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España no tiene un laboratorio de armas químicas: Defensa responde a una campaña prorrusa

  1. Canal de propaganda prorrusa
  2. “Laboratorios de armas químicas en España”
  3. Una polémica de 1993
  4. “San Martín de la Vega, a unos 14 km de Madrid”
  5. Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA)
  6. Laboratorio de Verificación de Armas Químicas
  7. Análisis de agentes de guerra química
  8. España firmó el convenio que las prohíbe
  9. No desarrolla armas químicas ni biológicas
  10. Recintos con acceso restringido
  11. Uso de la química con fines pacíficos
Laboratorio del INTA.

La guerra por la invasión total de Ucrania que Rusia lanzó en febrero de 2022 está siendo especialmente prolífica en la extensión de la desinformación, la difusión de noticias e imágenes manipuladas y el uso de la propaganda no sólo entre los dos países implicados directamente en la guerra, sino también entre los aliados de uno y otro bando.

Una de las acusaciones en las que ha insistido el gobierno de Rusia desde el inicio de este conflicto es que Estados Unidos mantiene en Ucrania laboratorios secretos en los que se producen armas biológicas.

La alta representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Desarme ya declaró ante el Consejo de Seguridad en las primeras semanas de la guerra que no tenía constancia de la existencia de laboratorios de armas biológicas en Ucrania.

Pese a ello, posteriormente Rusia siguió insistiendo en reclamar en foros internacionales una investigación sobre esos supuestos laboratorios de armas biológicas, instalados por Estados Unidos, que según su versión existen en Ucrania de forma clandestina.

Estas acusaciones siguen circulando dos años después en los medios y canales de propaganda prorrusa. Lo llamativo es que algunos de estos canales en lengua castellana también señalan a España por, supuestamente, esconder u ocultar laboratorios de armas químicas y biológicas.

Canal de propaganda prorrusa

‘Vakulinchuk’ es el nombre de un canal de Telegram con más de 13.900 suscriptores. La descripción de su perfil es la siguiente: “Geopolítica para pobres”.

Las fotos de perfil son de Grigori Vakulinchuk, o más bien, del acto caracterizado como tal en la película ‘El acorazado Potemkin’. Es una de las películas centrales de la propaganda soviética, obra de Sergei Eisenstein: narra en tonos épicos la rebelión de los marineros contra sus mandos de ese buque militar ruso, en la revolución de 1905, considerada el precedente fallido de la Revolución Rusa de 1917.

El canal ‘Vakulinchuk’ difunde noticias y propaganda sobre la guerra de Ucrania, sobre el conflicto en Gaza (denomina a Israel “entidad sionista ocupante” y lo vincula a esvásticas) y sobre otras cuestiones geopolíticas del mundo, con un enfoque claramente escorado hacia posiciones prorrusas.

“Laboratorios de armas químicas en España”

‘Vakulinchuk’ publicó el 16 de junio un mensaje en el que recomendaba “un artículo muy interesante sobre los laboratorios de armas químicas en España”.

 

 

El artículo se publicó en la página web del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, que se define como “una entidad independiente de análisis de paz, seguridad, defensa y armamentismo dedicada a realizar investigación e incidencia política y social bajo un prisma de cultura de paz, sobre los efectos negativos del militarismo y los conflictos armados”.

El Centre Delàs d’Estudis per la Pau recibe subvenciones del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat de Cataluña.

El artículo difundido ahora por ‘Vakulinchuk’ y otros canales prorrusos como Rokot Tormenta (“En el mundo del ruido informativo somos portavoces de la verdad y la justicia”, se define, y suma 18.183 suscriptores) lo publicó el Centre Delàs d’Estudis per la Pau en diciembre de 2013.

 

 

Trataba del uso de armas químicas en la guerra civil en Siria. Eran años en los que el gobierno de Estados Unidos y otros países de la OTAN amenazaban con una intervención militar contra el régimen de Bashar al-Ásad, al que acusaban de utilizar armas químicas para combatir a los rebeldes.

Después de repasar esas acusaciones contra Siria, este think tank antimilitarista lanzaba la siguiente acusación:

-- “Pero, ¿realmente todos los Estados firmantes de la Convención contra las Armas Químicas están libres de pecado como para lanzar piedras? A estas alturas es harto conocida cuál ha sido la actividad “químico militar” de algunos países firmantes como EEUU, Inglaterra o Francia, y -en su día- Alemania, que producen, usan, almacenan y venden armamento químico. Pero, ¿está España libre de polvo y paja? Pues no. Entremos en el asunto”.

Una polémica de 1993

El artículo del Centre Delàs d’Estudis per la Pau recuperaba una noticia publicada en El País en 1993, con el titular “El Ejército posee una planta diseñada para fabricar armas químicas a solo 14 kilómetros de Madrid”.

“La nota periodística recogía el estupor causado en el Ministerio de Asuntos Exteriores -dirigido por el socialista Javier Solana- al conocerse el contenido de un documento remitido por el Ministerio de Defensa -encabezado por Julián García Vargas- en el que se consideraba “planta de producción de armas químicas” al complejo militar de La Marañosa, ubicado -como explicitaba el titular de la noticia- a 14 kilómetros de Madrid, dentro del Parque Regional del Sureste –zona de reserva integral-, en el municipio de San Martín de la Vega (14.189 habitantes)”, resumía la entidad antimilitarista. Esa noticia de El País fue rectificada, según los antimilitaristas.

A lo largo del artículo del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, extenso, se insistía en la idea que “las notas oficiales pueden desmentir lo que quieran, pueden plantear que La Marañosa no produjo, ni produce armamento químico, pero eso no responde a la verdad. Investigar en Defensa NBQ supone experimentar mediante actividades de alto riesgo y normalmente bajo secretismo oficial. Son actividades que implican el almacenamiento, manejo de sustancias químicas y biológicas así como la experimentación aunque sea en dosis moderadas, para la fabricación de equipos de protección eficaces frente hipotéticos ataques con armas químicas y NBQ”.

“San Martín de la Vega, a unos 14 km de Madrid”

Resulta que no es la primera vez que el mismo canal prorruso, ‘Vakulinchuk’, difunde que España fabrica armas químicas y biológicas en un laboratorio dependiente del Ministerio de Defensa.

En septiembre de 2022, cuando Rusia estaba en organismos internacionales su denuncia sobre la supuesta existencia de laboratorios de armas biológicas en Ucrania, ‘Vakulinchuk’ lanzó una publicación en la que aseguraba, entre grandes signos de exclamación, que “EEUU mueve sus biolaboratorios de guerra a países de Asia Central fronterizos con la Federación Rusa”.

 

 

El mensaje de este canal de propaganda favorable a la Rusia de Vladimir Putin hablaba de “planes para trabajar con patógenos, cuyo uso puede disfrazarse de brotes naturales”, “como el cólera, la tularemia, la peste, la fiebre del Congo-Crimea y los hantavirus”.

Acusaba a Estados Unidos de establecer laboratorios de armas biológicas cerca de sus enemigos: Rusia, China e Irán, lo que permitiría desatar en esos países epidemias.

Tras citar supuestos movimientos en Tayikistán, Uzbekistán, Kirguistán y Kazajstán, en Armenia y en Mongolia -todo ello copiado de otro canal prorruso, Rybar-, ‘Vakulinchuk’ introdujo su “aportación a la investigación”, que trataba “sobre la situación de los biolaboratorios militares en España” o laboratorios de guerra biológica.

“El cinismo de la OTAN (España incluida) es tan grande, que señalan con el dedo acusador a países que hace años que no tienen armas biológicas ni químicas (como la República Árabe Siria) pero han estado ocultando que ellos mismos sí tienen y utilizan instalaciones para desarrollar guerra biológica y química”, denunciaba el o los responsables de este canal.

Concretaba su acusación: “Me refiero al complejo de laboratorios que se encuentran en la localidad de San Martín de la Vega, a unos 14 km de Madrid. Esta es la ubicación para quien quiera consultarlo”, y añadía las coordenadas de esas instalaciones.

Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA)

El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) es el organismo público de investigación (OPI) dependiente del Ministerio de Defensa al que pertenece ese complejo de La Marañosa.

El INTA realiza actividades de investigación científica y de desarrollo de sistemas y prototipos en su ámbito de conocimiento y presta servicios tecnológicos a empresas, universidades e instituciones.

Está especializado en la investigación y el desarrollo tecnológico, de carácter dual, en los ámbitos de la Aeronáutica, Espacio, Hidrodinámica, Seguridad y Defensa.

Realiza ensayos para la comprobación y certificación de materiales, componentes, equipos, sistemas y subsistemas, ofrece asesoramiento técnico a entidades y organismos oficiales, así como a empresas industriales o de base tecnológica, y actúa como centro tecnológico del Ministerio de Defensa.

Laboratorio de Verificación de Armas Químicas

El INTA se divide en varias subdirecciones generales: Sistemas Navales, Sistemas Espaciales, Sistemas Aeronáuticos...

En la Subdirección General de Sistemas Terrestres se encuadra el Departamento de Sistemas de Defensa NBQ, que cuenta a su vez con tres áreas: de Defensa Nuclear, de Defensa Biológica y de Defensa Química.

En la web de este organismo de Defensa se puede encontrar información sobre el Laboratorio de Verificación de Armas Químicas (LAVEMA), del Departamento de Sistemas de Defensa NBQ.

El INTA presumió hace unos años que su Laboratorio de Verificación de Armas Químicas había superado con éxito “el ensayo de intercomparación número 48 promovido por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ)”.

Análisis de agentes de guerra química

Destacó entonces que era “el único laboratorio de habla hispana designado por la OPAQ desde el año 2004 para el análisis de agentes de guerra química y compuestos relacionados en matrices medioambientales y está acreditado según la norma ISO17025”.

La Organización para la Prohibición de Armas Químicas disponía de una red de veintiún laboratorios designados a nivel mundial, entre los que se encontraba el Laboratorio de Verificación de Armas Químicas del INTA.

“Para mantener la designación, es necesario participar al menos en uno de los dos ejercicios de intercomparación (Proficiency Test) organizados anualmente por la OPAQ, y obtener resultados satisfactorios”, explicaba.

Esos ensayos de intercomparación consistían en analizar seis muestras medioambientales y confirmar la presencia de agentes de guerra química y compuestos relacionados mediante diferentes técnicas analíticas en un periodo máximo de quince días desde que se reciben las muestras.

“El LAVEMA se ha presentado al 48º Proficiency Test en octubre de 2020, y el 8 de febrero de 2021 la OPAQ ha remitido a los laboratorios participantes los resultados de la evaluación. El LAVEMA ha obtenido la máxima puntuación, al identificar todos los compuestos químicos presentes en el ensayo de intercomparación”, se felicitó el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial.

España firmó el convenio que las prohíbe

Confidencial Digital se puso en contacto con el INTA, para plantearle varias preguntas, como por ejemplo si la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) ha certificado de alguna forma que el Laboratorio de Verificación de Armas Químicas sólo tiene capacidad de análisis de agentes químicos, pero que no tiene capacidad para producir agentes químicos.

A este respecto, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial explica que los estados firmantes de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenamiento y Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción, entre ellos España, han declarado la destrucción de todos los arsenales de armas químicas y de sus instalaciones de producción.

Esa convención “estableció por primera vez en la historia el control internacional de armamento químico, mediante un sistema estricto de verificación internacional que recoge la información sobre instalaciones químicas y realiza inspecciones periódicas para supervisar su cumplimiento”.

Para velar por el cumplimiento de la convenció se creó en 1997 la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. Su principal misión es eliminar cualquier tipo de arma química en todo el mundo, y para ello comprueba la destrucción de todas las armas químicas existentes y cuida de que no se produzcan nunca más.

Dispone de un grupo de inspectores que comprueban in situ la destrucción de las armas químicas y verifican el almacenamiento limitado de los agentes de guerra química para usos permitidos por la convención sobre armas químicas.

No desarrolla armas químicas ni biológicas

“El Laboratorio de verificación de armas químicas del INTA es uno de los 28 laboratorios designados por la OPAQ para el análisis de muestras medioambientales contaminadas con este tipo de compuestos”, destaca de nuevo el INTA.

Este organismo autónomo del Ministerio de Defensa señala que no desarrolla ni fabrica “ningún tipo de arma química ni biológica”.

Los laboratorios tanto del Área de Defensa Química como los del Área de Defensa Biológica se utilizan para validar equipos y plataformas vehiculares con detectores NBQ, realizan cursos de formación y entrenamiento a los equipos de primera intervención, y asesoran al Ministerio de Defensa.

“Siempre”, enfatizan, “con el objetivo de prevenir la amenaza [NBQ], o en el caso de producirse un atentado, diagnosticar de forma inequívoca y en el menor tiempo posible el agente utilizado, para instaurar lo antes posible las medidas de tratamiento, profilaxis y descontaminación frente al mismo”.

Recintos con acceso restringido

¿Qué medidas que se adoptan en el Laboratorio de Verificación de Armas Químicas para evitar que los agentes químicos que allí se manejan puedan salir de forma descontrolada del laboratorio?

ECD planteó esa pregunta al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, que respondió que en ese laboratorio “los compuestos químicos utilizados como estándares para optimizar métodos de tratamiento de muestra y análisis mediante técnicas cromatográficas están presentes en concentraciones de partes por millón”.

Los técnicos del laboratorio registran las disoluciones preparadas para asegurar la cadena de custodia y la trazabilidad del manejo, y las disoluciones se almacenan en recintos controlados de temperatura con acceso restringido.

Existe en España la Autoridad Nacional para la Prohibición de las Armas Químicas (ANPAQ), un organismo colegiado formado por varios ministerios (Exteriores, Defensa, Industria...). Se encarga de controlar el uso en España de compuestos clasificados por la Convención de Armas Químicas, y transmitir la información a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas.

El Área de Defensa Química del INTA envía anualmente a la autoridad nacional la relación y consumo de compuestos clasificados por la convención, para que la autoridad nacional envíe la documentación a la OPAQ y se asegure el control de su utilización.

ECD también quiso saber si el Laboratorio de Verificación de Armas Químicas del INTA realiza habitualmente análisis por encargo de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas.

Desde el INTA señalaron que “el análisis de muestras reales enviadas por la OPAQ a laboratorios designados es información confidencial, según requisito de la OPAQ”.

Uso de la química con fines pacíficos

Ante la consulta de Confidencial Digital relacionada con esas acusaciones que circulan en canales prorrusos, y antes en ambientes antimilitaristas, desde el INTA incluso ofrecieron organizar una visita a cualquier centro, departamento o laboratorio.

Por último, este organismo autonómico del Ministerio de Defensa subraya su contribución a la defensa española ante agentes de guerra química: “El Área de Defensa Química del INTA-Campus La Marañosa, realiza un esfuerzo permanente en actividades de I+D para resolver con éxito los retos analíticos que se le encomiendan”.

Añade que “el disponer de un laboratorio designado por la OPAQ como el LAVEMA, es una necesidad estratégica tanto a nivel nacional como a nivel internacional ya que contribuye a hacer un mundo más seguro y a promover el uso de la química con fines pacíficos”.

Certificación de la OPAQ.

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