por debajo del 10.0 por ciento que observó en junio del año pasado. Esta desaceleración se explicó por una disminución en la tasa anual de creación de empleo de casi 4.0 por ciento en junio de 2023 a 2.0 por ciento en junio de este año, así como por un menor incremento en el salario medio de cotización de 9.5 por ciento en junio de 2024 vis-à-vis 11.2 por ciento el año pasado. Si bien la tasa de inflación anual juega un papel importante en este cálculo, en esta ocasión no explicó el cambio debido a que se encuentra en 5.0 por ciento, el mismo nivel que en junio del año pasado, como lo reportó el INEGI la semana pasada.

Si bien las remesas registraron su mayor flujo del año con 5 mil 624 millones de dólares en mayo, esto significó una caída 0.9 por ciento con respecto al flujo de mayo del año pasado. Pero más importante aún, el poder de compra de estas remesas cayó 10.4 por ciento con respecto a mayo de 2023. 5.3 por ciento se debe a la apreciación anual del peso mexicano frente al dólar y 4.7 por ciento debido a la inflación. En términos reales, las remesas han caído 10.0 por ciento de enero a mayo de 2024, con respecto al mismo periodo del año pasado.

Así, llegamos a las expectativas de crecimiento para este año. La mediana de los pronósticos de crecimiento del PIB para 2024 de los analistas del sector privado que participan en la (julio 2024), se encuentra en 2.0 por ciento. Ésta se ha ido revisando a la baja desde 2.4 por ciento a inicios del año. Hacia delante, los datos a los que he hecho referencia en este espacio sugieren que continuaremos observando revisiones de las proyecciones a la baja, máxime que el consumo del gobierno se desacelera durante las transiciones de gobierno, a pesar del alto déficit fiscal aprobado para este año.

La “masa salarial real” es el crecimiento en el número de trabajadores permanentes y temporales urbanos registrados en el IMSS multiplicado por el salario medio de cotización del IMSS, en términos reales.

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