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Apagar el ruido y escuchar al otro: reforzar el diálogo y educar a ciudadanos virtuosos


                                 Apagar el ruido y escuchar al otro: reforzar el diálogo y educar a ciudadanos virtuosos

Mariano Jabonero es Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

En medio de la constante confrontación y la avalancha de noticias diarias, es vital que los organismos de cooperación internacional hagan un esfuerzo adicional para filtrar el ruido y promover el consenso. Vivimos en una sociedad polarizada, donde la disputa constante dificulta la discusión de temas profundos y complejos. Es esencial escuchar una variedad de voces para facilitar el diálogo entre diferentes, reconociendo la dignidad de cada ser humano. Promover el diálogo es también promover la ética y la no violencia.

El expresidente de Colombia, José Manuel Santos, mencionó que el proceso de paz en su país se basó en ver al otro como un adversario con el cual se quería convivir, no como un enemigo a eliminar. Aislar el ruido también implica identificar factores que amenazan el sistema de valores, el respeto al Estado de derecho y la ciudadanía activa.

Hasta ahora, nuestros esfuerzos se han centrado en proteger los derechos civiles y políticos, conforme al espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, con el avance de la democracia, la conciencia del Estado de derecho y la expansión de las libertades básicas, es necesario ir más allá de la filosofía tradicional de derechos humanos. La globalización y sus efectos, como la pobreza y la desigualdad, requieren nuevas acciones enfocadas en la sociedad civil internacional, según el filósofo Ralf Dahrendorf.

No basta con combatir la tortura; también es necesario luchar contra todas las formas de discriminación que restringen el ejercicio de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. La igualdad de género, un medio ambiente saludable, educación y salud de calidad, y la inclusión económica son fundamentales. Alcanzar estas metas es ambicioso tanto legal como políticamente.

Penalizar la pobreza extrema o la falta de acceso a servicios básicos es complicado, ya que pocas constituciones regulan estas carencias como violaciones de derechos humanos. Por eso, es urgente crear un marco que promueva la educación en valores éticos y ciudadanía democrática, esenciales para la convivencia, cohesión social y derechos humanos en el siglo XXI.

Necesitamos un esfuerzo colaborativo entre el sector público, privado y actores sociales para enfrentar las nuevas amenazas: migración, violencia, discriminación, desigualdad, corrupción, escasez de agua y servicios básicos, crisis climática y el uso indebido de redes sociales. Es crucial recuperar la confianza en el sistema, fortalecer competencias y habilidades con un compromiso ético con la democracia y los derechos humanos.

Es igualmente urgente propiciar espacios de diálogo intersectorial e intergeneracional para promover la escucha activa y frenar la polarización. Por ello, desde la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), hemos creado la Red Iberoamericana de Educación en Derechos Humanos para la Ciudadanía Democrática. Invitamos a empresas, instituciones públicas, organismos multilaterales, academia y sociedad civil a unirse para apagar el ruido tóxico y encender el diálogo y la escucha activa. Esta alianza estratégica es crucial para guiar a Iberoamérica hacia sociedades más cohesionadas, justas e inclusivas.

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