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Los ejercicios que estimulan el desarrollo de los niños con TDAH cuando no están en clase

Abc.es 

El 'síntoma' más conocido de los niños que tienen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (más conocido por sus siglas, TDAH ) es, sin duda, la inquietud motora. Pero, ¿puede el movimiento cambiar el curso del aprendizaje de estos menores, afectado en la mayoría de las veces? ¿Existen técnicas o actividades físicas específicas que hayan demostrado ser particularmente efectivas cuando se aplican en este tipo de menores? ¿Hay métodos para que los padres puedan integrar el movimiento y la actividad física en la vida diaria de sus hijos para apoyar su desarrollo? ¿Algunos específicos de esta época del año? Esto es lo que apunta al respecto Ana María Madrigal Nieto, coordinadora del título 'Experto Universitario en TDAH' de UNIR: ¿Qué papel juega el movimiento en el aprendizaje de los menores con este trastorno? Antes de nada sería bueno tener en cuenta que hablamos de niños, personas con TDAH y no del TDAH en general y en cada persona se manifiesta de modo diferente. No podemos olvidar que el movimiento es el motor del aprendizaje y esto ha sido validado por diferentes autores desde Piaget. El movimiento reduce el cortisol y de esta manera mejora la memoria y el aprendizaje . Esto, ¿por qué motivo sucede? Al reducirse el cortisol permite al niño estar más atento y centrado y con menos necesidad de movimiento. Es importante, no obstante, darles descansos activos, que les permitan movimientos reguladores para mejorar su control postural. En la escuela, por ejemplo, se pueden aprovechar oportunidades como las salidas al baño, sacar punta en la papelera, recoger o llevar algo a secretaría. ¿Mejoraría su actitud, su sueño y por tanto su concentración y aprendizaje si practicasen todos los días una hora al menos de ejercicio físico? No se trata tanto de la cantidad de tiempo dedicado al ejercicio físico, sino de buscar la eficacia del deporte, es decir, aquella disciplina que les ayude a mejorar el comportamiento, autocontrol y la disciplina, para que de este modo sean capaces de canalizar la agresividad y el enfrentamiento. Este ejercicio físico, ¿tiene que ser vigoroso o, por el contrario, debe ser suave? Según hablemos de niños con TDAH o TDA y dependiendo de su situación, les ayudará más un tipo u otro. En el caso de niños con TDAH por lo general les resultará mejor un ejercicio físico vigoroso que les permita soltar toda la adrenalina, mientras que en el caso de un TDA les puede ayudar más un ejercicio físico suave, enfocado a centrar su atención. ¿Existen técnicas o actividades específicas que hayan demostrado ser particularmente efectivas? Sí, podríamos hablar de tres tipos: Las dirigidas a centrar la atención: En este caso, los juegos de mesa como las damas y el ajedrez son muy eficaces, también tocar instrumentos. Las enfocadas a redirigir la fuerza y mejorar las relaciones sociales, como el fútbol, el baloncesto... Y, en general, los deportes de equipo. También la natación. Después, aquellas con las que se busca el control postural y la gestión emocional. Esto se lograría con la puesta en marcha de actividades de relajación como mindfulness, el yoga o, incluso, el aeróbic. Está claro que el movimiento es importantísimo, vital. Pero en algunos niños con hiperactividad, ¿puede a veces producir un efecto contrario de 'aceleramiento'? Por eso es importante tener en cuenta específicamente al niño con TDAH o TDA y el TDA o TDAH en general. De este modo aplicaremos los ejercicios necesarios para cada persona concreta. Es por ello por lo que se dice que no hay enfermedades, sino enfermos. ¿Qué métodos existen para que los padres puedan integrar el movimiento y la actividad física en la vida diaria de sus hijos para apoyar su desarrollo? Estos son algunos posibles ejercicios que los padres pueden realizar con sus hijos, que son útiles para cualquier niño, aprovechando las vacaciones de verano. -Arrastre y gateo: en el suelo de casa/alfombra -Marcha: aprovechar las excursiones que se organicen los fines de semana. -Voltear y «hacer la croqueta» en el césped. -Nadar, bucear. -Caminar por los bordillos. -Subir y bajar escaleras alternando los pies. -En el parque: jugar con los columpios y las barras de braquiación, tirarse por el tobogán. -Montar en bicicleta. -Aprender a patinar. -Mantener una buena postura al sentarse en la mesa, con la espalda recta apoyada en el respaldo. -Ejercicios de coordinación motora: -Saltar a la cuerda, aros. -Correr durante unos minutos. -Trepar. -Lanzar y recibir pelotas. -Jugar con los cubos en la arena. -Jugar al tenis, pádel o baloncesto. -Ensartar cuentas de collares, pulseras. -Rellenar y colorear dibujos sin salirse. -Puntear, recortar con tijeras. -Jugar con plastilina. -Abrocharse los botones y/o los cordones. -Expresar emociones delante de un espejo: poner cara alegre, triste, asco, sorpresa, enfado. -Soplar velas hinchando fuerte las mejillas. -Hacer burbujas con una pajita. -Hinchar globos. -Mover la lengua dentro y fuera de la boca. -Masticar un chicle de manera imaginaria. -Caminar mirando al frente y levantando las rodillas, agarrados solo con una mano en el borde, a paso lento. -Caminar mirando al frente, sin agarrarse en el borde, levantando la rodilla derecha y tocándola con la mano izquierda y, posteriormente, levantar rodilla izquierda y tocarla con la mano derecha. -Coger la tabla y recorrer la piscina de un extremo a otro pataleando lo más fuerte posible. La espalda y las piernas deberán estar rectas y firmes. Se repetirá la acción pero con el tubo, una vez dominado el ejercicio anterior. Comenzar con el nado a crol -puede usarse el tubo las primeras veces, si se considera necesario-.

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